Dar calabazas a alguien significa "rechazarle cuando
requiere de amores". En la edición del 1780 del Diccionario de la Academia
se encuentra por primera vez esa acepción, concretamente definida como
"desechar las mujeres la proposición de algún novio". Gonzalo
Correas, en su Vocabulario de refranes y frases proverbiales, sugiere que tiene
su origen en que, hace unos siglos, los que aprendían a nadar se ayudaban de
calabazas (a modo de flotadores, bajo los brazos) que abandonaban o “echaban a
un lado” cuando ya eran capaces de desplazarse en el agua sin ellas.
Para explicar la relación entre el rechazo amoroso y las
calabazas, hay quienes aluden al carácter antiafrodisíaco que les atribuían los
antiguos griegos, de modo que dar calabazas sería una invitación a abandonar
los devaneos amorosos. En los monasterios de la Edad Media se utilizaban
pepitas de calabaza en las cuentas del rosario para alejar pensamientos
lascivos. Además, la calabaza es un fruto muy aparente por fuera pero poco
denso y poco sabroso. En ese sentido suele contraponerse al melón, que es el
símbolo de la fecundidad, la abundancia y el lujo. No en vano dice un refrán: “Te
juzgué melón y me resultaste calabaza”.
2 comentarios:
Eso de poner "pepitas de calabaza en las cuentas del rosario para alejar pensamientos lascivos" es un punto, jajaja.
Toma ya toma ya osea la calabaza como flotador pero si pesa un montón...pero bueno lo de las pepitas de la calabaza en las cuentas del rosario si me sorprende como dice Bea que punto ijjiji.
besos
ALMA
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