viernes, 19 de septiembre de 2014

GAITEROS Y REDOBLANTES, A MODO DE HOMENAJE

                                                      El gaitero Elías Izquierdo.
      
No me preguntéis, queridos amigos de este Cajón de Sastre, cómo y de qué manera atravesaban la imponente sierra del Mencilla los músicos de Tinieblas para tocar en las fiestas de los pueblos del otro lado, ni tampoco cómo lo hacían los de Villamiel, o los de Jaramillo de la Fuente. Es una asignatura de epopeya que aún tengo pendiente de aprobar. No sé vosotros, pero sólo de imaginarlos con sus dulzainas y sus cajas ascendiendo por las laderas nevadas del célebre pico me entran sudores, aun en Navidad, que es cuando Tripa Negra con su dulzaina y cualquiera de sus dos hijos redoblantes, con sus cajas, amenizaban las fiestas de San Esteban, de Villorobe, el pueblo que ya no existe, el caserío que el pantano del Arlanzón se tragó. Imaginar la ascensión con nieve hasta la cintura es ya escalofriante, pero debía ser aún peor mantenerse en pie durante las fiestas patronales al hacer los pasacalles patinando sobre la nieve y el hielo. Permitidme aquí que me pregunte, amigos de lo imposible, de quién fue la feliz idea de celebrar la fiesta patronal de algunos pueblos burgaleses en diciembre, cuando el clima es tan riguroso. Frecuentes fueron los casos de músicos retenidos en pueblos en fiesta, durante muchos días, por copiosas e intempestivas nevadas.
Ahora corre agosto, mes de las mil y una fiesta en la provincia, dejadme por ello que os amenice la función con un relato que me fue contado en Villamiel, hace ya una docena de años, por Bernardino Echebarría, otro de los músicos serranos que escribieron con sus dulzainas y redobles las fiestas de muchos de nuestros pueblos.
 
TRIPA NEGRA Y RABO ESQUILAO, MÚSICOS DE LA SIERRA

“[El dulzainero] Tripa Negra hace muchos años que murió, tendría ahora más de cien años. Se llamaba Pablo y era de Tinieblas. Era muy negro y estaba gordo.  Tenía tres hijos, él era dulzainero, y los hijos tocaban la caja. Y yo también fui dulzainero. Yo estuve de gaitero desde los 21 años hasta los 31 y he ido hasta San Juan de Ortega andando, a Galarde, a Villorobe... A Villorobe dije que no iba más, porque la fiesta era en Navidad y había una nevada que no podía ir tocando la gaita por las calles porque había un hielo que no era posible, ¡no se me olvidará! Me acompañaba de redoblante otro de Villamiel. Yo he estao tocando por carnavales en Arlanzón, en Villasur en Urrez, en San Adrián, en Modúbar de la Cuesta... Cuando empecé yo, al principio me pagaban treinta pesetas. Dormíamos en las casas de los mozos; ellos  decían dónde te  tocaba cenar, y  allí mismo te tenían que dar cama.

A los chicos de Tripa Negra le salieron buenos redoblantes. Como no tenían más que la caja y la gaita, pues iban un hijo y él con la dulzaina. Y ya cuando los hijos se fueron separando de él, que se fue cada uno por..., el uno se casaba, el otro también, pues ya tocó con un redoblante de San Millán de Lara, no sé como se llamaba. Pablo iba mucho a Pineda por la sierra, porque habían venido unos americanos [indianos] y le mandaban ir a tocar. Iban andando, claro, entonces todo era andar.

En Tinieblas había otro gaitero, que se llamaba Marcelo.Y había otro gaitero que se llamaba Elías [Izquierdo], que le llamaban Rabo Esquilao, que era de Jaramillo la Fuente, que le llamaban el  cencerrero, que vendía cencerros y tocaba la gaita, hacía de todo, Y ese sí que, con un hijo que tuvo, ya a lo último se echó batería; pero no quería que le llamaran Rabo Esquilao.

En Castrillo la Reina había otro gaitero, en Hortigüela había otro, en Covarrubias había tres o cuatro...” 
Fuente: Memorias de Burgos

Yo también quiero dejar constancia que en Pineda de la Sierra hay otro gaitero que toca muy bien la dulzaina, se le llama cariñosamente “Manolin”, hoy ya retirado.






1 comentario:

Alma dijo...

Que bonita me ha parecido la entrada, pero no creo q los gaiteros fueran andando de pueblo a pueblo....por cierto yo también conozco a Manolin ,....

Besos

Alma