domingo, 31 de mayo de 2015

Calle Mayor, sus personajes y su historia Madrid



La calle Mayor de Madrid está ligada a dos de los grandes poetas y dramaturgos de las letras españolas: Lope de Vega y Calderón de la Barca. El primero nació en el nº 50 de esta calle, el 25 de noviembre de 1562. Calderón vivió en el nº 61, donde falleció el 25 de mayo de 1681, en el tramo que entonces se llamaba calle Platerías. Su residencia era conocida como ‘la casa  estrecha’, porque sus dos plantas tenían una anchura poco mayor que el espacio del balcón.
En este edificio, que hoy tiene cuatro plantas, vivió Calderón con su hija adoptiva, Ana Isabel María Calderón, 'La Calderona’, que de recién nacida fue abandonada a las puertas de la vivienda del dramaturgo, y que más tarde fue cómica y amante del rey Felipe IV, con quien tuvo un hijo, don Juan José de Austria.
La casa de Calderón estuvo a punto de ser derruida en el XIX, por el interés de su propietario en ampliarla, pero la intervención de Mesonero Romanos evitó que desapareciera. De ella dijo Larra: "Desde esta casa estrecha y pequeña salieron a la luz las obras del periodo más granado de Calderón de la Barca". 

Una larga historia
La calle Mayor se llama así porque era la más importante del antiguo Madrid. En otros tiempos tuvo distintos nombres para cada tramo de la misma: Almudena, Platerías, Puerta de Guadalajara, Mayor. En ella tenían instalada su actividad comercial los pañeros madrileños, manteros, sederos y tejedores. Antes de que la Puerta del Sol  fuera como hoy la conocemos, la calle Mayor se prolongaba hasta la Carrera de San Jerónimo, donde tenían su comercio los joyeros.                                                 
En esta calle se instaló uno de los tres arcos principales por los que pasaron Felipe III y su nueva esposa cuando entraron en la Villa de Madrid, en 1599. Los otros dos del recorrido se levantaron junto al paseo del Prado y cerca del Palacio Real.

En el número 79 de la calle Mayor aún se conserva hoy el palacio de Uceda, prototipo de casa señorial española del siglo XVII, ocupado actualmente por la Capitanía General, que según unos lo construyó el arquitecto Turrillo en la segunda década del siglo XVII, y según otros fue Francisco Gómez de Mora, entre 1612 y 1618.
En 1787 el  arquitecto Juan de Villanueva concluyó la fachada de la Casa de la Villa, en la adyacente Plaza de la Villa, que fue sede del Ayuntamiento de Madrid hasta su traslado en 2007 al Palacio de Cibeles, en la Plaza de la Cibeles, hasta entonces llamado Palacio de Comunicaciones. 

Hechos memorables
En 1923, los hermanos Pablo y Ciriaco Sanz abrieron en la calle Mayor un restaurante llamado Casa Ciriaco, que alcanzó gran fama por reunirse allí mensualmente la tertulia de los Amigos de Julio Camba, autor de La Casa de Lúculo o el arte de comer, quienes además apreciaban su excelente cocina.
En la calle Mayor, como en la paralela calle Arenal, se produjeron algunos de los atentados más recordados en la Villa y Corte. Aquí, a la altura de la travesía del Arenal, fue asesinado el conde de Villamediana, que según una leyenda tenía relaciones amorosas con la reina Isabel de Borbón, mujer de Felipe IV.
Al final de la calle, cerca de la calle Bailén, en lo que hoy es calle de la Almudena mataron también a Juan de Escobedo, secretario personal de don Juan de Austria, en 1578. En mayo de 1906 tuvo lugar aquí el atentado fallido contra la carroza nupcial de Alfonso XIII y Victoria Eugenia.
En el número 35 se ubicaron unos baños con el nombre de San Isidro, porque allí realizó el santo un trabajo de pocero, su profesión antes de ser campesino.




viernes, 29 de mayo de 2015

Las corralas, chorizos y polacos (Madrid)



Eran tal la afición de los madrileños por el teatro que se representaba en las corralas, que se llenaban a diario desde que abrían sus puertas, a las doce del mediodía, ya que los espectadores se apresuraban a ocupar los mejores sitios, aunque los puestos privilegiados estaban reservados a las clases altas. La función comenzaba a primera hora de la tarde y concluía antes de ponerse el sol. En estos corrales se representaron las obras de los mejores autores del siglo de Oro y en ellos actuaron los mejores artistas.
Los primeros corrales de comedias, o corralas, surgieron en Madrid a finales del siglo XVI y ya durante el XVII los dos más famosos de Madrid eran el del Príncipe y el de la Cruz, donde estrenaron la mayoría de sus obras grandes autores, como Calderón de la Barca y Lope de Vega.

