domingo, 12 de abril de 2020

OCHATE (Burgos)



Ochate, pueblo enclavado en el Condado de Treviño, arrastra una larga historia de maldiciones. A caballo entre el mito y la realidad, se cuenta que tres plagas -viruela, tifus y cólera- acabaron con su población

Ochate es sinónimo de misterio desde hace ya varias décadas. Sobre este despoblado treviñés pesan todo tipo de relatos, en los que se entreveran la historia y la leyenda con tanta alegría que cuesta discernir la una de la otra. Fenómenos paranormales, avistamientos de ovnis, apariciones fantasmales, parafonías o necrópolis insólitas han contribuido a construir la leyenda negra de Ochate hasta el punto de ser rebautizado con el sobrenombre de ‘pueblo maldito’.    

En esa lista de desgracias hay, también, epidemias. Nada menos que tres plagas que, según las versiones míticas, terminaron por exterminar a la población. Pruden Muguruza, a quien se puede considerar responsable de que Ochate se convirtiera en lugar predilecto para los amantes del misterio tras publicar en los albores de la década de los 80 un artículo titulado ‘Luces en la Puerta Secreta’, aseguraba que la aldea enclavada en la campiña treviñesa había sido asolada por tres epidemias. La primera, en 1860, de viruela, que se habría llevado a buena parte de la población al otro mundo; la segunda, en 1864, de tifus, habría masacrado a los pocos supervivientes de la anterior; la tercera, en 1870, de cólera, supuso el fin de la vida de los habitantes del poblado. Lo extraño, según el relato apocalíptico de Muguruza, no es que tres virus asolaran en un plazo más o menos corto de tiempo la malhadada villa: los realmente excepcional es que ningún otro lugar del entorno (pueblos cercanos a Ochate como Imiruri, Aguillo o Ajarte) no padecieron ninguno de aquellos males.

Revisiones más actuales han tratado de desmontar esa tesis. Es el caso de los investigadores Julio Corral y Antonio Arroyo, que en el libro Ochate. Realidad y leyenda del pueblo maldito (Aguilar) señalan que a lo largo del siglo XIX se dieron en el Condado de Treviño varias epidemias, sí, pero que estas afectaron a prácticamente todos sus núcleos sin que aquello empujase a la desaparición completa de ninguno de ellos. La realidad sobre la despoblación de Ochate, según los autores de la citada obra, es mucho más prosaica: la cercana ciudad de Vitoria empezó a ejercer de imán de las poblaciones del entorno. Muchos vecinos de localidades pequeñas se dejaron cautivar por los cantos de sirena de la urbe, a la vez que se iban mejorando las comunicaciones. Así fue como se un camino más bien alejado de Ochate pasó a ser principal y más directa vía de conexión con la ciudad, dejando a Ochate más y más aislada. Así, a comienzos del siglo XX sólo quedaban tres familias en la aldea; tres familias que sí padecieron el embate de una epidemia de verdad: la gripe de 1918.

El final. Pero no fue esa plaga el final. Ochate quedó sin vecinos en 1934. Aunque hubo algunos pastores que en los años siguientes lo habitaron temporalmente, fue en la década de los 30 cuanto se vació. Para siempre. El ‘pueblo maldito’ quedó abandonado a su suerte, a la rapiña de quienes esquilmaron cuanto pudieron de su caserío, a los actos vandálicos y la olvido. Desde entonces, sólo los curiosos y amantes del misterio se dejan caer por allí. El resto, en Ochate, hace ya mucho que es sólo silencio.
Fuente: diario burgos


viernes, 3 de abril de 2020

¿CUÁNTO CO2 ESTAMOS REDUCIENDO POR EL PARÓN? ¿AYUDARÁ EN LA LUCHA CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO?




El parón de transporte e industria como consecuencia de la pandemia del coronavirus SARS-CoV-2 está limpiando las ciudades de la boina gris a la que estábamos acostumbrados. Pero, ¿qué supone el descenso en las emisiones de CO2 en la lucha contra el Cambio Climático?

Pedro Linares, profesor de Comillas ICAI y experto en Cambio Climático, responde a esta pregunta de QUO: ¿En cuánto puede ayudar a la reducción de emisiones el parón por el coronavirus?
Centramos la estimación en España. “Tenemos datos de cuánto se ha reducido la movilidad, y sabemos a cuantas emisiones equivale. Hacer el cálculo para la industria es más difícil, y es posible que haya aumento de emisiones por el uso de la calefacción en las casas, pero, si nos centramos solo en el transporte, que es lo más significativo vemos con qué datos contamos».
Lo que dice el CLH (la principal empresa de almacenamiento y transporte de productos petrolíferos de España) es que el consumo de combustible para automoción, diésel y gasolina, ha bajado alrededor del 70% durante el parón. Sabemos qué porcentaje de las emisiones que produce España proceden del transporte, y es aproximadamente un
27%. Así que la cuenta sale fácil. Si no nos movemos, pasaremos de un 27% a aproximadamente un 8% de las emisiones en España procedentes del transporte”.
Podría parecer un logro de peso. Pero no lo es. “Estamos hablando de que esa sería la reducción si el parón durara todo el año. El 27% se calcula en términos anuales”.

Ni siquiera con el parón total de tráfico durante un año entero conseguiríamos reducir las emisiones a las que nos hemos comprometido.

¿Con esto, entraríamos en los niveles de reducción del plan 20/30 trazado para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU? “Ni de lejos. Imagínate que mantuviéramos el confinamiento un año (emisiones
reducidas en un 15-20% como hemos visto). Con la reducción de la actividad industrial y la demanda de electricidad, pongamos que desciende un 10% más. Habríamos reducido un 25-30% nuestras emisiones. Y el objetivo para 2030 es reducirlas un 35%. Es decir, que aún tendríamos que reducir más”. Ni siquiera con el parón total de tráfico durante un año entero conseguiríamos reducir las emisiones a las que nos hemos comprometido.
Pero, ¿esto tendría un efecto notable en el clima? “En los temas de contaminación atmosférica, la conexión entre reducción de la movilidad y efectos ambientales es inmediata. Es decir, si para el transporte, las concentraciones de NOx y partículas bajan. Pero en el caso del CO2 es más complejo porque su acumulación en la atmósfera tiene mucha inercia. Cada molécula de CO2 emitida se queda doscientos años en la atmósfera, y hay acumuladas más de 3.000 millones de toneladas. Así que lo que podemos estar ahorrando con un parón de un año es el chocolate del loro en comparación con lo que tenemos”.

Habría que multiplicar por 2 el efecto del parón hasta 2030 (y luego seguir reduciendo), pero no un año ni dos, sino indefinidamente

Si queremos cumplir con el descenso de 1 grado y medio de la temperatura global, con este parón estaríamos ganando un poco de tiempo en el objetivo de conseguirlo, pero muy poco. Habría que multiplicar por 2 el efecto del parón hasta 2030 (y luego seguir reduciendo), pero no un año ni dos, sino indefinidamente”.
Fuente: Quo