viernes, 23 de octubre de 2020

La Torre Eiffel que hubo en Lavapiés (Madrid)

 

Si en ocasiones ya resulta difícil sacar a la luz los secretos de Madrid que laten en silencio, entre nosotros, imaginad el dar con algunas curiosidades de Madrid que sólo fueron reales durante unos pocos días y que después desaparecieron para siempre sin dejar rastro, o al menos, alguno muy sutil. Como, por ejemplo, una aparición fugaz en un cuadro de un museo. Esto se pone interesante, ¿verdad? Pues seguí leyendo y conoceréis la sorprendente historia de la Torre Eiffel que hubo en el Barrio de Lavapiés.

 


Fue gracias a este interesante artículo de las fiestas perdidas de Madrid, publicado hace escasos días, cuando supe por primera vez de la existencia de este secreto. Pero vayamos por orden, imaginaros que estáis en una de las salas del Museo de Historia de Madrid (calle Fuencarral) y os encontráis con este cuadro de 1890, titulado “Calle madrileña engalanada”. Lo miráis con calma y… ¡Un momento! ¿Qué es lo primero que os viene a la cabeza al ver esa construcción? ¡Pero sí es una prima castiza de la Torre Eiffel! ¿Qué hace ahí? ¿Por qué se levantó? Ahora mismo os empiezo a sacar de dudas.

En el año 1889 se celebró en la capital de Francia la Exposición Universal de París y el gran símbolo de la misma fue el alzamiento de la Torre Eiffel, en aquel momento, la construcción más alta del mundo. Un hecho que dio mucho que hablar tanto, que no hubo rincón del planeta en el que no se hablase y alabase este símbolo de la modernidad. Su fama fue tal que hasta los madrileños quisieron su propia versión de la torre, así que cuando llegó el mes de agosto con las siempre alegres verbenas de San Lorenzo, los comerciantes recaudaron fondos para que Madrid, aunque fuera sólo durante unos días y con un proyecto mucho menos ambicioso, también tuviera su propia torre Eiffel.

 

Aunque la original alcanza los 300 metros de altura, la versión castiza se quedó en unos también meritorios 21 metros. En vez de hierro se utilizó la madera y se adornó con telas y el presupuesto total de la construcción fue de algo menos de 1000 pesetas que, como os decía, aportaron en entre los comerciantes del barrio. Reunido el dinero, se levantó en la calle del Ave María y contaba incluso con una plataforma desde la cual actuó el Orfeón Matritense.

 

Ya os he hablado en otras ocasiones del peculiar humor del que han hecho gala siempre los madrileños, como cuando le colgaron un cartel a Neptuno. Esta Torre Eiffel no se pudo escapar de la sorna capitalina y pronto, fue rebautizada, por el ambiente festivo que la rodeaba como la ‘torre infiel’. Una construcción que causó un gran revuelo entre la población de la Madrid y que también acaparó miradas en la prensa del momento, como los publicados en aquel 1889.

Fuente: secretos de madrid.


La Torre Eiffel que hu

lunes, 19 de octubre de 2020

Calle de Postas (Madrid)




 La Posada del Peine, un hotel repleto de secretos y curiosidades

Caminando por la calle Postas, a medio suspiro de la Plaza Mayor resulta imposible no quedarse prendado de la colorida fachada de aromas modernistas de la Posada del Peine. Muchos ya sabéis que estamos ante uno de los lugares con más historia y arraigo en Madrid, no obstante, se trata del establecimiento hotelero más antiguo de Madrid y uno de los más veteranos de toda España. Es el momento, si os parece bien, de adentrarnos en sus secretos e hitos.

-Comenzaremos por donde toca, por el principio, y es que la historia de este lugar se empieza a escribir en el año 1610, cuando abre y cuando por las calles de la Villa todavía deambulaba, por ejemplo, Cervantes. ¡Más de cuatrocientos años de vida!

 –Su fundador fue un señor Juan Posadas quien decidió abrir en la desaparecida calle del Vicario Viejo (actual Viudo de Pontejos) un lugar para dar alojamiento a los forasteros. Aquí os diré que en una ocasión leí que el hecho de llamar “posadas” a estos lugares es precisamente por el apellido de este hombre, pero no tengo claro que sea así del todo, así que coged este dato con alfileres.

 -Aquel sencillo alojamiento fue ganando en prestigio y reputación, tanto que en 1797 cambia de propietarios (unos hermanos apellidados Espino) y anexionan el edificio de al lado. Pero aquí no terminaría el crecimiento de este boyante negocio que, en 1891, se hace con el edificio 17 de la calle Postas.

 -¿Su éxito? Pues su ubicación, sus buenos precios (de hecho a principios en 1900 ofrecían alojamientos por una peseta) y que, la verdad, tampoco es que tuvieran excesiva competencia antes de la entrada del Siglo XX. Después llegarían los establecimientos de lujo como el Palace o el Ritz y la hegemonía de este lugar, se comenzó a tambalear.

