Venecia, el romanticismo vive aquí
¿Cómo es Venecia? En una única palabra, apasionante. No existe otra ciudad como ella.
Desde, siempre quise conocer esta ciudad italiana, donde sus calles eran hechas de canales. Me quedaba imaginando cómo sería un lugar así, donde los coches dan lugar a los barcos y góndolas. “¿Existirán aceras por dónde caminar?”, me preguntaba con mucha curiosidad. Pues la curiosidad dio lugar a la determinación, y allí estaba yo, en la famosa Venecia. La ciudad no dejó nada a desear a mis sueños.
¿Cómo es Venecia? En una única palabra, apasionante. No existe otra ciudad como ella.
Desde, siempre quise conocer esta ciudad italiana, donde sus calles eran hechas de canales. Me quedaba imaginando cómo sería un lugar así, donde los coches dan lugar a los barcos y góndolas. “¿Existirán aceras por dónde caminar?”, me preguntaba con mucha curiosidad. Pues la curiosidad dio lugar a la determinación, y allí estaba yo, en la famosa Venecia. La ciudad no dejó nada a desear a mis sueños.
Venecia no sigue la lógica de una ciudad normal, al final ella no tiene nada de común. Las calles siguen el rumbo de los canales e incluso caminando con un mapa usted se pierde. Las callejuelas llenas de curvas, nos hacen perder el sentido de dirección. ¡Son 117 islotes con una centena de puentes! Por eso, hay un sin número de placas de orientación. El Canal Grande, como el nombre ya lo dice, es el principal de los canales y divide la ciudad al medio.
La primera impresión que se tiene es de una ciudad repleta de turistas, llena de quioscos viendo souvenir, con casas muy antiguas y no todas bien conservadas. En el trayecto desde nuestro hotel, hasta la Plaza San Marcos, principal punto de la ciudad, me fui familiarizando con las calles, callejones y pequeños puentes, con los edificios antiguos y con la inevitable multitud de turistas. Pero esa no era todavía la Venecia que yo estaba buscando...
Llegando a la Piaza San Marco, plaza donde hay más palomas que personas, la imponente Basílica de San Marco es junto al Palacio Ducal y el Campanile la atracción principal, hoy el palacio es un museo que atrae un sin número de turistas.
La primera impresión que se tiene es de una ciudad repleta de turistas, llena de quioscos viendo souvenir, con casas muy antiguas y no todas bien conservadas. En el trayecto desde nuestro hotel, hasta la Plaza San Marcos, principal punto de la ciudad, me fui familiarizando con las calles, callejones y pequeños puentes, con los edificios antiguos y con la inevitable multitud de turistas. Pero esa no era todavía la Venecia que yo estaba buscando...
Llegando a la Piaza San Marco, plaza donde hay más palomas que personas, la imponente Basílica de San Marco es junto al Palacio Ducal y el Campanile la atracción principal, hoy el palacio es un museo que atrae un sin número de turistas.
Y para quien me pregunte sobre las góndolas, ellas están por todos los lados y son el encanto de Venecia. Algunas decoradas con almohadones en forma de corazones, ideales para las parejas enamorados. La única pega, que son un poquito caras para darte un paseo.
Huyendo un poco de la confusión de turistas, el camino de regreso al hotel fue adorable. Caminé por la zona menos turística de Venecia, donde residen sus moradores. Repleta de callejuelas muy estrechas y canales con puentecitos, es allá que estaba la Venecia que siempre imaginé. En cada puente se puede tener una linda vista de las casitas a la orilla de los canales. Edificios antiguos, algunos todavía de piedra, y una tranquilidad solamente rota por las voces y sonidos venidos de dentro de las casas. Claro que me perdí, pero ese era justamente el chiste del paseo.
Por ser una ciudad sin coches, no existe mucho ruido o contaminación. Lo bueno es poder andar libremente por las aceras, sin tener que mirar para los lados antes de cruzar una calle. Venecia puede ser fácilmente recorrida a pie. A pesar de la abundancia de góndolas, canoas e incluso pequeños barcos a motor, no hay atasco.
Huyendo un poco de la confusión de turistas, el camino de regreso al hotel fue adorable. Caminé por la zona menos turística de Venecia, donde residen sus moradores. Repleta de callejuelas muy estrechas y canales con puentecitos, es allá que estaba la Venecia que siempre imaginé. En cada puente se puede tener una linda vista de las casitas a la orilla de los canales. Edificios antiguos, algunos todavía de piedra, y una tranquilidad solamente rota por las voces y sonidos venidos de dentro de las casas. Claro que me perdí, pero ese era justamente el chiste del paseo.
Por ser una ciudad sin coches, no existe mucho ruido o contaminación. Lo bueno es poder andar libremente por las aceras, sin tener que mirar para los lados antes de cruzar una calle. Venecia puede ser fácilmente recorrida a pie. A pesar de la abundancia de góndolas, canoas e incluso pequeños barcos a motor, no hay atasco.
Visitamos la isla de Murano, para asistir en directo el proceso de fabricación del precioso cristal, que maravilla, que lámparas, figuras, todo…
No regresamos a Madrid, sin comprar en Venecia una de sus famosas máscaras. Nos encantó. Volveremos otra vez para poder recordar.
3 comentarios:
Estás hecho todo un escritor bloguero. Felicidades. Este "post" de Venecia es muy bueno.
Tengo que ir a visitarlo.
Pero bueno papa, ya tengo ganas de ir a conocerlo, que pena que conozca sitios tan dispares y no conozca aún Italia, es para matarme, cachis la mar salá...
Me gusta como lo has escrito, muy bonito y transmites la sensación de la idea que tengo en la cabeza de como sería Venecia...
Besos
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