martes, 22 de junio de 2021

LA BALLENA QUE SE TRAGÓ A UN BUCEADOR

 


Un pescador estadounidense es la única persona de la que hay registros que ha sido engullido por una ballena y escupido después

El pasado 11 de junio Michael Packard estaba buceando en busca de langostas. Solía sumergirse en Massachusetts, en la costa este de Estados Unidos, donde los buceadores bajan hasta 15 metros en busca de langostas que vender a los restaurantes locales.

En sus propias palabras “de repente sentí un tirón enorme y todo se volvió negro”. Sus primeros pensamientos fueron que había sido atacado por un tiburón. Los grandes tiburones blancos frecuentas las aguas de Massachusetts, pero Michael Packard pronto se dio cuenta de que no sentía los dientes de ningún escualo.

Rápidamente entendió lo que pasaba. “¡Dios mío! Estoy en la boca de una ballena… y está intentado tragarme”, fueron los pensamientos que le vinieron a la cabeza según contó en un canal de televisión local.

Nuestro protagonista terminó en la boca de una ballena jorobada, uno de los animales más grandes que existen, con un tamaño medio de 14 metros de largo y un peso aproximado de 36 toneladas. Normalmente viven mar adentro, pero en ocasiones se acercan a la costa, lo que puede tener consecuencias fatales para ellas.

En vez de dientes, como los tiburones, estas ballenas tienen barbas. Son unos filamentos flexibles hechos de queratina, el material de nuestro pelo y uñas. Las ballenas se alimentan con un rápido empujón de su cola, abriendo la boca hasta casi 90 grados, absorbiendo una gran cantidad de agua y todos los pequeños animales que contiene.

Precisamente por la forma en que se alimentan, es imposible que una ballena se trague a un humano. Las ballenas buscan presas pequeñas que pueden tragar más cómodamente. Su garganta solo tiene un diámetro de entre 10 y 20 centímetros, por lo que tendrían problemas para engullir incluso un balón de fútbol.

Aun así, Michael Packard no estaba libre de peligro. Las enormes lenguas de las ballenas pesan cuatro toneladas, y fácilmente podría haberlo aplastado sin querer.

Tras 30 agónicos segundos en los que Michael Packard daba todo por perdido, la ballena escupió a su invitado indeseado, que había estado respirando dentro del animal gracias a la botella de aire que llevaba en su equipo de inmersión.

Cuando se vio libre, Michael Packard subió hasta la superficie, donde sus preocupados compañeros pudieron rescatarlo y llevarle hasta el hospital, donde le trataron de su única herida, una rodilla dislocada.

Aunque hoy en día se siguen descubriendo especies de ballena, todos los científicos marinos coinciden en que este suceso no ha sido un ataque y que es algo extremadamente raro. Probablemente Michael Packard estuviese nadando cerca de la verdadera presa de la ballena, como por ejemplo un banco de sardinas, y fue absorbido por las enormes corrientes que produce el cetáceo al abrir la boca y absorber decenas de toneladas de agua.

Si realmente buscásemos una ballena capaz de tragarse a una persona por completo tendríamos que fijarnos en los cachalotes, la famosa némesis del capitán Acab, el protagonista de Moby Dick. Estas parientes de las ballenas jorobadas sí cazan presas enormes, como el calamar gigante. Para ellas solo seríamos un aperitivo, pero fuera de la literatura no hay ninguna fuente que indique que tengan apetito por la carne humana.

Fuente: Quo

 

sábado, 5 de junio de 2021

ARBOLES SINGULARES

 



Si tienes la suerte de vivir o visitar la isla canaria de Tenerife en Icod de los Vinos, no puedes perderte este árbol fascinante que fue declarado Monumento Nacional en 1917. Mide 18 metros de altura y su circunferencia en la base es de más de 20 metros y un tronco de 17,44 metros de perímetro. Su copa la forman más de trescientas ramas principales, y aunque no se conoce su edad con exactitud se calcula que lleva allí entre 500 y 1.100 años. La especie Dracaena draco es la única planta del mundo con savia de color rojo cuando se expone al aire, parecida a la sangre, lo que explica el nombre y las muchas leyendas sobre estos árboles nacidos de la sangre de dragones.


Las sequoias son gigantes entre los árboles, algunos ejemplares de los parques de EE UU alcanzan los 105 metros de altura y los 12 de diámetro. Este ejemplar de Sequoiadendron giganteum en concreto, llamado “La Reina” está en la entrada del Palacio de la Granja, cerca de Madrid, desde 1867, cuando se cita por primera vez. El árbol es nativo de Norteamérica, y este ejemplar es el segundo más antiguo de Europa. “La Reina” perdió parte de su copa por un rayo en 1991, pero aún así se alza hasta los 38,5 metros de altura. Tiene un compañero en el mismo parque, “El Rey” que alcanza los 45 metros.


Este es el árbol más antiguo de Málaga, se calcula que su edad está entre 800 y 1.000 años. Se encuentra en la Sierra Real de Istán, tiene 23 metros de altura y 14 de perímetro. Hay multitud de leyendas sobre él y por desgracia la gente se llevaba la tierra de sus raíces, a la que otorgaban propiedades mágicas, poniéndolo en peligro. El Ayuntamiento tomó medidas para protegerlo hace apenas unos años.