 -Si nos fijamos en su fachada veremos un pequeño templete con un reloj. Éste se ubicó en 1892 para conmemorar el cuarto centenario del descubrimiento de América.

-Como os podéis imaginar, un establecimiento como éste ha dado lugar a muchos rumores y comentarios. El más sonado es el que recogen los autores del libro Madrid Oculto y tenía que ver con la habitación original 126. Según parece en ésta, había un pasadizo secreto al que se accedía desde  una puerta escondida en un armario. Este pasadizo conectaba con una habitación secreta que podría haberse usado para albergar a fugitivos, encuentros “prohibidos” y reuniones clandestinas.

 -Toda la historia de este mágico establecimiento estuvo cerca de desaparecer tras estar casi 4 décadas cerrado. Sin embargo, en 2006 volvió a abrir sus puertas, ya como hotel boutique de 4 estrellas, con la cadena Petit Palace y con todo lujo de detalles.

 -La Posada del Peine ha tenido sus cameos en la literatura, por ejemplo en Fortunata y Jacinta, de Pérez Galdós  o en la saga del Capitán Alatriste, pero ahí no termina su vínculo con las letras, también alojó, entre muchos otros, a Gustavo Adolfo Bécquer.

 Y para terminar, he dejado la curiosidad más afamada de este lugar, la que hace referencia a su nombre. Resulta que los huéspedes de esta posada, ya antiguamente encontraban una ‘amenitie’ muy particular un peine, eso sí, atado a una cuerda para que no pudiera ser robado. Este llamativo detalle hizo que se le conociera, como la Posada del Peine. Denominación que mantiene en la actualidad.

 

 

jueves, 15 de octubre de 2020

EL ABRAZO DE UNA TIGRESA EN LIBERTAD GANA EL WILDLIFE PHOTOGRAPHER OF THE YEAR 2020

 

Un mono narigudo macho y una tigresa abrazando un árbol protagonizan las mejores fotos del  Wildlife Photographer of the Year 2020. Además de su impacto gráfico, tienen una historia que contar

 La fotografía superior, titulada El abrazo, ha ganado el ‘Wildlife Photographer of the Year’, además de la mejor foto en la categoría ‘Animales en su Hábitat’.

 El autor de la foto es el ruso Sergey Gorshkov y muestra un momento fundamental para esta especie: el de una tigresa de Amur (o tigresa siberiana) abrazando  un antiguo abeto de Manchuria en el Lejano Oriente ruso.

 La razón de su abrazo es dejar su olor. La foto se tomó tras once meses de trabajo y con cámaras ocultas. Tiene como enorme valor que estos tigres están en grave peligro de extinción.

 Wildlife Photographer of the Year es prestigioso concurso anual organizado por el Museo de Historia


El mono narigudo ladeó ligeramente la cabeza y cerró los ojos.  Posó durante unos segundos, como si estuviera meditando. Estábamos en un santuario y este mono  era «el personaje más relajado», dice Mogens. «Jamás he visto una expresión tan pacífica en un rostro».

 La nariz de un macho  puede crecer tanto que le llegue a colgar  sobre la boca. y se ha comprobado que es un claro atributo sexual. Cuanto más grande es la nariz, mayor es la probabilidad de que se trate de un macho alfa. Solo existen en Borneo y las islas cercanas. Los monos probóscide están en peligro de extinción: dependen de bosques amenazados y son cazados como alimento y medicina tradicional.

Fuente: Quo

 

sábado, 10 de octubre de 2020

PARAJES NATURALES DE BURGOS ( EL POZO AZUL)




En esta entrada, viajaremos nuevamente al norte de la provincia de Burgos, donde conoceremos un bucólico rincón, ubicado en el corazón de la comarca de Sedano y las Loras: el Pozo Azul.

Pozo Azul es una surgencia de origen kárstico, localizada muy cerca de la localidad de Covanera. La mayor particularidad que nos encontramos sobre esta surgencia, es que nos encontramos ante la mayor cueva subterránea de España. Esta cueva subacuática tiene por lo menos una longitud de 13,6 kilómetros, sin embargo, su longitud real es mayor, ya que tan solo se han investigado 13,6 kilómetros. Todos los veranos se hacen campañas de exploración en esta cavidad, y se van descubriendo nuevas galerías, sifones... lo que contribuye a que la longitud total se vaya incrementando. Las campañas de exploración del Pozo Azul, comenzaron en los años 1960 y 1970 y prosiguen en la actualidad, ya que queda muchísimo que investigar y descubrir. Es muy interesante leer el artículo del Diario de Burgos, sobre la campaña de exploración del Pozo Azul del año 2009, donde se habla aspectos como "la surgencia de agua de Covanera amplía su longitud hasta más allá de los trece kilómetros, con gigantescos tramos de buceo que obligan a utilizar torpedos para avanzar por ellos (uno tiene más de cinco kilómetros) y que la convirtieron en 2009 en la mayor cueva del mundo con estas características".

