viernes, 30 de noviembre de 2018

Esto es lo que pasa cuando te aguantas la orina




Puede que no lo parezca, pero la vejiga adulta puede contener hasta medio litro de orina antes de que sintamos la necesidad de ir al baño.
Nuestro cuerpo sabe cuánto se acumula porque la pared de la vejiga está llena de pequeños receptores que envían un mensaje a nuestro cerebro cuando la vejiga alcanza su máxima capacidad.

Afortunadamente, la mayoría de nosotros tiene control total sobre la función de la vejiga, de modo que cuando recibimos este mensaje, podemos optar por aliviarnos de inmediato o mantenerlo un poco, sea por la circunstancia que sea (no hay un baño cerca, vamos en el coche...).
Pero, ¿qué estamos haciendo exactamente con nuestro cuerpo cuando retenemos toda esa orina?

Es normal intentar aguantar la necesidad de orinar de vez en cuando.

La capacidad normal de la vejiga es de unas 2 tazas de líquido e incluso menos para un niño. La vejiga puede estirarse para contener más que esto, pero hacerlo con demasiada frecuencia puede ser peligroso.

Consecuencias de aguantar el pipí demasiado tiempo
 En un adulto sano, mantener ocasionalmente la orina no causará problemas, pero puede haber algunos efectos no deseados si se convierte en un hábito. Cuando la vejiga se llena a la mitad con líquido, envía una señal al cerebro de que es hora de orinar. El cerebro crea la necesidad de orinar mientras le dice a la vejiga que se aguante. No hay reglas estrictas sobre cómo y cuándo es seguro contener el pipí. Y algunas personas pueden ser más propensas a los efectos secundarios que otras.

1. Dolor
 Las personas que regularmente ignoran la necesidad de orinar pueden sentir dolor en la vejiga o los riñones. Incluso hacer pis puede doler. Los músculos también pueden permanecer parcialmente apretados después de que se libera la orina, lo que puede provocar calambres pélvicos.


2. Infección del tracto urinario
En algunos casos, mantener la orina durante demasiado tiempo puede hacer que las bacterias se multipliquen. Esto puede conducir a una infección del tracto urinario. El consejo de no aguantar el pis demasiado tiempo es especialmente válido si el individuo tiene un historial de infecciones urinarias frecuentes.
Las personas que no beben suficientes líquidos pueden tener más probabilidades de desarrollar una infección del tracto urinario, ya que la vejiga no le dice al cuerpo que orine con la suficiente frecuencia. Esto puede causar que las bacterias se propaguen a través del tracto urinario, lo que lleva a una infección. Entre los síntomas se encuentran: sensación de ardor o escozor durante la micción, orina fuerte o fétida u orina sangrienta/muy oscura.

3. Estiramiento de la vejiga
A largo plazo, mantener la orina regularmente puede hacer que la vejiga se estire. Esto puede dificultar o imposibilitar que la vejiga se contraiga y libere la orina normalmente. Si esto sucede, pueden ser necesarias medidas adicionales, como un catéter.

4. Daño a los músculos del suelo pélvico
Retener frecuentemente la orina puede dañar los músculos del suelo pélvico. Uno de estos músculos es el esfínter uretral, que mantiene la uretra cerrada, para evitar que la orina se escape. Dañar este músculo podría provocar incontinencia urinaria. Hacer ejercicios del suelo pélvico, como los de Kegel, puede ayudar a fortalecer estos músculos y prevenir fugas o reparar la pérdida muscular.

La vejiga puede estallar?
Un mito común es que la vejiga estallará si una persona retiene el pipí demasiado tiempo. Aunque esto es extremadamente raro, sí que es posible. Es mucho más probable que la vejiga simplemente anule los músculos que retienen la orina, causando que la persona haga pis accidentalmente.

