GAMONAL DESPIERTA A UNA ESPAÑA ADORMECIDA
Gamonal despierta
NO ES ciego. Ni sordo. Pero ni ve ni escucha. No atiende a
razones, elude el diálogo y se pone de espaldas a la tozuda realidad de un
barrio que ha despertado de su letargo. Se escuda en una promesa electoral
(cuántas han sido ya incumplidas) y en la legitimidad de su elección
democrática para obrar a su antojo desoyendo a quienes no le regalan los oídos.
Tras varios días desaparecido, escondido quien sabe dónde
-¿en Niza, quizás?- y hurtando a la ciudadanía una explicación por los
acontecimientos que vienen sucediéndose en Gamonal desde el pasado viernes, el
alcalde de la capital eludió cualquier responsabilidad sobre los hechos, como
si fuera totalmente ajeno a la revolución que se le viene encima. Y se mantenía
en sus trece, repitiendo una y otra vez un discurso preparado de antemano
independientemente del contenido de las preguntas de los numerosos medios
nacionales que acudieron a la convocatoria. «El proyecto del Bulevar
continuaría su curso». O eso pensaba él.
No contaba con la resistencia de una población harta de los
desmanes de sus gobernantes. Y que lejos de agachar la cabeza está dispuesta a
dar batalla. Hasta el final. En ocasiones anteriores, la contestación social
había logrado paralizar otros proyectos urbanísticos similares, como los
parkings de Eladio Perlado o San Agustín. En ninguno de ellos la protesta
derivó en los hechos de estos días. Pero en ambos el PP, temeroso de que la
‘revuelta’ se tradujera en pérdida de votos, recogió velas.
No en este caso. O mejor, de momento no en este caso, donde
se plantea un proyecto sin sentido, innecesario y que solo busca saciar la sed
de euros de sus adjudicatarios. Pero, ¿qué convierte en especial esta
situación?. Probaré a hilvanar una serie de hechos acontecidos en los últimos
meses.
El cacique de la ciudad, desprovisto de la posibilidad de
seguir vendiendo viviendas al ritmo de las décadas anteriores, tiene que buscar
otros nichos de actuación para mantener su voraz apetito de enriquecimiento
personal. Sirviéndose de su imperio mediático tumbó en un corto espacio de
tiempo a dos concejales del equipo de Gobierno del PP (Eduardo Villanueva y
Santiago González Braceras). El órdago estaba lanzado. Pero la jugada iba más
allá. Se había comido dos peones y el siguiente movimiento apuntaba a la reina.
O al rey. Tocaba a su ‘contrincante’ mover ficha. Su supervivencia política
pasaba por comprar el silencio. El precio lo ponía el de siempre. Las
adjudicaciones esperaban a la vuelta de la esquina.
Publicado por Eras de Gamonal.
1 comentario:
Genial, me ha parecido fenomenal la lucha del pueblo burgalés,debemos aprender y alzar la voz, es la única forma de ser escuchados...bravo Gamonal...
BESOS PAPI...
ALMA
Publicar un comentario