El cambio de sexo que experimenta un tejo escocés podría
deberse al estrés ambiental o a un mecanismo para garantizar su reproducción.
El tejo de Fortingall, ubicado en un cementerio de dicha
localidad, en la región escocesa de Perthshire, es el árbol más longevo del
Reino Unido y uno de los más ancianos de Europa –se estima que tiene entre
3.000 y 5.000 años–. Se trata de un espécimen de un tamaño considerable. En un
escrito de1769 ya se mencionaba que su tronco tenía unos 17 metros de
circunferencia, si bien en la actualidad presenta varios tallos y su apariencia
se asemeja más a un conjunto de varios árboles. Pero no son sus dimensiones ni
su edad lo que ha llamado recientemente la atención de los expertos.
Aunque en los registros históricos siempre se le ha
considerado masculino –los machos presentan unas características estructuras
esféricas que liberan el polen cuando maduran–, ha empezado a dar bayas en una
pequeña zona de su corona, lo que sugiere que al menos una parte del mismo está
cambiando de sexo. Es cierto que muchas especies de árboles están compuestas por
partes femeninas y masculinas, pero los tejos suelen ser machos o hembras.
El primero en notar el cambio fue Max Coleman, del Real
Jardín Botánico de Edimburgo, que asegura que este fenómeno se da en raras
ocasiones. La transformación se produce gracias a un cambio en el balance
hormonal que controla la producción de sus órganos reproductivos. Algunos
investigadores creen que este fenómeno podría haberse originado como una
adaptación a un cambio brusco en las condiciones ambientales, como consecuencia,
por ejemplo, de una sequía especialmente intensa.
De muy interesante.
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