Barrio de las Letras
Los barrios junto a estas corralas se fueron ocupando por gentes del teatro, comediantes, autores, músicos, representantes, arrendadores de corrales, alquiladores de trajes… En concreto, en el barrio de Huertas (Barrio de las Letras), entre la calle del mismo nombre y la calle Atocha, vivieron Cervantes, Lope de Vega, Quevedo o Moratín.

En este barrio estaba el Corral del Príncipe, situado en la actual plaza de Santa Ana, en el sitio que hoy ocupa el Teatro Español, y antes lo había ocupado el corral de la Pacheca, llamado así porque era propiedad de María Pacheco. El vecino Corral de la Cruz, inaugurado en 1579, estaba en la confluencia de las calles de la Cruz y Núñez de Arce.

En el barrio de Huertas estaba también el famoso Mentidero de Representantes, o de los Cómicos, en la calle de León, que hacia el mediodía era el punto de encuentro de autores, artistas representantes y otros personajes del mundillo, para tratar los asuntos de las compañías, comentar los éxitos y fracasos de las obras, alabar a unos autores y criticar a otros.

Chorizos y polacos
Entre las compañías de ambos corrales de comedias y entre sus respectivos públicos surgieron, principalmente en el siglo XVIII, disputas y peleas, formándose dos bandas denominadas ‘chorizos’ y ‘polacos’. El responsable de poner orden en sus habituales trifulcas era el alcalde de Casa y Corte, ayudado por sus alguaciles.

Un sector importante del público era el de ‘los mosqueteros’ (comerciantes y artesanos, principalmente) liderado por el gremio de zapateros, cuya opinión era temida por autores y empresarios, que procuraban tenerlos contentos, ya que acudían a ver las obras provistos de carracas, cascabeles y pitos para hacerlos sonar si la obra no les gustaba.

Las representaciones en los corrales de comedias se realizaban sólo los días festivos, aunque más tarde se ampliaron a los jueves y finalmente se hacían todos los días. La costumbre entonces era pagar en la puerta y pagar al ocupar el sitio.

Las obras reflejaban el sistema de clases de la sociedad de la época, en unos espacios, las corralas, cuadrados o rectangulares, formados por el cerramiento de varios edificios. En un lado de este patio central se disponía el escenario, enfrente la ‘cazuela’ o anfiteatro destinado a las mujeres, y  a los lados las gradas para los hombres.

Los propietarios de las casas solían alquilar el derecho a ver la obra desde sus casas al arrendador de la corrala, que a su vez vendía las localidades, por ello los vecinos permitían el paso del público por su vivienda hasta llegar a las ventanas, terrazas o corredores que a modo de palcos utilizaban la gente más pudiente. Abajo, el patio empedrado estaba dividido: una parte delantera con bancos y detrás una zona más amplia para espectadores de pie.
Cosasdelosmadriles.




viernes, 22 de mayo de 2015

Origen del nombre de la calle de Arganzuela, Madrid



En el Madrid del siglo XV y donde hoy está la calle de Toledo estaba la puerta de la Latina, más allá sólo había campo con algunas casas de labranza y unos barrancos que llegaban hasta el río Manzanares. En una de esas casas vivía un alfarero cuya mujer murió al dar a luz a una niña llamada Sancha, que con sus hermanos ayudaba a su padre a fabricar pucheros y otras vasijas de barro. Sanchita, por su débil constitución, sólo se ocupaba de suministrar agua, ya que los cacharros en sus manos acababan rotos muy a menudo. A su padre le llamaban 'tío Daganzo', porque había nacido en el pueblo de Daganzo de Arriba (Madrid) y a su hija, ‘la Daganzuela’, vocablo que derivó en Arganzuela.

Un día pasó por aquellas tierras la reina Isabel I, ‘la Católica’, camino del río, acompañada por una de sus damas y varios caballeros. La reina quiso beber agua y la comitiva se detuvo junto a la casa y uno de los caballeros pidió una vasija con agua para la reina. La niña se ofreció, buscó la mejor vasija y se la entregó. Agradecida por la diligencia de la niña y ante la evidente pobreza de su familia, la reina ordenó a uno de sus caballeros que llenara de nuevo aquella jarra y regara con ella la tierra, que lo repitiera dos veces más, y todo el terreno regado se diera en dote a la muchacha. Así se hizo y la niña se convirtió en dueña de esa tierra.

Cuentan las crónicas que por aquel tiempo se produjo en España una epidemia de peste y por precaución se cerraron las puertas y portillos de Madrid, pero por un descuido dos afectados por la enfermedad que vivían en aquellas casas de labranza se colaron en la villa buscando auxilio. La peste se extendió por el barrio y luego por todo Madrid, por eso a dicha entrada la llamaron ‘puerta de la Peste’.

