Acabas de comer y en poco tiempo vuelves a tener hambre.
Suele ocurrir, y de hecho es una de las causas más habituales para que las
dietas de adelgazamiento fracasen. El problema es que muchos de los productos
que consumimos realmente no nos sacian y acabamos por comer el doble. Y ojo,
porque no tienen por qué ser grasos ni hablamos de comida basura, hay muchos
que se disfrazan de saludables y nos incitan igualmente a pasarnos en las
cantidades para, de una vez por todas, sentirnos llenos. Similar al clásico de
que 'lo barato, sale caro', es mejor que trates de evitarlos. ¿No sabes cuáles
son? No te preocupes, un grupo de expertos en nutrición han recogido en 'Eat
This!' 7 de los alimentos que te dejarán con la boca abierta, pero para comer
más.
1. Queso
No es que engorde, es que no podemos parar de comerlo. “Por
naturaleza, los seres humanos están programados para responder como si fuese un
opioide a una proteína que se encuentra en la leche materna, la caseína, de
modo que a medida que crecemos, y especialmente de niños, continuamos deseando
consumir determinadas cantidades de caseína que encontramos en la leche. El
queso, al ser una forma concentrada de leche, también induce este efecto”,
explica la experta en alimentación Julieanna Hever.
2. Yogures desnatados
Se han llevado la fama durante muchos, muchos años, y han
sido los protagonistas de desayunos, postres y meriendas de infinidad de
dietas. Y ahora resulta que no eran tan buenos –y nadie habla de sabor– como
los normales. El yogur sacia nuestro apetito y nos mantiene llenos, gracias a
la cantidad de grasas naturales que contiene, y además tiene pocas calorías.
Sin embargo, la ciencia ha demostrado que los desnatados no nos quitan el
hambre y su carga nutricional de vitaminas y antioxidantes es bastante más baja
que en los normales. “Estos alimentos, que a menudo se promocionan como
aperitivos saludables, no nos satisfacen y no requieren apenas de masticación.
Sin masticación, nuestro cuerpo muchas veces no se siente satisfecho, ya que
compara con cuando ingerimos alimentos que sí masticamos y estos le saben a
poco”, añade la nutricionista Lisa Hayim.
3. Azúcar
El azúcar y la práctica totalidad de sus homólogos (desde
los edulcorantes artificiales, pasando por la caña de azúcar orgánica y otros
similares) son altamente adictivos al estar relacionados con una rápida
liberación de dopamina. “Teniendo en cuenta que estamos evolutivamente
diseñados para buscar el dulce para sobrevivir y que las fuentes con una alta
concentración de azúcar son omnipresentes, la adicción al azúcar es cada vez
más frecuente y contribuye enormemente a nuestra actual crisis mundial de salud”,
comenta Hever, quien explica que pese a la enorme atracción que tenemos con los
edulcorantes refinados y procesados, “no proporcionan ninguna sensación de
saciedad ni contienen los nutrientes básicos”.
4. Ketchup
¿Eres de los que embadurnan su pincho de tortilla en salsa
de tomate o adoras que tu hamburguesa chorree ketchup en cada bocado que das?
Pues háztelo mirar porque esta salsa universal está hecha, básicamente, con
jarabe de maíz alto en fructosa (HFCS), ingrediente esencial para que tu
apetito se haga fuerte. El HFCS interrumpe el metabolismo del cuerpo y ralentiza
la producción de leptina, la hormona que nos ayuda a sentirnos llenos. Así, se
paralizan los mensajes que avisan al cuerpo de que ha comido bastante, y, por
muy hinchado que te sientes, en breve volverás a tener hambre.
5. Comida china
No te pilla de nuevas: pides comida a domicilio en grandes
cantidades, te llenas vivo a rollitos y tallarines, pero ¡a la media hora te
sientes como si no hubieses comido nada! Por lo general, la comida china está
cargada de glutamato monosódico (MSG), potenciador del sabor que se encuentra
fundamentalmente en alimentos como sopas, carnes procesadas y demás.
“Diferentes investigaciones sugieren que los productos químicos como el MSG
generan un aumento drástico en el apetito, lo que se traduce en que las
personas que consumen grandes cantidades de alimentos ricos en MSG son más
propensas a tener sobrepeso que aquellas que los evitan”, advierte Hayim.
'¿Tanto engorda 'el chino'?', te preguntarás. Más bien piensa en todo lo que
comes después de tu menú para tres consumido a medias entre dos.
6. Chicle
“Muchas personas que están a dieta mastican chicle para
'engañar' a su mente y piense que están comiendo alimentos. Por desgracia, este
truco no suele funcionar”, continúa Hayim. En realidad, con el chicle hacemos
que nuestro estómago crea que estamos comiendo y, en consecuencia, empiece a
generar jugos gástricos para digerir esos alimentos inexistentes. Una vez has
despertado a la fiera, solo podrás calmarla comiendo algo de verdad.
7. Bollería industrial
Los 'muffins' –anteriormente conocidos como magdalenas–,
donuts y dulces industriales similares, aún teniendo un importante aporte de
calorías, contienen tanto azúcar que los digerimos rápidamente y en breve
volvemos a tener hambre. De ahí que cuando abres un paquete de galletas de
chocolate, no puedas resistirte a comerte otra a los pocos minutos.
1 comentario:
Uuuf que razón tienes engordan un monton y despues de ingerirlos sigues con hambre...pero...están tan buenos...
ALMA
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