Así que, a modo de resumen, retener el pis ocasionalmente no tiene por qué causar daño. Sin embargo, hacerlo regularmente puede aumentar el riesgo de infección u otras complicaciones.


miércoles, 21 de noviembre de 2018

Pinares, la desconocida región de Burgos que parece Noruega




Esta inexplorada comarca burgalesa, en el sudeste de la provincia, transcurre entre descomunales bosques de pinos, lagunas glaciares, romerías, cantos gregorianos, necrópolis, rutas de senderismo y contundentes ajos carreteros para levantar a un muerto.

 La recorremos.

Apadrina tu tumba en el cementerio original de 'El bueno, el feo y el malo' de... Burgos

Lejos de la Ribera del Duero y no tanto de Atapuerca, dos de las regiones más conocidas de Burgos, surge que bien podría ser Noruega o Finlandia por la generosa naturaleza virgen que la tapiza. Hablamos de la comarca de Pinares (el nombre está completamente justificado: aquí se encuentra la superficie de bosque modelo de pinos más grande de España), bastante escondida para los turistas que visitan la provincia castellanoleonesa. Lo que sí les suena es el Monasterio de Santo Domingo de Silos. Y todo gracias a los cantos gregorianos con los que sus monjes benedictinos entraron en las listas de ventas de medio mundo en los años 90, «convirtiéndose en todo un fenómeno social, no sólo musical, en Estados Unidos», apostilla Roberto Rodríguez, uno de los religiosos, quien recuerda que el lugar también se menciona en obras como El mejor alcalde, el rey, de Lope de Vega e incluso de forma más velada en El nombre de la rosa, de Umberto Eco.
Los monjes de Silos
Hoy, los monjes han recuperado su vida lejos de los focos, aunque le cogieron el gusto a eso de mostrarse al público y ahora cuelgan cada semana un vídeo de 60 segundos en su canal de YouTube y en su cuenta de Instagram dando a conocer su día a día monacal. Éste incluye la elaboración de una ginebra artesanal, Silos, destilada 11 veces en alambiques de cobre del siglo XIX, en colaboración con el alcalde del pueblo, Emeterio (Eme) Martín. «En el siglo X recorrían estos valles sembrados de enebrales milenarios», dice el político mientras muestra los platos locales que no hay que perderse y que ofrecen en el restaurante del hotel Tres Coronas, en plena Plaza Mayor. A saber: morcilla de la tierra, picadillo en adobo, setas salteadas, lechazo... Y para acabar, claro, un digestivo gin tonic a golpe de Silos.

Eso sí, el guiso por excelencia de la zona es el ajo carretero. O una más que contundente caldereta a base de cordero, tomate, cebolla y ajo cocinada a fuego de leña en un caldero de barro y servida dentro de una gigantesca hogaza de pan. Uno de los mejores lugares para probarlo es el mesón El Molino, perteneciente a la localidad de Vilviestre del Pinar y bucólicamente perdido en medio del bosque. No hay nada más alrededor. «Este plato se mantiene en perfectas condiciones siete días, ya que era la comida de los carreteros [de ahí el nombre], que salían a trabajar durante semanas sin saber cuándo volverían», cuenta José Luis Sarmiento, uno de los camareros. Con el objetivo de rescatar estas profesiones, el restaurante ha montado un pequeño Museo Carretero, con fraguas y potros para herrar incluidos.

La mayoría de los 23 municipios que forman parte de la comarca de Pinares pertenecieron a la Cabaña Real de Carreteros, creada por los Reyes Católicos en 1497 y que aglutinaba a los trabajadores del sector que trasladaban la madera con sus carros de bueyes. «Que aquí estuviera el mayor bosque patrio de pinos tiene la culpa», relata Asier Pascual, arqueólogo y guía de Regumiel de la Sierra, una de las zonas por donde discurrían estos complicados caminos, «de los que incluso salió la madera de los barcos de la Armada Invencible», continúa.

