El callejón del Gato es uno de los lugares más conocidos de
Madrid, y 'gatos' es el apodo por el que llaman a los nacidos en Madrid. Una de
las tradiciones de Madrid afirma que el sobrenombre gatos data de los tiempos
de la Reconquista por las tropas del rey castellano Alfonso VI. Según el
relato, cuando los cristianos asaltaron la muralla árabe durante la toma de
Madrid, a finales del siglo XI, uno de los soldados se subió a ella con gran
ligereza "hincando la daga por las junturas de las piedras, que los del
Real, maravillados de su agilidad, empezaron a decir: que parecía gato,
trocando de allí adelante él y sus sucesores, en memoria de esta hazaña, su
antiguo apellido por el de Gato".
Placa homenaje a Valle-Inclán
en el llamado Callejón del Gato.
Lo que no dudan los historiadores es que existió, en tiempos
medievales, este linaje. A él perteneció Juan Álvarez Gato, poeta madrileño
autor de un cancionero y mayordomo de la reina Isabel la Católica. Casado con
Aldonza de Luzón, este personaje, que da nombre a la calle, no dejó
descendencia, por lo que fundó en 1490 un mayorazgo, encabezado por su sobrino
García Álvarez Gato. Las casas de dicho mayorazgo estaban contiguas a la torre
de la iglesia de San Salvador y sus fachadas daban a la calle Mayor y a la
calle de Santiago.
El Callejón del Gato (Valle-Inclán)
La calle de Álvarez Gato, más conocida como callejón del
Gato, en los aledaños de la plaza de Santa Ana, es muy pequeña, pero se
encuentra por derecho propio en la Historia de la Literatura Española. Fue a la
puerta de uno de sus establecimientos, que como atracción tenía un espejo
cóncavo y otro convexo, y por tanto deformaban la figura de quien en ellos se
miraba, donde el dramaturgo y novelista Ramón María del Valle-Inclán ideó sus
famosos esperpentos.
Así, en su obra Luces de Bohemia (1924), el personaje Max
Estrella le dice a su amigo don Latino: “Los héroes clásicos han ido a pasearse
en el callejón del Gato. Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos
dan el esperpento. Las imágenes más bellas en un espejo cóncavo, son absurdas”.
El nombre de este callejón aparece varias veces más en la obra.
El callejón del Gato siempre ha estado cerrado al tráfico
rodado. Prácticamente, todas las puertas de esta calle son de bares y
restaurantes muy frecuentados por sus raciones y platos típicos. Esta calle
comunica la de Núñez de Arce con la calle Cruz. Es un paso muy frecuentado para
ir desde la Puerta del Sol hasta la plaza de Santa Ana y el Barrio de las
Letras.
Esta calle figura en el plano de Texeira (1656) aunque sin
nombre, pero ya en el plano de Espinosa (1769) aparece con su nombre.
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