viernes, 23 de julio de 2021

Las cacatúas se enseñan unas a otras a abrir cubos de basura

 


En Australia, las cacatúas han aprendido abrir las tapas de los cubos de basura para alimentarse de los restos. Además, se enseñan unas a otras y en Sídney el fenómeno se está extendiendo entre estos animales que ya se han convertido en aves de ciudad.

Las cacatúas son una especie endémica de Australia. Se han adaptado a la vida en la ciudad, beben de las fuentes y buscan comida en las calles. Tan bien se les da la supervivencia entre los humanos que han aprendido a abrir los contenedores de basura que están en el exterior de las casas. Ni las piedras ni los ladrillos que los vecinos colocan en las tapas para evitar que las levanten son obstáculos para estas aves de cresta amarilla. Los animales tiran estos pesados objetos al suelo y a continuación abren la tapa con el pico, apoyan la cabeza, hacen retroceder la tapa, la vuelcan sobre las bisagras… Et voilà, contenedor abierto.

Esta habilidad se ha extendido de tal manera en Sídney que los investigadores creen que las aves se imitan y aprenden unas de otras, lo cual es un signo de evolución cultural. En el estudio, recién publicado en Science y dirigido por Barbara Klump y Lucy Aplin, del Instituto Max Planck de Comportamiento Animal, John Martin, de la Sociedad de Conservación de Taronga y Richard Major, del Museo Australiano, el equipo ha demostrado que este comportamiento de las cacatúas es aprendido y no un resultado de la genética.

El equipo reunió 1396 informes de residentes de 478 suburbios de Sídney, preguntando por el comportamiento de las cacatúas al abrir los contenedores. En total, se registraron 338 incidentes de saqueo de papeleras.

Antes de 2018, los resultados muestran que estas habilidades de apertura de papeleras de las cacatúas se limitaban a solo tres suburbios de Sídney, bastante separados entre ellos. Sin embargo, después de 2019, la técnica se había extendido también a 41 barrios de los alrededores. Se trata de una rápida propagación en un periodo de tiempo muy corto, y los investigadores creen que se debe a que las aves han aprendido y adoptado culturalmente la técnica.

Lo curioso es que no todas las aves abren los cubos de basura de igual forma. En el extremo norte de Sídney, por ejemplo, las cacatúas suelen caminar por el lado derecho del cubo mientras sostienen la tapa, mientras que en el centro de la ciudad, estas aves se contonean o saltan con la tapa en la cabeza. La explicación que dan los científicos es que esto depende de a quién imitaban las aves cuando aprendieron por primera vez la técnica.

"Nuestros resultados demuestran que la propagación de la innovación no sólo puede dar lugar al establecimiento de una cultura, sino que también puede dar lugar a subculturas emergentes geográficamente distintas", escriben los autores. Los loros, como las cacatúas, los guacamayos, los periquitos o los agapornis, son aves sociales e inteligentes. De hecho, algunos expertos en aves sostienen que las cacatúas son tan inteligentes como los chimpancés, que también muestran indicios de aprendizaje social y transmisión cultural. Algunas poblaciones de chimpancés, por ejemplo, han adoptado una cultura única de excavación en la búsqueda de miel. Mediante la imitación y el aprendizaje social, estos primates han averiguado cómo utilizar palos para extraer este dulce manjar de los troncos del suelo del bosque.

 

Los investigadores también vieron que las cacatúas macho de mayor tamaño suelen ser las que consiguen abrir más veces con éxito las tapas de los contenedores y las de más edad y experimentadas, apartaban a las jóvenes obligándolas a observar la técnica.

"Nuestros resultados demuestran que la propagación de la innovación no sólo puede dar lugar al establecimiento de una cultura, sino que también puede dar lugar a subculturas emergentes geográficamente distintas", escriben los autores.

Los loros, como las cacatúas, los guacamayos, los periquitos o los agapornis, son aves sociales e inteligentes. De hecho, algunos expertos en aves sostienen que las cacatúas son tan inteligentes como los chimpancés, que también muestran indicios de aprendizaje social y transmisión cultural. Algunas poblaciones de chimpancés, por ejemplo, han adoptado una cultura única de excavación en la búsqueda de miel. Mediante la imitación y el aprendizaje social, estos primates han averiguado cómo utilizar palos para extraer este dulce manjar de los troncos del suelo del bosque. Los investigadores también vieron que las cacatúas macho de mayor tamaño suelen ser las que consiguen abrir más veces con éxito las tapas de los contenedores y las de más edad y experimentadas, apartaban a las jóvenes obligándolas a observar la técnica.

De hecho, más del 90 % de las veces en que los habitantes de Sídney observaron que una cacatúa abría su cubo, había varias aves alrededor, observando el intento. Una observación tan cercana es una excelente oportunidad para transmitir una habilidad a través del aprendizaje social.

"Aunque la direccionalidad no puede determinarse a partir de estos datos, estos patrones son consistentes con los que se esperan del aprendizaje social", escriben los autores, "con individuos asociados y más centrados socialmente que tienen un mejor acceso a la información social y, por tanto, una mayor probabilidad de aprendizaje".

Muy interesante.

 

jueves, 8 de julio de 2021

La Huerta de los Descabezados (Madrid)

 



Hoy es mencionar el Barrio de Huertas y nos vienen a la cabeza sus muchos restaurantes, sus infinitos relaciones públicas tentándonos para terminar la noche en una de sus salas o los incesantes grupos de extranjeros que rondan por aquí en busca de diversión. Es lo que tiene ubicarse a muy pocos pasos de la Puerta del Sol y contar con una oferta de ocio bien nutrida.

Pero hay que recalcar que los días y noches de esta zona fueron bien distintos siglos atrás, cuando las gentes del mal vivir hicieron de este entorno el lugar ideal para cometer sus tropelías. Un escenario donde las disputas y enfrentamientos hicieron de ésta una de las zonas más temidas de la Villa. Asaltos, duelos, apuñalamientos. Un lugar donde la prostitución tenía una presencia permanente y notoria, de ahí el dicho de “En la Calle Huertas hay más putas que puertas”.

Algo que corrobora la nefasta fama que tuvo la Calle Huertas tiempo atrás fue la presencia de lo que algunos bautizaron, en el Siglo XVIII, como la Huerta de los Descabezados. Sólo su nombre ya nos genera tensión e incertidumbre a partes iguales. Este barrio, cuando aún estaba por urbanizar, fue bautizado así por los numerosos terrenos que en él se extendían y donde, vecinos y extraños, plantaban y cultivaban productos de lo más variados. De todos estos dominios uno hubo que se ganó para siempre el respeto de todos los habitantes de la Villa, cuando un día aparecieron en él numerosos cadáveres sin cabeza. ¿Quiénes eran? Nunca se supo. ¿Por qué terminaron así? Tampoco.

Seguramente fuera un ajuste de cuentas o una disputa que terminó de la peor manera posible. Fue un crimen sin resolver cuyas consecuencias no se terminaron en la ejecución de las víctimas. Al parecer, durante mucho tiempo, nadie quería consumir los productos que allá se cultivaban e, incluso, los dueños de las huertas tuvieron dificultades para venderlas, por considerar que estaban condenadas y malditas.

Por fortuna, pasaron los años, los terrenos se edificaron y se perdió así, tanto su mala fama como su negra leyenda. La Huerta de los Descabezados se esfumó para siempre, como los responsables de aquel atroz crimen que jamás será resuelto.

Secretos de madrid.