Pese a que muchas personas toman este refresco para
facilitar la digestión, no existe ninguna evidencia de que tenga efecto
terapéutico alguno.
La tónica es un refresco azucarado
al que se le han atribuido propiedades digestivas desde hace mucho tiempo. De
hecho, son muchas las personas que acuden a este brebaje amargo
y burbujeante tras una comida copiosa con la ingenua esperanza de
aliviar el buche. Confían en que su ingesta facilite el tránsito intestinal
y consiga eliminar la desagradable sensación de hinchazón que han provocado las
cinco cervezas, las patatas asadas con chorizo y el chuletón de cordero que se
acaban de meter entre pecho y espalda.
En realidad, se trata de un mito. La tónica, tal y como se
comercializa en la actualidad, no es más que —digámoslo claro— un refresco
azucarado como pueden ser la Fanta o la Coca Cola, con todos los perjuicios que estos tienen para la salud y
sin propiedades terapéuticas. "El agua tónica es una bebida que, aunque es
muy consumida en todo el mundo, realmente no tiene nada en su
composición que sostenga su fama de refresco que facilita la digestión",
confirma la farmacéutica y nutricionista María José Cachafeiro,
autora del blog de divulgación La Botica de Teté.
El origen de esta falsa creencia se remonta al siglo XIX,
cuando el inglés William Cunnington descubrió una bebida con propiedades
digestivas que tomaban en la India y que contenía extractos de quinina.
La quinina es
una sustancia que se extrae de la corteza de un árbol conocido como quino y
que se utilizó en el tratamiento de la malaria. Cunnington, tras su
viaje a India, elaboró una bebida con agua carbonatada y extractos de quinina
para tratar a los soldados ingleses de las colonias. Posteriormente, su uso se
extendió por todo el mundo gracias a su peculiar sabor amargo.
"Este mito se basa en la posible dilatación de los
vasos sanguíneos que podría producir la quinina que contiene, pero no existe
evidencia científica sólida que sostenga tal afirmación", asegura
Cachafeiro. Es más, la cantidad de quinina que contiene la tónica que podemos
encontrar en el supermercado es anecdótica y se utiliza como mero potenciador.
"Existen en el mercado diferentes tónicas o aguas tónicas y no todas
contienen la misma cantidad de quinina”, añade.
Sin evidencia científica:
La quinina es una sustancia que, además, en grandes
dosis, puede ser perjudicial para la salud. De ahí que organismos
como la FDA (siglas en inglés de la Administración de Medicamentos y Alimentos
de Estados Unidos) limitaran su concentración en los refrescos. Tal y como
recuerda Cachafeiro, en 2015 investigadores de la Universidad de La
Laguna analizaron la
cantidad de esta sustancia presente en distintas bebidas que podemos comprar en
los supermercados españoles. El objetivo era conocer si su concentración se
encontraba por encima de los límites permitidos. Y no, no lo es.
"La cantidad de quinina ingerida por una persona al
consumir una lata de tónica de 330 mililitros sería de 21,35 miligramos, siendo
necesario más de 1 gramo/día para que la dosis tenga efectos adversos", se
puede leer en el trabajo. Ahora, el hecho de que los niveles de quinina sean
tan bajos trae aparejado también que la tónica, como ya hemos señalado, no
tenga ningún efecto terapéutico sobre nuestro organismo. "El hecho de
que un refresco contenga poco más de 20 miligramos de quinina hace que el
posible efecto terapéutico sea mínimo", confirma Cachafeiro.
Lo que sí contiene en abundancia una lata de, por
ejemplo, tónica Schweppes es azúcar. En concreto, más de 27
gramos en 330 mililitros. Casi siete terrones. Es decir, tomando un solo
refresco ya estaríamos superando el límite máximo de consumo de azúcares libres
establecido por la OMS (25 gramos para un adulto que ingiera unas 2000
kilocalorías diarias). Además, tal y como señala la farmacéutica, uno de los
problemas de la tónica es que su sabor amargo hace que tengamos la
sensación de no estar tomando azúcar, "o al menos en la cantidad que
tienen otros refrescos".
¿Puede dificultar semejante cantidad de azúcar la digestión?
En teoría, no, pero sí que va a provocar "una subida de glucosa en sangre,
que se sumará a la que obtengamos del resto de alimentos, y que hará
que nuestro metabolismo tenga que realizar un trabajo extra". De esta
forma, según la especialista, lo mejor para tener una buena digestión es no
realizar ninguna comida copiosa. Pero si se realiza, lo mejor es dar después un
paseo o realizar una caminata ligera, de tal manera que se favorezca la
motilidad intestinal y se ayude a reducir los niveles de glucosa en
sangre.
Por último, Cachafeiro apunta que la tónica es un refresco
que debería consumirse de forma ocasional, y en ningún caso "pensando en
sus supuestos efectos saludables". Si optamos por las versiones light,
mejor, ya que contienen menos azúcar. "Para el día a día, mi recomendación
no puede ser otra que beber agua", finaliza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario