viernes, 29 de noviembre de 2024

El sueño de los Ratones

 


Un nuevo estudio en ratones muestra que machos y hembras tienen patrones de sueño profundamente diferentes

 Las hembras duermen menos, se despiertan más a menudo y tienen un sueño menos reparador que los machos, según un nuevo estudio en animales realizado por investigadores de la Universidad de Colorado en Boulder.

Los resultados, publicados en la revista Scientific Reports, arrojan nueva luz sobre lo que puede subyacer a las diferencias de sueño entre hombres y mujeres y podrían tener amplias implicaciones para la investigación biomédica, que durante décadas se ha centrado principalmente en los machos.

«En los seres humanos, hombres y mujeres presentan patrones de sueño distintos, a menudo atribuidos a factores relacionados con el estilo de vida y las funciones de cuidado», afirma Rachel Rowe, autora principal y profesora adjunta de Fisiología Integrativa. «Nuestros resultados sugieren que los factores biológicos pueden desempeñar un papel más sustancial en la conducción de estas diferencias de sueño de lo que se reconocía anteriormente».

La investigación sobre el sueño se ha disparado en los últimos años, con miles de estudios con animales en los que se estudia el impacto del sueño insuficiente en el riesgo de enfermedades como la diabetes, la obesidad, el Alzheimer y los trastornos inmunitarios, así como el impacto de estas enfermedades en el sueño. Mientras tanto, los ratones han sido a menudo los primeros en ser probados para ver si los nuevos fármacos, incluidos los medicamentos para el sueño, funcionan y cuáles son sus efectos secundarios.

Pero muchos de esos resultados pueden haber sido sesgados debido a la falta de representación femenina, sugiere el estudio.

Esencialmente, hemos descubierto que la cepa de ratones más utilizada en la investigación biomédica tiene un comportamiento del sueño específico según el sexo y que no tener en cuenta adecuadamente estas diferencias sexuales puede llevar fácilmente a interpretaciones erróneas de los datos», afirma el primer autor Grant Mannino, licenciado en psicología y neurociencia y nombrado estudiante sobresaliente de la Facultad de Artes y Ciencias en mayo.

Cómo duermen los ratones

Para el estudio no invasivo, los autores utilizaron jaulas especializadas revestidas con sensores de movimiento ultrasensibles para evaluar los patrones de sueño de 267 ratones «C57BL/6J».

Los machos dormían unos 670 minutos en total por cada periodo de 24 horas, aproximadamente una hora más que las hembras. Ese sueño extra era sueño sin movimientos oculares rápidos (NREM), el sueño reparador en el que el cuerpo trabaja para repararse.

Los ratones son nocturnos y «polifásicos», es decir, duermen unos minutos antes de despertarse brevemente para observar su entorno y reanudar el sueño. Según el estudio, el sueño de las hembras es aún más breve y fragmentado.

Se han observado diferencias de sexo similares en otros animales, como moscas de la fruta, ratas, peces cebra y aves. Evolutivamente, tiene sentido.

«Desde un punto de vista biológico, podría ser que las hembras estén diseñadas para ser más sensibles a su entorno y estar excitadas cuando lo necesitan, porque suelen ser las que cuidan de las crías», explica Rowe. «Si durmiéramos tanto como los machos, no avanzaríamos como especie, ¿verdad?».

Es probable que las hormonas del estrés, como el cortisol (que favorece la vigilia) y las hormonas sexuales, desempeñen un papel. Por ejemplo, las mujeres suelen dormir peor durante el ciclo menstrual, cuando los niveles de estrógeno y progesterona son más bajos.

Algunos han planteado la hipótesis de que las mujeres necesitan dormir menos por naturaleza. «Para mí, la pregunta es: ¿Nos estamos creando demasiado estrés porque no dormimos tanto como nuestro marido o pareja y pensamos que dormimos mal cuando en realidad es un perfil de sueño normal para nosotras?».

Los autores esperan que sus hallazgos inspiren más investigaciones sobre las diferencias biológicas subyacentes. Y lo que es más importante, esperan que el estudio lleve a los científicos a reevaluar su forma de investigar.