Entre dinosaurios y cañones 
De hecho, se sigue practicando el «comunismo serrano», por el que los vecinos se reparten los beneficios obtenidos del negocio maderero. También cuenta Pascual que en la cercana cueva de Covarnantes se refugió el cura Merino, popular guerrillero que luchó contra Napoleón en la Guerra de la Independencia. Y que a dos pasos está El Frontal, el segundo mayor yacimiento de huellas de dinosaurios del mundo, con más de 5.000 registradas.

El paseo sigue en el Comunero de Revenga, un territorio cuya jurisdicción comparten tres ayuntamientos (Canicosa, Regumiel y Quintanar de la Sierra, con su característico frontón de la Plaza Mayor) famoso por su necrópolis con 133 tumbas antropomórficas del siglo X y por albergar una de las romerías con más tradición de Burgos. La homenajeada es la Virgen de Revenga, patrona, como no podía ser de otra manera, de los carreteros. Durante la fiesta, celebrada en mayo, no faltan puestos para hartarse de almendras garrapiñadas o comprar jabón de leche de burra, huchas de barro con forma de cerdito y cassettes de Manolo Escobar o Julio Iglesias. Que todavía existen, sí:tres cintas, cinco euros.

Es hora de calzarse unas deportivas y marcarse una ruta de senderismo (a pie o en bici: a gusto del consumidor) por las lagunas de origen glaciar de Neila (más fotogénicas imposible) y el Cañón del río Lobos, dos de los hits naturales de Pinares. Las primeras (y en concreto, la Negra)esconde el mayor circo y mejor formado del Sistema Ibérico. El segundo, sólo superado en tamaño en España por el del Duratón (Segovia), transcurre entre miradores, puentes romanos y hasta tipis indios donde pasar la noche.
fuente : el mundo


sábado, 17 de noviembre de 2018

La trampa de los jardines de Sabatini de Madrid




Este secreto es uno de los nombres con más trampa de todo el callejero de Madrid. Hablo de los Jardines de Sabatini, los cuales, por su belleza y situación, a la vera y custodia del Palacio Real, son un espacio verde con un alto cupo de visitas, día tras día. Seguramente a muchos de sus visitantes les sorprendería saber, en contra de lo que parece indicar su nombre, que el arquitecto Francesco Sabatini no tuvo nada que ver con su diseño. Dicho esto, nos surgen de modo inmediato dos dudas ¿Entonces, por qué figura su nombre en la nomenclatura? Y es más ¿Entonces, quién los diseñó?

Para ello, hay que recordar que en este terreno, al lado de la inmensa residencia regia, se ubicaron las caballerizas reales. Éstas estaban compuestas por una serie de construcciones en las que se guardaban a buen recaudo animales, carrozas e incluso coches de la realeza. Era, salvando las distancias, un pueblito a pequeña escala donde vivía buena parte del servicio del Palacio Real y que a su vez servía de enorme almacén. Así como hoy muchas viviendas de nueva obra vienen con trastero, el Palacio Real contaba con este gigante anexo que, éste sí, fue diseñado por el padre de la Puerta de Alcalá, Sabatini.

Lo que ocurrió es que al proclamarse la Segunda República, en 1931, el Gobierno se incauta de estas propiedades de la Corona para cedérselas al Ayuntamiento de Madrid y así destinarlas a parque público. Algo más de 2,5 hectáreas que pasarían a ser parte del patrimonio de toda la ciudadanía. El encargado de dar forma y su aspecto actual a este nuevo parque fue el arquitecto zaragozano Francisco García Mercadal aunque su nombre apenas es conocido y mencionado. Él dispuso estos jardines a varias alturas, en los que destacada su gran fuente y los parterres y arbustos haciendo formas geométricas. A pesar de su destacado trabajo, el pueblo madrileño continuó llamando a este espacio verde Jardines de Sabatini, en recuerdo de aquellas desaparecidas caballerizas y así se ha quedado hasta nuestros días. Algo que parece que ya no tendrá marcha atrás. Curioso este secreto de Madrid, ¿Verdad?
Fuente: secretos de madrid. 

martes, 13 de noviembre de 2018

Para saber si estás quemando más calorías, mira la hora que es




Consumimos hasta un 10% más de calorías al final de la tarde que a primera hora de la mañana.

