viernes, 22 de mayo de 2015

Origen del nombre de la calle de Arganzuela, Madrid



En el Madrid del siglo XV y donde hoy está la calle de Toledo estaba la puerta de la Latina, más allá sólo había campo con algunas casas de labranza y unos barrancos que llegaban hasta el río Manzanares. En una de esas casas vivía un alfarero cuya mujer murió al dar a luz a una niña llamada Sancha, que con sus hermanos ayudaba a su padre a fabricar pucheros y otras vasijas de barro. Sanchita, por su débil constitución, sólo se ocupaba de suministrar agua, ya que los cacharros en sus manos acababan rotos muy a menudo. A su padre le llamaban 'tío Daganzo', porque había nacido en el pueblo de Daganzo de Arriba (Madrid) y a su hija, ‘la Daganzuela’, vocablo que derivó en Arganzuela.

Un día pasó por aquellas tierras la reina Isabel I, ‘la Católica’, camino del río, acompañada por una de sus damas y varios caballeros. La reina quiso beber agua y la comitiva se detuvo junto a la casa y uno de los caballeros pidió una vasija con agua para la reina. La niña se ofreció, buscó la mejor vasija y se la entregó. Agradecida por la diligencia de la niña y ante la evidente pobreza de su familia, la reina ordenó a uno de sus caballeros que llenara de nuevo aquella jarra y regara con ella la tierra, que lo repitiera dos veces más, y todo el terreno regado se diera en dote a la muchacha. Así se hizo y la niña se convirtió en dueña de esa tierra.

Cuentan las crónicas que por aquel tiempo se produjo en España una epidemia de peste y por precaución se cerraron las puertas y portillos de Madrid, pero por un descuido dos afectados por la enfermedad que vivían en aquellas casas de labranza se colaron en la villa buscando auxilio. La peste se extendió por el barrio y luego por todo Madrid, por eso a dicha entrada la llamaron ‘puerta de la Peste’.

El padre y los hermanos de la Arganzuela fallecieron a causa de la peste y sólo ella se salvó. Luego Sancha se casó y tuvo tres hijos, pero murieron. Su marido, que era regalero (encargado de las frutas y flores) de la reina Juana I, ‘la Loca’, construyó unas casas en las tierras de Sancha, que todos llamaban el Campo de la Arganzuela.

Cuando murió su marido, Sancha ingresó en la Venerable Orden Tercera de San Francisco, integrada por seglares dedicados a ayudar a pobres y enfermos. Sancha contribuyó con su dinero a la construcción de una capilla y también una pequeña fuente cerca de donde estaba la antigua puerta de Toledo. Sancha murió y fue enterrada en el convento de San Francisco, en la capilla de San Onofre, con una inscripción en su sepultura reconociéndola como bienhechora del convento.

Y por todo esto, a la calle que se creó en aquellas tierras se la llamó calle de la Arganzuela, que va desde la calle de Toledo a la plaza del Campillo de Mundo Nuevo, junto a la Ronda de Toledo.

 Fuente: cosasdelosmadriles.

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