miércoles, 28 de octubre de 2015

El multicolor otoño de la Demanda Burgalesa




Los bosques de la sierra burgalesa ofrecen estos días un arcoíris de rojos, amarillos, ocres y verdes dignos de disfrutar. La empresa Demanda Natural organiza desde 2012 rutas a la carta.

Cualquier época del año es buena para visitar uno de los rincones más espectaculares de la provincia de Burgos, la Sierra de la Demanda, pero sin duda, durante el otoño es cuando más magia desprenden sus bosques de pino, roble y haya, ofreciendo un espectáculo cromático que invita a perderse y caminar con sigilo entre ellos, a pisar sus hojas caídas, a escuchar sus arroyos y a colmar la vista mientras se respira uno de los aires más puros. Toda una experiencia en la naturaleza que se completa con arte, con fauna, con micología, con historia y con la rica gastronomía que ofrece esta comarca burgalesa, al sureste de la provincia.
Para que se pueda disfrutar de esta comarca en todo su esplendor durante el otoño, proponemos una serie de itinerarios y de lugares que merece la pena visitar durante esta época, así que fuera la pereza, a preparar la mochila y las zapatillas y a deleitarse de lo que ofrece nuestra Tierra, porque como la mayoría de la belleza, la que ofrece el otoño también es efímera.
Quintanar de la Sierra será el punto de partida para algunas de estas rutas, que nos llevarán hasta Peñas Corvillas, el Empedrado y las lagunas de Neila o las necrópolis de Cuyacabras y su robledal. Para sentir lo que es estar dentro de un bosque de cuento y tener la sensación de que en cualquier momento van a aparecer pequeños duendes, hay que comenzar a caminar desde el puente de la Ponderosa arroyo arriba con dirección al puente de Las Tabladas.

Peñas Corvillas. A dos kilómetros aproximadamente, mientras se asciende y comienzan a aparecer las hayas, se llega hasta Peñas Corvillas, un lugar mágico, donde el agua cae en cascada entre unas grandes piedras, donde el verde y mullido musgo lo cubre todo, y donde las hojas de las enormes hayas acarician el suelo desde sus largas ramas antes de terminar de desnudar los árboles.
Escuchar únicamente el agua correr y observar la variedad de tonos que ofrece la naturaleza en este rincón, desde verdes a rojizos, marrones y amarillos, compensa la llegada hasta él. «El lugar se encuentra así de conservado porque está escondido y no se visita de forma masificada, sino con pequeños grupos», explica María José Santamaría, que desde el año 2012 gestiona junto a Esther Pellitero la empresa Demanda Natural, que ofrece rutas a medida por la Sierra de la Demanda.  «Pedimos respeto por el medio ambiente y por los lugares que mostramos. Durante las visitas guiadas también explicamos el por qué esto se conserva así y como ha sido el cuidado tradicional de los bosques en esta zona durante nuestros antepasados», señala esta joven emprendedora, que asegura que la gente ‘alucina’ cuando llega hasta Peñas Corvillas. «Hay quien nos ha dicho que le gustaría desayunar aquí todos los días», señala María José, de Demanda Natural, que también forma parte del programa Brotes, una iniciativa donde el aula es el bosque y donde se enseñan conocimientos forestales a los más pequeños.