Existen múltiples factores que pueden influir en la cantidad de calorías que quemamos a lo largo de una jornada: desde la actividad física que realizamos a la dieta que consumimos, pasando por nuestras horas de sueño, que también son muy importantes. Pero, según un nuevo estudio estadounidense, tu ritmo circadiano –los procesos que controlan el reloj biológico para que todo funcione a la perfección– también influye. De esta manera, apuntan, hay horas del día durante las que tu organismo quema muchas más calorías que a otras, y eso sin que hagamos nada especial para ello

Hallan unas células clave para regular los ritmos circadianos

Según esta investigación reciente, llevada a cabo por expertos del Hospital de Brigham y de Mujeres de Boston y publicada por la revista Current Biology, cuando estamos en reposo –y la energía que precisamos está destinada a funciones como la respiración y la circulación sanguínea–, los seres humanos quemamos en torno a un 10% más de calorías durante la tarde y a última hora de la tarde que ya por la noche y de madrugada, lo que equivale a 130 calorías adicionales quemadas sin tener que hacer nada para conseguirlo.

La doctora Jeanne Duffy, coautora de este estudio, reconoce que no resulta del todo evidente si las personas deberíamos reorganizar nuestra agenda para realizar el ejercicio físico y tomar alimentos en torno a esas horas de la tarde; pero sí destaca que se tendría que evitar el consumo de calorías tarde en la noche y a primera hora de la mañana. Así, que la próxima vez que sientas la tentación de levantarte a altas horas de la madrugada para picar algo del frigorífico, ten todo esto en cuenta.

“Por ejemplo”, explica Duffy en declaraciones que recoge Time, “si nos levantamos una o dos horas antes y desayunamos en ese momento, podríamos estar tomando esos alimentos no solo en un momento en el que nuestro organismo no está preparado para lidiar con ellos, sino en un instante en el que necesitamos menos energía para mantener nuestras funciones vitales. Por esa razón, el mismo desayuno puede dar como resultado una cantidad de calorías extra almacenadas.

En un recinto sin reloj ni ventanas

En este experimento de laboratorio, que se desarrolló durante un total de 37 días, participaron siete individuos de entre 38 y 69 años que se sometieron a un control estricto por parte de los investigadores: desde las dietas que ingerían hasta su exposición a la luz, con el objetivo de observar el impacto natural de los ritmos circadianos en sus organismos. Para ello, las personas vivieron en un recinto cerrado, sin ventanas, sin poder consultar el reloj ni acceso a ningún tipo de comunicación (teléfonos o internet). Asimismo, se regularon sus horas de sueño: atrasaban sus horarios cuatro horas cada noche para manipular la relación entre el sueño y el reloj biológico, de manera que su ciclo circadiano funcionaba solo en base a factores internos.

Los sujetos estaban equipados con sensores para medir su temperatura corporal y los investigadores constataron que dicha temperatura era más baja –y quemaban menos calorías– cuando los ritmos circadianos se correspondían con la noche y la madrugada; mientras que era más alta –y se quemaban más calorías– unas doce horas más tarde. Es decir, al final de la tarde.