La influencia de sexo en el sueño

En 2016, los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos comenzaron a exigir a los científicos que solicitan financiación para estudios con animales que consideren «el sexo como una variable biológica». Se han hecho progresos, pero la investigación ha demostrado que el sesgo sexual sigue existiendo. Y puede tener consecuencias reales, descubrieron los autores.

Cuando simularon un tratamiento del sueño que funcionaba mejor en las hembras, descubrieron que sólo se reflejaba con exactitud si el tamaño de la muestra estaba compuesto por igual de machos y hembras.

Conclusión: Si las mujeres están infrarrepresentadas, los fármacos que mejor funcionan para ellas pueden parecer ineficaces, o los efectos secundarios que más les afectan pueden pasar desapercibidos.

«El camino que lleva de la mesa de laboratorio a la cama del paciente dura décadas, y a menudo los fármacos que funcionan en animales fracasan cuando llegan a los ensayos clínicos. ¿Se tarda tanto porque no se tiene suficientemente en cuenta el sexo?», afirma Rowe.

Los autores animan a los investigadores a incluir a ambos sexos por igual siempre que sea posible, a analizar los datos de machos y hembras por separado y a reevaluar los estudios anteriores en los que las hembras estaban infrarrepresentadas.

«El hallazgo más sorprendente no es que los ratones machos y hembras duerman de forma diferente. Es que nadie lo había demostrado hasta ahora», afirma Rowe. «Deberíamos haberlo sabido mucho antes de 2024».

 

sábado, 23 de noviembre de 2024

Calatañazor (Soria)

 


Esta villa de apenas 45 habitantes parece sacada de un cuento medieval, con paisajes de ensueño y un entorno mágico

En el corazón de la provincia de Soria, en la comarca de Tierras del Burgo, encontramos Calatañazor, un pueblo donde el tiempo parece haberse detenido. Este pequeño enclave medieval, que es considerado como uno de los pueblos más bonitos de España, está rodeado de un entorno natural privilegiado y guarda entre sus calles empedradas el eco de leyendas históricas que lo convierten en un destino único para los amantes del turismo rural, la historia y la naturaleza. Una de las más famosas, es que en este bella localidad, en el año 1002, Almanzor, el caudillo del Califato de Córdoba y azote de los cristianos, sufrió una severa derrota de la que jamás levantó cabeza. La tradición sostiene que "en Calatañazor Almanzor perdió el tambor", expresión que se refiere a que perdió su alegría tras haber sido vencido.

 Esta batalla, en realidad, nunca existió. Más bien parece un invento de la propaganda cristiana, de la mano del cronista Lucas de Tuy, llena de incoherencias históricas, como haberse enfrentado al rey de León Alfonso V, al que se refiere como Vermudo II, cuando apenas tenía 8 años. Él mismo incorpora el germen de la mítica leyenda, atribuyendo la célebre frase a un pescador que lloraba la caída de los moros y al que identifica como el diablo.

Un viaje a la Edad Media: el encanto de su casco histórico

Esta legendaria villa, que apenas cuenta con medio centenar de habitantes (45), parece anclada en el medievo. Se alza en la cima de una roca que domina la vega del río Milanos, en un entorno privilegiado donde encontramos uno de los bosques de sabinas mejor conservados del planeta, el sabinar.

Caminar por las calles de Calatañazor es como retroceder varios siglos en el tiempo. El casco histórico, con sus casas de piedra y madera y tejados de teja árabe, conserva intacta la esencia de la Edad Media.

 En el punto más alto se yergue el castillo de Calatañazor, construido en el siglo XII y reformado en el XIV, que ofrece vistas panorámicas del valle espectaculares. Aunque en la actualidad se encuentra en ruinas, conserva algunos lienzos y parte de la torre del homenaje. La fortaleza da testimonio de la importancia defensiva de este enclave fronterizo entre los reinos cristianos y musulmanes, lo que marcó profundamente su desarrollo y su arquitectura.

Uno de los elementos más destacados del casco urbano es su muralla medieval, también del siglo XII para proteger la villa de posibles invasores. Aunque el tiempo ha dejado su huella, aún se pueden recorrer algunos tramos  y atravesar sus puertas originales, como la Puerta de la Villa.

 Desde allí, el visitante accede a un entramado de calles estrechas y empinadas que conducen hasta la iglesia de Nuestra Señora del Castillo, un templo de origen románico con posteriores reformas góticas. A la salida del pueblo está la ermita de la Soledad, también románica con puerta sin tímpano

 El Sabinar de Calatañazor: naturaleza en estado puro

A pocos kilómetros del pueblo se encuentra el Sabinar de Calatañazor, una de las joyas naturales más impresionantes de la provincia de Soria. Este bosque, declarado reserva natural, alberga una de las mayores concentraciones de sabinas albares del mundo, con ejemplares que alcanzan hasta 20 metros de altura y cientos de años de antigüedad.

Tradición y gastronomía: los sabores de Calatañazor

La gastronomía de Calatañazor es otro de los motivos para visitar este pueblo soriano. Entre las especialidades locales destacan las migas pastoriles, elaboradas con pan, ajo, chorizo y torreznos, y la sopa castellana, una reconfortante sopa de ajo. Los asados castellanos, especialmente de cordero y cochinillo, son protagonistas en las mesas de la villa. Además, los platos de caza, como la caldereta, y los productos derivados del cerdo, como la morcilla dulce de Soria, son comunes en la oferta gastronómica local.

 

sábado, 16 de noviembre de 2024

Es cierto que los avestruces esconden la cabeza en la tierra?

 


La idea de que los avestruces entierran la cabeza cuando se sienten amenazados procede del naturalista romano Plinio el Viejo, hace unos 2.000 años

«Esconder la cabeza en la tierra» es un modismo que significa evitar o ignorar una situación difícil. Durante siglos, la gente ha afirmado que, ante el peligro, los avestruces (especie Struthio) meten la cabeza en la arena para esconderse. Esta vívida imagen dio lugar a la popular frase «esconder la cabeza en la tierra» para describir cuando alguien se niega a afrontar sus problemas de frente.

Esta creencia sobre los avestruces puede haber sido creada por el naturalista romano Plinio el Viejo, también conocido como Gaius Plinius Secundus, que completó una de las primeras colecciones de enciclopedias. En el libro 10 de «La Historia Natural», describe a un avestruz que esconde la cabeza entre los arbustos para parecer invisible.

«Tienen la maravillosa propiedad de poder digerir todas las sustancias sin distinción, pero su estupidez no es menos notable, pues aunque el resto de su cuerpo es tan grande, se imaginan, cuando han metido la cabeza y el cuello en un arbusto, que todo el cuerpo está oculto», escribió, según una traducción del texto.

Pero, ¿realmente entierran la cabeza los avestruces? No, no lo hacen, pero a veces parece que sí. Los avestruces se encuentran en África y viven en diversos hábitats, como praderas, sabanas y desiertos. Son las aves más grandes del mundo, pesan hasta 130 kilos y pueden llegar a medir 2,7 metros. Sin embargo, sus cabezas son relativamente pequeñas y tienen algunos comportamientos que, desde lejos, pueden parecer que están enterrando la cabeza.

 Esta creencia proviene probablemente de un malentendido de algunos comportamientos de los avestruces, como bajar la cabeza cerca del suelo para recoger piedras o alimentos o para revisar los huevos en el nido. Cuando alguien los observa de lejos, parece que están escondiendo la cabeza en la tierra, pero en realidad no es así.

 Cuando los avestruces se sienten en peligro, pueden correr a velocidades de hasta 70 km/h para escapar de los depredadores, lo cual es una estrategia mucho más efectiva para su supervivencia que esconderse. Además, sus patas fuertes y potentes les permiten defenderse si no pueden escapar.

En resumen, el mito de que esconden la cabeza en la tierra probablemente nació de una observación incompleta de su comportamiento, pero carece de base científica.

 fuente : Quo