El Empedrado. Para contemplar y perderse en parte de la gran masa forestal que tiene esta comarca existe un mirador único, escondido y sorprendente, El Empedrado. Para llegar a él hay que partir del aparcamiento del refugio de las lagunas de Neila, hotel-restaurante cerrado actualmente al público. En su parte trasera comienza una ruta que conduce hasta el destino. Durante el trayecto, de apenas quince minutos y llano, es posible encontrarse distintas variedades de setas, especialmente boletus. El camino está acompañado por pinos adultos, de poca altura debido al suelo empedrado que los acoge pero de sorprendente grosor. Durante la caminata también es posible encontrarse con algunos de los últimos arándanos de la temporada y cuyas hojas están cogiendo un hermoso tono bermejo.
La apertura del bosque tras un bonito trayecto anuncia la llegada a El Empedrado, como se conoce a esta enorme losa de roca en medio del bosque, con grietas y que culmina en un cortado desde el que se divisa la provincia de Soria, la comunidad de La Rioja, el pico Urbión, la Sierra de Neila o la dehesa de Canicosa. Una ventana impresionante al valle del Arlanza, que corta la respiración. «Cuando venimos con gente les invitamos a tumbarse boca abajo y asomar la cabeza por la roca. La sensación es como de estar volando», explica María José, que recuerda que el encanto de este singular espacio también se debe a lo poco masificado que está. «Para mayor seguridad es mejor contratar una ruta con guías, ya que además de enseñarte el lugar, te explicamos muchas cosas que de otra forma pasarían desapercibidas y que ayudan a entender mucho mejor este entorno». Una vez en El Empedrado, una de las opciones es regresar hasta el refugio por el mismo camino o continuar con una ruta circular que conduce a las lagunas de Neila. “La duración es entre tres o cuatro horas, pero es conveniente hacerlo con alguien que conozca el camino y pueda guiarte, porque sino es fácil perderse», comenta Esther Pellitero, que recuerda que dentro de un tiempo esta zona comenzará a tener entre medio metro y un metro de nieve y que aguantará hasta bien entrada la primavera. Hasta hace unos días, incluso si hay alguno rezagado, en esta zona puede escucharse con claridad la berrea de los ciervos.
También en Quintanar merece la pena acercarse hasta la necrópolis de Cuyacabras, una de las mayores concentraciones de tumbas paleocristianas de Europa y que durante esta época suelen cubrirse con las hojas de los robles centenarios que les rodean. Disfrutando a través de este bello robledal se puede seguir hasta Cueva Andrés para después continuar hasta el yacimiento de La Cerca, Revenga y la Casa de la Madera. Un trayecto con los árboles y sus colores como protagonistas.

Cañón del Río Lobos. La parte burgalesa del Cañón del Río Lobos, en Hontoria del Pinar, es para Esther Pellitero la gran desconocida y la más bonita. Cubierta por pino laricio y vegetación propia de ribera, que torna sus colores a cobrizo durante estos días, esta zona también ofrece la posibilidad de disfrutar de cientos de buitres que la sobrevuelan y que viven en las paredes del cañón.
«Las rocas son muy calizas y albergan muchas grutas y simas. Además, durante esta época, el río comienza a llevar agua, a diferencia del verano, en el que ha estado seco», señala.
También dentro de la parte burgalesa del Cañón merece la pena asomarse al mirador de Costalago, para disfrutar de la extensa dehesa de Hontoria del Pinar, y subir hasta el Pico de Navas, el punto más elevado del parque natural y que ofrece unas impresionantes vistas.

Hayedos y robledales. Algunos de los mejores hayedos de la Sierra de la Demanda se encuentran entre las localidades de Riocavado y Pineda de la Sierra. Una buena manera de poder disfrutar de estos bosques es realizando el tramo de la Vía Verde del Ferrocarril Minero que une ambas localidades.
Poder caminar junto al río Arlanzón, nacido unos metros más arriba, y mirar las laderas para perderse entre la mezcla de rojizos y amarillos que ofrecen los árboles es un buen motivo para decantarse por esta propuesta. También merece la pena adentrarse en los hayedos de Santa Cruz y Fresneda.
Igualmente espectaculares son las dehesas de roble de Huerta de Arriba, Monterrubio de la Demanda, Tolbaños de Abajo o Palacios de la Sierra, esta última con ejemplares de quercus petraea de gran tamaño y con fácil acceso. También merece la pena adentrarse en los sabinares del Arlanza, especialmente bonitos entre Hortigüela y Covarrubias.
Fuente: diario de burgos.


1 comentario:

ALMA dijo...

Con esta entrada sugieres sutilmente que pasemos por Pineda en otoño eeeh pillín...
Por cierto una foto espectacular.

Gracias papi...

ALMA.