Según los resultados de este estudio, las interrupciones del ritmo circadiano que sufren los empleados con horarios poco usuales, con trabajos a turnos –aquellos que deben ir rotando para desempeñar sus fuciones de mañana, tarde o noche en un periodo determinado de días o de semanas– y nocturnos, podrían estar asociadas con una serie de problemas de salud, como la obesidad, la diabetes tipo 2 o el deterioro cognitivo, entre otros.
Duffy subraya que nuestros relojes biológicos están “programados para estar listos de cara a hacer las cosas a horas regulares del día y para que funcionen de forma óptima. Cuando nos quedamos despiertos toda la noche para trabajar, estamos trabajando contra esos relojes biológicos internos”. “No estará programado de manera óptima para lidiar con el hecho de que está comiendo a las tres de la mañana cuando lo normal es que no ingiramos alimentos durante la noche”, añade.
Fuente: muy interesante 

jueves, 8 de noviembre de 2018

Grandes Nevadas



La gran nevada de la Navidad de 1926

Entre el 25 y el 27 de diciembre de 1926 nevó en una de las zonas donde es menos común que suela hacerlo. Muchos alicantinos vivieron una autentica blanca Navidad ya que desde esa misma noche comenzaron a caer copos en la provincia. Cerca de unos 2 metros de nieve se registraron en la montaña del interior de Alicante. Además, la nieve llegó a cuajar en otras ciudades costeras como Almería, Málaga, Torrevieja o Cartagena.


Más de medio metro en Burgos en 2004

Es difícil evaluar cuál fue el invierno que tuvo la mayor nevada del siglo XXI, ya que depende de la zona y región. Pero la ciudad de Burgos, en el año 2004, podría ostentar este título. El espesor de nieve en diferentes zonas de la ciudad osciló entre los 50 y 70 cm. El temporal de nieve obligó a cerrar una de las carreteras más transitadas de nuestro país, la A-1, dejando atrapadas a miles de personas.


La nevada más caótica: año 2009 en la ciudad de Madrid

Nieve y frío, una combinación nefasta en la capital de España en enero del año 2009 que dio lugar a carreteras intransitables, trenes con retraso e incluso el cierre del aeropuerto Adolfo Suárez durante más de cinco horas. Las cantidades no fueron demasiado abundantes -no superaron los 5 cm en la ciudad y los 7 cm en Barajas- pero fueron suficientes para hacer de esta una de las nevadas más caóticas de la historia.

Y en el futuro ¿más o menos probabilidad de nevadas fuertes?

El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático analiza los efectos del calentamiento global y las proyecciones en el futuro. En el caso de las nevadas es complicado establecer si tendremos más o menos frecuencia e intensidad de este tipo de precipitación. Está claro que la tendencia es a un aumento de la temperatura y en algunas zonas, a pesar de que podría llover menos, podría hacerlo de forma más torrencial como en el Mediterráneo.

Cuanto más cálido está el aire mayor es la cantidad de vapor de agua que puede sostener y mayor es la precipitación que se puede producir. Si además aumenta la temperatura de la superficie de los océanos, aumenta la evaporación y, por tanto, la fuente de vapor de agua para formar nubes.

Podría producirse un aumento de nevadas copiosas en un entorno más templado cerca de los cero grados. Sin embargo, los estudios no son claros al respecto. Habrá que esperar un tiempo para poder determinar si en un futuro viviremos nevadas más severas que algunas de las que nos han acompañado en nuestra historia.
Según Quo .

miércoles, 7 de noviembre de 2018

Los vecinos mas peculiares de la Plaza Mayor (Madrid)





Anónima e invisible para muchos, la Calle de la Sal es sin duda, una de mis predilectas de este bullicio llamado Madrid. En su brevísimo trazado, que va desde la Plaza Mayor hasta la Calle de Postas, la condensación de secretos es altísimo. Estoy convencido de que ninguna vía puede presumir de encerrar tantas curiosidades y guiños en tan pocos metros. Hoy os quiero comentar uno de ellos.

Si el jaleo y el continuo vaivén de personas nos lo permite, os recomiendo levantar la mirada sobre una de sus fachadas, la que se funde con Postas. En ella descubrimos varios coloridos trampantojos, unas viñetas que casi nos evocan un aspecto de cómic urbano, especie de 13 Rue del Percebe en la que merece la pena fijarse. Esos secretos de Madrid a la vista de todos pero que no cualquiera puede ver.

