lunes, 23 de febrero de 2009

Kazajstán


Un día nuestro hijo Emilio nos dijo: "Mi empresa necesita un Ingeniero para que se haga cargo del tren que tiene entre la ciudad de Almaty y Astaná, unos 900 km. Y les he dicho que me voy yo". Nosotros le preguntamos que por dónde estaba ese país, que no habíamos oído nombrar nunca, y cuando nos enteramos que estaba en Asia Central, miramos en el mapa, y vimos que estaba donde ya no alcanzaba la vista.
Pues allí se fue. Nos quedamos un poco preocupados. Nos prometió que vendría una vez al mes a visitarnos y a entregar informaciones a la empresa y así lo hizo. Estuvo dos años trabajando allí y hace tiempo que regresó a trabajar a Madrid.

Cuando mi mujer me dijo que teniamos que ir a visitar a Emilio y conocer ese pais,nos pusimos manos a la obra. Lo primero fue solicitar los visados. Me fui a la embajada de Kajastán, aquí en Madrid, a solicitarlos. Les dije que necesitaba los visados, para conocer el país. Turismo, les dije. ¿Cómo dice?, y pusieron los ojos como platos., Bueno, verá, les aclaré, es que tengo un hijo que está trabajando allí y vamos a visitarlo. ¿Dónde trabaja?, me preguntaron, ¿Qué hace? y mil preguntas más para terminar diciéndome que volviera otro día. Y otro, y otro y no sé cuántos días más tuve que ir por la embajada. Llegué a conocerlos e incluso a entablar amistad con alguno de ellos. Cuando iba por la embajada nunca me encontré a nadie haciendo gestiones. Por eso creo que les extrañó mi primera visita.

Nos dieron los visados, y entonces me puse a buscar vuelos de avión. Por cierto, creo recordar que tardamos en el viaje entre 14 y 16 horas. Un poquito pesado.
Llegamos al aeropuerto de Almaty y allí estaba nuestro hijo esperándonos junto con su chófer y el coche de la empresa. Al subir al coche observé que el chófer iba armado hasta los dientes. Llegamos a su casa y con ella la primera sorpresa: las paredes de las casas estaban fabricadas de puro hormigón armado. La puerta del edificio estaba totalmente acorazada y la de entrada al piso también. Con la sorpresa de que detrás de esa puerta había otra de madera de acceso a la vivienda.
Al día siguiente, fuimos a visitar la ciudad. Emilio nos llevó al mercado central que consiste en muchos angares con montañas de ropa (literalmente montañas), calzado,. zapatos, bolsos etc, amontonados encima del suelo. Eso sí, todo de marca pero a precios chinos.

Otro día, mi hijo alquiló un 4 X 4 y nos subió a las montañas Chimbulak, que hacen frontera con Kirigistan, por unos caminos empinados. Yo me quería volver a casa, pero que no pude. Tengo qu ereconocer que mereció la pena. Muy bonito. Por el camino nos encontramos con policías armados que querían saber hacia dónde ibas. Menos mal que mi hijo ya sabía la contestación que le tenia que dar: dinerito=soborno=dame, sino no pasas .

También fuimos al valle de “Turguen”, precioso. En el río, cerca de una piscifactoría, estuvimos pescando truchas. Que por cierto, las que pescábamos, las pagabamos y en un restaurante que había allí cerca, te las preparaban para comer. Muy buenas.
Las carreteras no tienen baches, sino cráteres en el asfalto. Algunas de ellas las tenían preparadas para que pudieran aterrizar aviones.

En la ciudad, las calles y jardines estaban muy abandonados. Solo había una gran avenida bien asfaltada, donde estaban las embajadas y organismos oficiales, por donde los ricos paseaban sus ferraris y mercedes de gran cilindrada., Por las otras calles iban los coches atados con cuerdas o alambres. Los dos extremos.
La comida a mí no me gustaba. Solían comer carne de caballo, y una exquisitez eran los huevos de caballo rebozados.,pero para ellos.

Los días que estuvimos por allí, lo pasamos muy bien y visitamos casi todo. Nos gustó mucho la catedral y el famoso parque Gorky. Hasta vimos una placa dedicada a la visita realizada por el expresidente Aznar. En fin.

4 comentarios:

Beatriz Montero dijo...

Menudo viaje más chulo. Cuenta en otra entrada como frenaban los cohces ;)

Beatriz Montero dijo...

Como frenaban los coches, quería decir.

José Montero dijo...

Bea, los coches frenaban como todos, lo que pasa que allí lo de conducir es otra historia, Cuando íbamos una vez en un taxi, bueno de taxi, hacen todos los coches particulares, observamos que el conductor iba descalzo y para frenar y pisar el embrague lo hacia con el dedo gordo, era todo pericia, nos quedamos...

Emilio Montero dijo...

QUE RECUERDOSSSSSSSSSSSSS!!!

Como disfrute de la lectura oye!!, como os gusto verdad? lo que no dices es esa frase tan bonita que me decias a menudo:

.-que has hecho a la empresa para estar aqui?-.

Te acuerdas de como pescábamos cuando yo era pequeño? pues es lo que buscaba cuando os lleve alli.

Lo que tampoco dices es como gritaba mama cuando subiamos con el 4 X 4 por las montañas, que lo grabaste con la cámara, MENUDOS GRITOS...

Tambien les lleve al mejor restaurante de la ciudad que justamente fue el que menos les gusto (90€) me costo y cuando les lleve al de (10€) les encanto, INCREIBLE!!!

Bueno os gusto el mayor bazar de ASIA CENTRAL?

Muchas gracias por recordarme ese viaje, papa.

Tu hijo, Emilio