Pero... ¿cómo accedemos al Pozo Azul?. Pozo Azul se encuentra en las proximidades de la localidad de Covanera. Esta localidad se encuentra en pelo Cañón del río Rudrón. Por tanto, nos desplazaremos hasta la localidad de Covanera, donde estacionaremos nuestro vehículo, y comenzaremos un pequeño paseo, que en poco tiempo, nos llevará hasta Pozo Azul. Para estacionar nuestro vehículo, podemos dejarlo junto a un amplio parking situado junto a un pequeño bar en el borde de la carretera nacional. Tras dejar nuestro coche, junto al pequeño bar, encontraremos una calle asfaltada, que cruza el río por un puente. Tomaremos la calle y cruzaremos el río por el puente. Una vez cruzado el puente, tomaremos la calle en dirección a la izquierda (de hecho, veremos ya algún poste indicador que va anunciando las direcciones a tomar hacia el Pozo Azul). Tomaremos esa calle/camino que se va alejando del pueblo, teniendo el río Rudrón a nuestra izquierda. Al poco rato, junto a una casa parte, un sendero señalizado que conduce directamente al Pozo Azul (veremos una señal que indica que quedan 300 metros para llegar al Pozo Azul. Tomamos este sendero balizado y vamos remontando un pequeño vallejo. En el fondo de este pequeño vallejo, y en un bonito paraje rodeado de algunos farallones rocosos, encontramos el Pozo Azul.

El paraje sin duda merece la pena, ya que el entorno natural es bonito. Por otro lado, para los más atrevidos, un baño en Pozo Azul puede ser una muy buena experiencia, aunque... ¡Cuidado!. El agua está realmente fría, ya que solo tiene unos pocos grados de temperatura (el agua tiene una temperatura entre los 9 y los 11 grados de media), por lo que solo recomendamos este helador chapuzón en meses de verano y con calor. Por otra parte, en meses de verano, Pozo Azul, se convierte en un concurrido lugar de baño, por lo que se pueden encontrar alguna que otra aglomeración de personas. Si te gusta la tranquilidad, te recomendamos visitarlo en otras épocas que no sean verano.

En resumen, un paraje natural muy interesante, no solo por ser la mayor cueva subacuática, sino porque el entorno natural es muy interesante, como porque también, en poco más de 1 kilómetro sin ningún tipo de dificultad de acceso (incluyendo tanto la ida como la vuelta), habremos accedido al paraje.

 

martes, 6 de octubre de 2020

Calle de los tres Peces (Madrid)

 



Muchas veces Madrid nos va dejando pistas sobre su pasado.

Para desvelar el secreto de hoy, no nos vamos a tener que desviar mucho de aquella plaza y seguiremos rondando con énfasis por ese Madrid central, caminaremos por esa maraña de calles estrechas y finas que es el barrio de Lavapiés y aquí llegaremos a nuestra protagonista, la calle de los Tres Peces. Se ha pasado la vida uniendo a las vías de Santa Isabel y a la del Ave María, es una de esas típicas calles de barrio, en las que, en sus silencios todavía resuenan las voces y gritos de sus días en blanco y negro, y vecinos apostados en sus puertas.

Pero volvamos al presente más actual, precisamente caminando por esta agradable calle y sobre la historia que le da nombre, en la que nunca me había fijado es en este detalle que me encontré a la altura del número 25. Tres peces de piedra labrados sobre la fachada, junto a una enigmática leyenda “Hace siglos, estos tres peces labrados en piedra dieron nombre a esta calle”. Pero, ¿Qué maravilla era ésta?  solo quedaba tirar un poquito más del hilo para saber por qué estos tres animales esculpidos en la pared bautizaron a la calle.


Para ello, recurrí al libro Las calles de Madrid de Pedro de Répide. En ella, el cronista de la Villa menciona que la calle debe su origen de una casa que allí había perteneciente a las memorias de D. Pedro de Solórzano, cuya condición era la de dar todos los años, el día de San Francisco de Paula, tres peces grandes al convento de la Victoria; otros tres, en el día de San Rafael, al Hospital de San Juan de Dios; tres igualmente, en el día de la Concepción, al de San Francisco, y otros tantos al de San Bernardino, y para que no se perdiese la costumbre de este censo fueron labrados en la fachada de la casa tres peces de piedra.

De este modo ya quedaría resuelto el enigma de la calle de los tres peces y los misteriosos animales de piedra que aún hoy habitan en la pared, fue una peculiar limosna, otorgada a diferentes instituciones, la que dio origen a esta hoy agradable calle del corazón de Madrid.