¿Alguna vez te habías en ellos? Fueron un encargo que realizó el Ayuntamiento de Madrid al genial Antonio Mingote. En ellos, si nos detenemos unos instantes, vamos a ver a unos personajes que, al menos de oídas todos conocemos. Los cuadros representan a diferentes personajes del mundo galdosiano de Fortunata y Jacinta. De hecho, en el primer lienzo de todos, aparecen el propio Benito Pérez Galdós junto a Fortunata y Jacinta y el otro protagonista de la novela, Juanito Santa Cruz.

Así que, allí habitan estos vecinos tan estáticos como llamativos, observando desde sus planas ventanas a los cientos de personas que caminan a sus pies a diarios. Unos personajes literarios que se hacen más reales que nunca en esta callecita de Madrid.
Fuente: secretos de Madrid


lunes, 5 de noviembre de 2018

Ruta de la lana por la sierra de la Demanda



Uno de los pueblos que transcurría el camino de la lana por la sierra de la Demanda fue:
Pineda de la Sierra 100 habitantes a 1.211 m. de altitud. Se encuentra en la zona alta del Valle del Arlanzón custodiada por los montes S. Millán y Mencilla, en la unión del río Arlanzón y el arroyo Barranco Malo. Está dividida en dos barrios separados por el arroyo Barranco Malo, que deja en la margen izquierda el Barrio y en la derecha el Ondevilla. La parte más elevada de este último cuenta con los principales edificios. En su arquitectura serrana destacan las típicas casonas y la casa rural tradicional con sus chimeneas cónicas. Las casonas son verdaderos palacios nobles de los siglos XVII y XVIII. Las construían ricos y grandes ganaderos trashumantes asentados en la villa para aprovechar sus abundantes pastos. Entre ellas destaca La Casona, hoy posada, notable edificio perteneciente a la familia de Mª Cruz Ebro.

La riqueza de sus pastos, unida al privilegio concedido por Sancho IV a sus vecinos en 1287, que les eximía de tributos para 15.000 cabezas de ganado ovino, así como el alto precio de la lana, fueron causa para que las familias nobles se asentaran en Pineda. Entre ellas, los Ladrón de Guevara, Villalobos, Sandoval, Andrade, grandes ganaderos y terratenientes poderosos en la zona serrana. La villa de Pineda siempre contó con unas 18.000 merinas trashumantes y 3.000 churras, lo que suponía una gran riqueza en producción lanera. En el s. XIX decayó la ganadería merina y se ausentó la nobleza. A pesar de ello, la ganadería estante se mantuvo. A finales del s. XIX y durante el s. XX siguen con merinas los Ibáñez, los Hernáiz, los Ebro y los Gil de la Cuesta. 
Los precios de la lana cayeron en el s. XX. La ganadería, y el pastoreo como oficio, se mantuvieron con rebaños propios. Hoy (2009), Adolfo ha trasmitido a sus hijos la ilusión de la ganadería y mantienen unas 1.000 ovejas churras. Dicen que las ganancias son pocas para el sacrificio que supone el oficio de pastor.
A mediados del s. XIX, aún estaba “activa” una fábrica lavadero de lanas compuesta por una casa grande, con sus oficinas y apartados para el esquileo con su cocina. “Una casa-lavadero con caldera, tinos, canal y demás pertenecidos” que nos sitúa en el pasado floreciente de la trashumancia por la Cañada Segoviana. Estaba instalada junto al arroyo Barranco Malo, cerca del puente que comunica los dos barrios, donde aún se puede contemplar la casa grande, próxima al arroyo.

 El secado de la lana se efectuaba en el lugar conocido como “era de la lana”, encima de la Iglesia, en lo alto del pueblo. Al lado se encontraba el almacén para sacas, conocido como Estiba.
Fuente: el libro rutas de la lana


jueves, 1 de noviembre de 2018

Lugares para pasar miedo en Madrid




Hoy os propongo pasar miedo pero de verdad, nada de calabazas ni de fantasmas de cuerpo de sábana y arrastrando una bola. Os pongo sobre la mesa un lugares de Madrid por los que sobrevuelan muchas preguntas sin responder, misterios que anhelan una respuesta. Relatos en muchos ocasiones vinculados con el más allá. ¿Te atreves a acompañarme?

