Cuesta me hizo, 1655
Fabricaron esta casa Francisco Fernández de la Cuesta
y su mujer Ana Pérez Gil de la Cuesta y Segura, año 1724 Una ventana para el Santo Oficio
Jesús, María y José sean conmigo.
Francisco García de Santa Coloma, Comisario del Santo Oficio
Buscaba un roble gigante en las monumentales dehesas de
Huerta de Arriba y los Tolbaños, del que me habían hablado, y me salieron al
paso una serie de ventanas con escudo y leyenda, de cuya condición llevamos un
buen número guardado en este Cajón de Sastre. Debo decir que en un primer
momento me sorprendió observar tantas ventanas historiadas en Huerta de Arriba,
y además con escudo, pues con tales características me parecían más propias del
Alto Ebro que de cualquier otro lugar burgalés. Quedé sorprendido en un primer
instante, ya digo, pues pasar de repente del chip arbóreo que me llevaba al de
la hidalguía castellana, suponía un cambio para el que no iba preparado. Pronto,
sin embargo, me di cuenta de que estaba en campos de lana y trashumancia, y que
aquellos alardes en las ventanas debían recordar a los ricos mercaderes-ganaderos
trashumantes que debieron vender sus vellones a las fábricas de Ezcaray,
Pradoluengo, Canales y otras, y que llegaron a alcanzar la condición de hidalgo
en los siglos XVII y XVIII. Hoy, amigos
de este Cajón de Sastre, cuando veáis
estas ventanas blasonadas recordad a los pastores que marchaban con sus rebaños
de miles a la Extremadura, donde pasaban los
meses de invierno dejando la sierra triste y oscura; recordad a los
Mayorales, a los pastores rabadanes, a los pastores zagales, a los pastores
temporeros, a los pastores compañeros... con sus mastines. Asomaos a estas
ventanas y recordad a todos los vecinos de aquel Huerta de Arriba trashumante,
pues casi todos se dedicaron a la guarda y custodia del ganado, salvo algunos
profesionales, como el herrero, el sastre, el zapatero, los tejedores, el
tabernero...
Entre las que aquí dejo, donde se reconoce el apellido
Cuesta, se encuentra la ventana central
de una casona que perteneció al Comisario del Santo Oficio, Francisco García de Santa Coloma, seguramente
relacionado también con el negocio de la trashumancia
Fuente: Memorias de Burgos
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