El equipo del laboratorio de Robótica de Bristol
(Inglaterra) ha dado un gran paso en materia de biocombustible al crear
baterías de móvil que se recargan con orina humana. Por el momento la cantidad
de energía producida tras 24 horas de carga permitió el uso del teléfono
durante 25 minutos, durante los que se enviaron sms, se navegó por la red y se
realizaron pequeñas llamadas.
El desarrollo de los terminales smartphones o móviles
inteligentes avanza imparable en todo el mundo, pero la tecnología de sus
baterías no lo hace al mismo ritmo. Es común ver a usuarios de estos móviles
llevar encima un cargador para conectar en cualquier momento y lugar su móvil a
la corriente y poder estar localizables todo el día. Esto podría cambiar con la
comercialización de este revolucionario método de conversión del desecho en
electricidad.
Su funcionamiento se basa en celdas de combustible
biológicas, de momento del tamaño de una batería de coche, en las que la
energía química es convertida en energía eléctrica mediante la acción
bacteriana. Estas bacterias, cultivadas en el interior de cilindros de carbono,
reaccionan ante la presencia del fluido produciendo una descarga eléctrica que
es almacenada. Las celdas de combustible microbianas ya habían sido
descubiertas hace más de una década, pero nunca habían llegado a ser
oficialmente viables.
Cada vez son más comunes las investigaciones que buscan
aprovechar el cuerpo humano para generar energía y evitar el tener que
desprenderse del dispositivo. Científicos británicos desarrollaron también un
vehículo que funcionaba a partir del gas metano presente en excrementos
humanos, incluso un equipo español ha logrado mover un coche teledirigido
usando anillas de latas de refrescos. Esta fuente de energía resulta
especialmente ecológica ya que no depende de condiciones metereológicas ni de
restricciones geográficas, sino que cualquier persona en cualquier momento
puede alimentar el dispositivo sin necesidad de un enchufe.
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