Casa de las Siete Chimeneas
Seguramente la casa más misteriosa de Madrid la encontramos en la Plaza del Rey. El origen de la mala fama de esta casa del siglo XVI nos obliga a hablar de Elena, una doncella cuyo esposo murió en el frente de Flandes y que, al conocer la noticia, apareció al poco tiempo sin vida en su alcoba. El cadáver de esta chica desapareció para siempre sin embargo, son muchos los que aseguran haber visto un espectro de aspecto femenino paseando por el tejado del edificio.

Casa Antonio Grilo
Si hay un lugar en Madrid que impone miedo y mucho respeto, ése es el inmueble ubicado en la Calle Antonio Grilo 3, cerca de la Calle San Bernardo. En su interior se han cometido hasta ocho asesinatos lo que hacen que sea, sin lugar a dudas, la ‘casa maldita de Madrid’. El más famoso de todo el acontecido en 1962 cuando un sastre acabó con la vida de sus cinco hijos y la de su mujer usando una cuchillo, un martillo y una pistola antes de quitarse la vida.

Palacio de Linares
Muchos se ha escrito sobre este lugar situado en la Plaza de Cibeles. La actual sede de la Casa de América salió a la palestra por unas supuestas psicofonías. No obstante, antes y después de ello el personal que aquí ha trabajado siempre ha asegurado sentir presencias extrañas y escuchar ruidos procedentes de estancias aparentemente vacías.

Calle del Sacramento
Pocas calles de Madrid pueden presumir de haber sido testigo de más leyendas inexplicables como esta céntrica vía. Unas abuelitas devoradas por sus gatos, una mujer que descubrió el cadáver de su amante detrás de una pared pero quizás, mi favorita, es la del Guardia de Corps que pasó una noche de pasión y lujuria con una mujer que, finalmente, terminó siendo un espectro. Un relato que te cuento más detallado aquí.

Calle del Desengaño
Creo que no me equivoco si digo que ninguna otra vía de Madrid ‘homenajea’ a un espectro del modo que hace ésta. Según cuentan dos hombres se estaban batiendo en duelo cuando su lucha se vio bruscamente interrumpida por la aparición y huída a paso rápido de una misteriosa mujer. Ambos contendientes apartaron su disputa y la siguieron, cuando ésta volteó la cabeza comprobaron, asombrados, que se trataba de un espectro ante lo cual exclamaron: ¡Qué desengaño!

Plaza Mayor
Hoy es un lugar de ocio y recreo pero en la Plaza Mayor tiene un pasado desgarrador y es que aquí fueron ejecutadas más de 300 personas. Las ejecuciones que tenían lugar en ella podían ser de tres tipos: garrote vil, horca o degollamiento por cuchillo o por hacha. Todo dependiendo del tipo de delito y del estatus social del condenado. El primer ejecutado fue una persona que se hizo pasar por sacerdote. Una nota aclaratoria: aquí no se quemó a nadie. Dicen que por la noche aquí aún se pueden escuchar los lamentos de aquellos ejecutados en busca de una paz y perdón que jamás les llegará.

Plaza de la Cruz Verde
Está bien recordar que en la Plaza Mayor no se quemaba a nadie porque el lugar elegido para este cometido fue, entre otras, esta pequeña plaza que se abre junto a la Calle de Segovia. Aquí los condenados a este castigo por la Inquisición eran quemados vivos y para que la gente supiera que se trataba de un lugar maldito, se colocaba un cruz verde de madera como elemento distintivo. Un signo que le  dio el nombre que hoy, siglos después,mantiene-
Fuente: secretos de madrid.
Lugares para pasar miedo en Madrid