miércoles, 30 de julio de 2025

Comer dos huevos al día

 


Ya es hora de acabar con el mito de los huevos y el colesterol. Los huevos son los amigos del corazón, siempre que se eviten las grasas saturadas

El colesterol LDL, conocido como “colesterol malo”, ha sido históricamente vinculado al consumo de huevos, pero la ciencia apunta en otra dirección: la grasa saturada. El colesterol dietético, que es el que contienen ciertos alimentos como los huevos, no tiene un impacto negativo en los niveles de colesterol en sangre.

Un equipo de investigadores de la Universidad de Australia del Sur ha dado una nueva oportunidad a los huevos en el desayuno. A través de un estudio pionero, demostraron que comer hasta dos huevos diarios, siempre dentro de una dieta baja en grasa saturada, no sólo no eleva el colesterol LDL ese que se ha ganado la mala fama de “malo”, sino que incluso podría ayudar a reducirlo.

Durante años, los huevos fueron los malos de la película en lo que respecta a enfermedades del corazón. Su alto contenido de colesterol los convirtió en un alimento a evitar, al menos según las recomendaciones dietéticas tradicionales. Sin embargo, este nuevo estudio muestra que la verdadera amenaza no está en el colesterol de los alimentos, sino en la grasa saturada que los acompaña.

El profesor Jon Buckley, investigador principal del estudio, afirma que es momento de revaluar el lugar del huevo en nuestra dieta. “Los huevos han sido injustamente demonizados por consejos nutricionales que ya han quedado obsoletos”, declara. “Son únicos: sí, tienen colesterol, pero también son bajos en grasa saturada. Aun así, es ese colesterol lo que ha hecho que la gente dude si son buenos o malos para la salud”.

El equipo de UniSA quiso separar claramente el efecto del colesterol dietético y de las grasas saturadas, para entender qué componente tiene realmente impacto en el colesterol LDL. Y los resultados fueron claros: una dieta alta en colesterol (procedente de los huevos), pero baja en grasa saturada, no solo no eleva el LDL, sino que puede contribuir a bajarlo.

En otras palabras, el problema no son los huevos, sino lo que ponemos al lado. “Cuando hablamos de un desayuno cocinado, no hay que culpar a los huevos”, insiste el profesor Buckley. “Lo que realmente puede perjudicar tu salud cardiovascular es esa porción extra de bacon o la salchicha que acompaña”.

Este hallazgo resulta especialmente importante en un contexto en el que las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la causa número uno de muerte en el mundo, con casi 18 millones de víctimas al año. En Australia, una persona muere por esta causa cada 12 minutos. Si algo tan sencillo como dejar de temerle al huevo —y centrarse en reducir grasas saturadas— puede contribuir a revertir esta tendencia, es una noticia digna de celebrarse con una tortilla.

Además, este estudio también ayuda a corregir malentendidos persistentes sobre el colesterol dietético. Aunque muchos alimentos contienen colesterol, el cuerpo humano también lo produce de forma natural, y la mayoría de las veces, el colesterol en sangre no está directamente relacionado con el que comemos. De hecho, las últimas guías nutricionales en varios países ya han dejado de recomendar límites estrictos al colesterol dietético, apuntando más bien a reducir el consumo de grasas saturadas y trans.

En definitiva, el estudio de la Universidad de Australia del Sur nos invita a reconsiderar nuestra relación con los huevos. Podemos disfrutarlos, siempre y cuando vigilemos el resto del plato. Así que la próxima vez que prepares un desayuno, tal vez la clave no esté en quitar el huevo… sino en dejar el bacon en la nevera.

 

 

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