Huerta de Arriba y Valdelaguna.
Dice el pastor Bonifacio, uno
de los reyes de la trashumancia: “Treinta y cuatro años seguidos, que se dice
fácil y pronto, he bajado yo con las ovejas merinas, desde los Picos de Urbión
o desde la Sierra de Neila a la provincia de Cáceres, hasta donde entra el río
Tajo en Portugal. Hasta la misma frontera llegábamos. Y de esos treinta y
cuatro, lo menos veintiocho, andando por las cañadas, sin embarcar en camiones
o trenes o cosas de esas como se empezó a hacer más tarde”. (GARCIA DE LA
TORRE, Bonifacio y ZAVALA, Antonio) Generalidades La Sierra de Burgos, ya antes
de la fundación del Honrado Concejo de la Mesta ofreció de una sola vez a
Alfonso VIII (1170), como ayuda a la guerra, un obsequio de 2.000 carneros.
Estos pueblos serranos utilizaban con sus rebaños trashumantes la Cañada
Segoviana en sus distintos cordeles. Su desarrollo fue similar al experimentado
por Neila. A mediados del s. XVIII, según el Catastro de Ensenada, la zona
contaba con 39.831 cabezas.
Aunque en otras localidades la trashumancia en el s. XIX
perdió importancia a mediados de dicho siglo, Valdelaguna seguía con 40.000
merinas, número de cierta consideración. Huerta de Arriba contaba, en la
primera mitad del s. XX, con unas 15.000 cabezas trashumantes pertenecientes en
su mayor parte a las familias Martín y Hernáiz. A mediados del s. XVIII, debido
al aumento del precio de la lana y de los ganados, hubo escasez de pastos en la
sierra. Los ganaderos se vieron obligados a arrendar los Quintos, lugares de
pasto para 500 reses, en los pueblos vecinos. En Quintanar, los de Rozavientos,
El Calar, El Pitañal, Triguera, Ojoscoso, El Lomo y Hoyuelos; en Vilviestre del
Pinar, los de El Carrascal, Carmona, el Cañizal y el Lomo, junto con otros en
Palacios de la Sierra, Potes (Santander), Soria y La Rioja.
Los últimos
pastores trashumantes han permanecido en el Valle de Valdelaguna hasta el año
2007, en Huerta de Abajo. Destaca la cabaña de Arturo Salas con más de 2.000
merinas, siendo Felipe Hernáiz su apoderado de fama bien ganada por su trabajo.
En Tolbaños de Arriba, hasta el 2007, estaba la cabaña de los Hermanos
Desiderio y José Serrano, con más de 2.300 merinas. Desiderio es uno de los
pastores trashumantes que ha vivido con mayor intensidad la vida pastoril, la
que considera “su única vida”, con nostalgia profunda. A pesar de que otros
pastores, paisanos suyos, comentaban que la vida trashumante en el s. XX era
“miserable, dura, esclava y solitaria”. Hoy la lana, los finos vellones de
otros tiempos, no tienen valor. La cultura de La Mesta se considera algo del
pasado y en la Sierra han dejado de oírse los cencerros; ante las pocas
posibilidades de trabajo, los pueblos se han quedado vacíos. Los últimos
rebaños trashumantes se formaban, normalmente, por la unión de varios
propietarios que con 1.400-2.000 cabezas iban a Extremadura.
Huerta de Arriba 168 habitantes a 1.202 m. de altitud.
Situada en la umbría de la Campiña, al lado del río Tejero. Es villa de casas
blasonadas, con escudos de los siglos XVII y XVIII. Destacan ganaderos
importantes como los hermanos Bonifacio y Rafael Hernáiz, Juan Gil de la Cuesta
y los hermanos Policarpo y Pedro Martín. Estos últimos eran conocidos como “los
pañeros” por su relación textil en Béjar. Destacaban por su negra vestimenta,
sombrero, gran puro y elegante montera. También debemos citar a los hermanos
Benito, Félix y Pepe, hijos de Indalecio García. Todas las familias contaban
con cabaña de 2.000 a 3.000 merinas. Hasta 1965-70 existió en Huerta de Arriba
la trashumancia. Desde la década de los años 30 utilizaban el ferrocarril de
Salas para ir a pastos de invierno. Al desaparecer el de Salas, lo hicieron
desde Abejar y Soria. Ya en 1990 este transporte pasó a realizarse en camión.
Ermita de Nª Srª de la Vega
Los pastores trashumantes, se
reunían en ella, al marchar a Extremadura. “La primera parada, dice el pastor
Bonifacio, la hacíamos siempre junto a la ermita de la Virgen
de la Vega, que queda a tan sólo a tres o cuatro kilómetros de aquí (Huerta de
Arriba), a mano derecha y un poco en alto. Hay una rampla que baja desde allí
hasta la carretera. Esa Virgen se consideraba por todos que era la Patrona y
Protectora de los pastores y del ganado. La vez que pillaba de barbecho, quiero
decir que no estaba sembrado aquel pago, porque se alternaban los años,
dormíamos allí la primera noche. Pero cuando estaba sembrado el pago teníamos
que alargar más porque se podía hacer allí la dormida. Antes de partir,
mientras el ganado pasteaba, le dábamos la despedida a la Virgen cantando la
Salve”. (GARCIA DE LA TORRE, Bonifacio y ZAVALA, Antonio).
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