sábado, 29 de junio de 2013

Seis cosas que influyen en cuánto dolor sientes


En la experiencia del dolor influyen muchos factores. Estos son algunos de los identificados por la ciencia en los últimos años.

La intención, cuenta. Cualquier dolencia es más intensa si consideramos que alguien nos hace daño intencionadamente, mientras que si pensamos que el dolor se ha producido debido un mero accidente resulta mucho más liviano, según probaba hace poco Kurt Gray en un estudio publicado en la revista Psychological Science.

Nivel educativo. Las estadísticas revelan que los individuos con niveles educativos más bajos sufren dolor durante más tiempo a lo largo de su vida, un 12% más para ser exactos.

Soledad. Somos más propensos a sentir dolor estando solos que en compañía de nuestros amigos o nuestra pareja.

Olor y dolor. Los olores desagradables pueden aumentar mucho la sensación de dolor, mientras que un buen aroma actúa como un poderoso analgésico, según se podía leer recientemente en un estudio publicado en la revista Pain.

Cuestión de fe. Un equipo de neurocientíficos de las universidades de Oxford y Cambridge demostró que mirando una imagen religiosa los devotos católicos experimentan un 12 % menos dolor que los ateos y agnósticos. Al comparar la actividad cerebral de los dos grupos, los investigadores identificaron que la diferencia residía en que solo en los creyentes se había activado la corteza prefrontal ventrolateral derecha.

Caricias. Cuando se trata de dolor tampoco hay que menospreciar el poder de una caricia. De acuerdo con el neurocientífico británico Francis McGlone, de la Universidad de Liverpool, existe un sistema de fibras nerviosas de la piel que responde específicamente a estímulos de placer, como las caricias. Y cuando son estimuladas, la actividad de los nervios conductores del dolor disminuye considerablemente. Claro que no vale cualquier caricia. Según McGlone, para que surta efecto hay que acariciar lentamente y ejerciendo muy poca presión.




lunes, 17 de junio de 2013

Nuestra parte anfibia: por qué se regeneran las puntas de los dedos



 Las puntas de los dedos se pueden regenerar tras una amputación.
Científicos descubren la relación con las células troncales de las uñas.

El cirujano ortopédico Christopher Allan recibe en su consulta el caso de una niña de 8 años que ha perdido la última falange de su dedo corazón tras pillarse con una bicicleta.  "La niña", relata Allan a la cadena NPR. "volvió con el trozo de dedo perdido en una bolsita y el nuevo dedo en su mano. Era mucho mejor que cualquier cosa que yo le hubiera podido ofrecer con un injerto o una cirugía".

Cuando una salamandra pierde una pata, al cabo de un tiempo su cuerpo genera otra. Los mamíferos somos menos afortunados, pero en ocasiones podemos regenerar las puntas de los dedos siempre que se conserve parte de la uña. Aunque se pierde la huella dactilar, y el trozo regenerado tiene un aspecto extraño, el hueso, la carne y la uña vuelven a crecer hasta recuperar parte de la forma original, especialmente en el caso de los niños.

Un grupo de científicos de la Universidad de Nueva York acaba de comprobar el papel de las células troncales de las uñas en este proceso. En una serie de experimentos con ratones,  el equipo de Mayumi Ito ha identificado un grupo de células debajo de la base de la uña que coordinan la restauración de este tejido. Cuando la parte extrema del dedo de un ratón es amputado, las células de las uñas activan la regeneración a través de una señal que llega a huesos y terminaciones nerviosas.

El proceso, explican en Nature, tiene efectos limitados en comparación con la regeneración de los anfibios, pero comparten características como las moléculas que están implicadas y las conexiones que intervienen. "Me quedé sorprendido con los parecidos", explica Ito. "Esto sugiere que retenemos parcialmente los mecanismos que actúan en los anfibios".

Sin embargo, todo este proceso se pierde si el dedo queda amputado demasiado atrás y la parte epitelial de la uña no se conserva. En tal caso, la proteína que activa el proceso no se pone en marcha ni los nervios que deben crecer comienzan su trabajo.
Algunos especialistas, como el biólogo molecular  Ken Muneoka, de la Universidad de Nueva Orleans, se muestran muy optimistas sobre la investigación y creen que podría servir para aprender a regenerar otros tejidos humanos en un futuro no muy lejano. Otros son más conservadores y creen que estamos todavía lejos de aplicar las soluciones que aplican los anfibios.


jueves, 13 de junio de 2013

¿Cómo se clasifican las cremas bronceadoras?

La piel se daña con la radiación ultravioleta (UV) procedente del Sol. Los rayos con longitud de onda más corta (UV-B) tienen más energía y son más dañinos, pero tanto los rayos UV-B como los UV-A pueden causar quemaduras, cáncer de piel y envejecimiento prematuro.

 Para evitarlo se emplean lociones con filtros químicos solares como el PABA (ácido para-amino benzoico), el ácido cinámico, el ácido sulfónico o el alcanfor, que absorben la radiación UV. Las distintas concentraciones en la loción de estas sutancias determinan el factor de protección de la piel (SPF, siglas de skin protection factor).

 Los valores del SPF varían entre 2 y 50. El número mide cuantas veces más se puede estar expuesto al sol sin sufrir quemaduras que si no se hubiera utilizado la protección solar. Por ejemplo, un FPS 15 significa que se puede permanecer al sol 15 veces más. Se estima que una piel normal puede exponerse al sol sin peligro durante 20 minutos.


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lunes, 10 de junio de 2013

Fiesta del Curpillos

Fotografías de la fiesta del Curpillos en el Parral - Burgos celebrada el pasado día 7