El monasterio de Santa María la Real de Las Huelgas es un
monasterio de la congregación de monasterios de monjas cistercienses de San
Bernardo. Fue fundado en 1189 por el rey Alfonso VIII de Castilla.
Existía un pequeño
palacio en estos terrenos donde está ubicado el monasterio, del cual se
conservan algunos pequeños vestigios. El lugar fue elegido por el rey Alfonso
VIII y su esposa Leonor de Plantagenet para levantar un monasterio cisterciense
femenino que se fundó en Junio de 1187.
Fue la reina Leonor quien puso mayor empeño en conseguir
esta fundación con el fin de que las mujeres pudieran alcanzar los mismos
niveles de mando y responsabilidad que los hombres, al menos dentro de la vida
monástica. Elevaron al papa Clemente III la petición para fundar y consagrar el
nuevo monasterio, petición que fue concedida de inmediato. Los reyes donaron
cerca de cincuenta lugares cuyas tierras constituyeron desde el principio un
importante patrimonio que se multiplicaría con el tiempo. Se conserva la carta
fundacional del rey que empieza diciendo:
Yo, Alfonso, por la gracia de Dios, rey de Castilla y
Toledo, y mi mujer, la reina doña Leonor…
Cîteaux otorgó a este monasterio el derecho a instituirse
como matrem ecclesiam equiparándose así al gran monasterio francés de
Fontevrault. En 1199 se convirtió definitivamente en casa madre de los
monasterios femeninos de Castilla y de León.
La vida del monasterio dio comienzo con un grupo de monjas
que llegaron desde el Monasterio de Santa María de la Caridad de Tulebras (en
Navarra), donde existía desde 1157 el primer monasterio cisterciense femenino
de la península. Las dos primeras abadesas fueron la infanta de sangre real
Misol (o Mariasol) y la infanta Constanza, hija de los reyes fundadores.
La abadesa de Las Huelgas llegó a disfrutar de una autonomía
y poder tan elevados que sólo dependía del papa y estaba por encima de la curia
episcopal. La abadesa, como mujer, no podía confesar, decir misa ni predicar,
pero era ella quien daba las licencias para que los sacerdotes hicieran estos
trabajos. La concesión era dada en nombre de Dios y de la Sede Apostólica. Era
dueña de un señorío material y un señorío jurídico. El señorío material estaba
compuesto por:
- 54 villas
- tierras
- molinos
- exenciones fiscales
de pontazgo, portazgo y montazgo.
El señorío jurídico tenía su propio fuero, cuyas leyes en el
tema civil y criminal dirigía y vigilaba la abadesa. Podían nombrar alcaldes y
ejercían su jurisdicción sobre un buen número de monasterios cuyas abadesas
eran nombradas por la abadesa de Las Huelgas.
Todos los privilegios se mantuvieron intactos a través de
los siglos hasta el siglo XIX, en que fueron suprimidos por el papa Pío IX.
1 comentario:
Precioso el monasterio....
Alma
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