El padre y los hermanos de la Arganzuela fallecieron a causa de la peste y sólo ella se salvó. Luego Sancha se casó y tuvo tres hijos, pero murieron. Su marido, que era regalero (encargado de las frutas y flores) de la reina Juana I, ‘la Loca’, construyó unas casas en las tierras de Sancha, que todos llamaban el Campo de la Arganzuela.

Cuando murió su marido, Sancha ingresó en la Venerable Orden Tercera de San Francisco, integrada por seglares dedicados a ayudar a pobres y enfermos. Sancha contribuyó con su dinero a la construcción de una capilla y también una pequeña fuente cerca de donde estaba la antigua puerta de Toledo. Sancha murió y fue enterrada en el convento de San Francisco, en la capilla de San Onofre, con una inscripción en su sepultura reconociéndola como bienhechora del convento.

Y por todo esto, a la calle que se creó en aquellas tierras se la llamó calle de la Arganzuela, que va desde la calle de Toledo a la plaza del Campillo de Mundo Nuevo, junto a la Ronda de Toledo.

 Fuente: cosasdelosmadriles.

jueves, 21 de mayo de 2015

El Parque de Fuentes Blancas ,Burgos.




 Puede presumir Burgos de contar con una gran cantidad de jardines y paseos alrededor de un protagonista indiscutible y omnipresente en la geografía urbana: el río Arlanzón, eje diferenciador de la villa, cuyas riberas se han recuperado para solaz del paseante.
El mayor y más valioso espacio es el parque de Fuentes Blancas.

El Parque de Fuentes Blancas aparece ya nombrado en algunos documentos del año 1878, en los que se menciona con el nombre de “Fuentes Blancas” a unos “terrenos del común” situados más allá de la Cartuja. En la época bajomedieval, toda la zona del parque, junto con los alrededores de la Cartuja, constituyeron el coto real de caza de Enrique III.

A partir de 1934, el hecho de que esta zona de Fuentes Blancas comenzara a ser muy frecuentada, llevó al Ayuntamiento a plantear la repoblación de los márgenes del río Arlanzón y de las laderas próximas y a acondicionar dichos terrenos para el disfrute de los ciudadanos.

Tras la Guerra Civil, se reanudaron las tareas de repoblación, colocándose pinos en la zona alta y chopos y nogales en la baja. Ya en 1958 se decidió ubicar el camping en este lugar, con el fin de que los visitantes disfrutaran de su enorme riqueza natural. Posteriormente, se comenzaron a instalar juegos infantiles, parrillas, mesas y bancos, que se van renovando con el tiempo. Casi en el centro del parque se encuentra la capilla con la imagen de la Virgen de Nuestra Señora de los Álamos.

En 1980 se inauguró el primer circuito para la realización de ejercicios físicos al aire libre, cuyos elementos se van modernizando con el paso del tiempo. Asimismo, hay que hacer referencia a la existencia de un carril bici y un circuito de bicicross, inaugurado en 1988. En 1985, en el enclave conocido como Fuente del Prior, se inauguró la playa artificial del río Arlanzón. La Senda de la Naturaleza de Fuentes Blancas permite descubrir la riqueza y diversidad de ecosistemas naturales que se dan cita en nuestra provincia y los problemas ambientales a los que se enfrentan, con el fin de suscitar en todos los visitantes el respeto y compromiso para la conservación y adecuada gestión de estos recursos. El atractivo de este lugar se incrementa por la proximidad al casco urbano, los fáciles accesos al mismo y la abundancia de espacios de uso múltiple.



lunes, 4 de mayo de 2015

La Cartuja de Miraflores (Burgos)



La Cartuja de Miraflores es un conjunto monástico edificado en una loma a unos tres kilómetros del centro de la ciudad  de Burgos.

Fue fundada en 1441 por el rey Juan II de Castilla, gracias a la donación que el propio monarca realizó de un palacio de caza a la Orden cartuja, donde se instalaron hasta que un incendio producido en 1452 provocó la destrucción del palacio. En 1453 se decidió construir un nuevo edificio, el existente en la actualidad, y pasó a llamarse Cartuja de Santa María de Miraflores.
Las obras fueron encargadas a Juan de Colonia, comenzando en 1454, siendo continuadas a su muerte por su hijo, Simón de Colonia. Las obras se completaron en 1484 a instancias de la reina Isabel la Católica, hija de Juan II.
Joya del arte Gótico final, en su conjunto destaca la iglesia, con portada occidental en estilo gótico isabelino decorada con los escudos de sus fundadores. El templo consta de una única nave cubierta con bóveda estrellada, con capillas laterales, y rematada por un ábside poligonal.  

Interior de la Cartuja


Sepulcros reales
 Sepulcro de Juan II de Castilla Una de las principales muestras del arte que de expone en el recinto de la Cartuja lo componen los sepulcros reales, comenzando por el sepulcro de Juan II e Isabel de Portugal, padres de Isabel la Católica, situado en el centro de la nave principal, formando una estrella de ocho puntas. Ambos sepulcros fueron obra de Gil de Siloé y fueron cincelados en alabastro de Guadalajara.

En una pared lateral dentro de la misma nave se encuentra el sepulcro del infante Alfonso, hijo de los reyes y tallado también en alabastro.


sábado, 2 de mayo de 2015

VENTANAS DE LA TRASHUMANCIA EN HUERTA DE ARRIBA

                                         Cuesta me hizo. Alabado sea el Santísimo Sacramento, año 1686
                                                                        Cuesta me hizo       
  
                                                         Cuesta me hizo, 1655
                                            Fabricaron esta casa Francisco Fernández de la Cuesta
                                              y su mujer Ana Pérez Gil de la Cuesta y Segura, año 1724  
                                                       Una ventana para el Santo Oficio
                                                  Jesús, María y José sean conmigo.
                                           Francisco García de Santa Coloma, Comisario del Santo Oficio

Buscaba un roble gigante en las monumentales dehesas de Huerta de Arriba y los Tolbaños, del que me habían hablado, y me salieron al paso una serie de ventanas con escudo y leyenda, de cuya condición llevamos un buen número guardado en este Cajón de Sastre. Debo decir que en un primer momento me sorprendió observar tantas ventanas historiadas en Huerta de Arriba, y además con escudo, pues con tales características me parecían más propias del Alto Ebro que de cualquier otro lugar burgalés. Quedé sorprendido en un primer instante, ya digo, pues pasar de repente del chip arbóreo que me llevaba al de la hidalguía castellana, suponía un cambio para el que no iba preparado. Pronto, sin embargo, me di cuenta de que estaba en campos de lana y trashumancia, y que aquellos alardes en las ventanas debían recordar a los ricos mercaderes-ganaderos trashumantes que debieron vender sus vellones a las fábricas de Ezcaray, Pradoluengo, Canales y otras, y que llegaron a alcanzar la condición de hidalgo en los siglos XVII y XVIII.  Hoy, amigos de  este Cajón de Sastre, cuando veáis estas ventanas blasonadas recordad a los pastores que marchaban con sus rebaños de miles a la Extremadura, donde pasaban los  meses de invierno dejando la sierra triste y oscura; recordad a los Mayorales, a los pastores rabadanes, a los pastores zagales, a los pastores temporeros, a los pastores compañeros... con sus mastines. Asomaos a estas ventanas y recordad a todos los vecinos de aquel Huerta de Arriba trashumante, pues casi todos se dedicaron a la guarda y custodia del ganado, salvo algunos profesionales, como el herrero, el sastre, el zapatero, los tejedores, el tabernero...

Entre las que aquí dejo, donde se reconoce el apellido Cuesta,  se encuentra la ventana central de una casona que perteneció al Comisario del Santo Oficio,  Francisco García de Santa Coloma, seguramente relacionado también con el negocio de la trashumancia
Fuente: Memorias de Burgos

viernes, 1 de mayo de 2015


El terremoto que ha devastado Nepal y ha dejado miles de muertos movió la tierra debajo de Katmandú, capital de Nepal, hasta varios metros al sur de la zona. ¿Ha afectado esto a la altura del Monte Everest? Un equipo de expertos de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) han explicado que no; la altura del Monte Everest sigue siendo la misma, se ha mantenido.

Nepal alberga la cordillera más alta del planeta y en ella se encuentra la principal cumbre de la Tierra, el Monte Everest, con una altura de 8.848 metros.

El terremoto de 7,9 grados ha sido el desastre más mortífero del Himalaya en más de 80 años y los primeros datos sismológicos obtenidos de las ondas sonoras que viajan a través de la tierra tras un terremoto, indican que el suelo bajo la capital de Katmandú se ha desplazado tres metros hacia el sur a causa del suceso natural. Sin embargo, por el momento no está claro si estos cambios son lo suficientemente grandes como para requerir ajustes en los mapas de más alta precisión del mundo.

Respecto al Everest, los expertos creen que, como mucho, la diferencia representará apenas unos pocos milímetros: “El deslizamiento principal de la placa estaba al oeste del Everest y la montaña no estaba directamente encima del plano de la falla”, aclara Sandy Steacy de la Universidad de Adelaida (Australia). Y es que tres metros en dirección horizontal no suponen mucho en dirección vertical, aclaran los expertos.


Pronto sabremos si se ha producido algún cambio detectable en la altura real de la montaña más alta del mundo ya que en estos momentos se encuentran investigando en las instantáneas de satélite antes y después del evento.
Muy interesante.