Cuando apagamos la luz y nos rendimos al sueño arranca un
proceso bastante curioso.
Con el ritmo de vida actual, cada vez más ocupados (¡tantas
cosas por hacer!), dormir puede parecernos bastante improductivo, pero solo
porque no estés despierto, no significa que no estén pasando cosas en tu
cuerpo.
Durante esas 6, 7 u 8 horas diarias de sueño pasamos por
diferentes etapas de sueño en las que ya conocemos que si nos despertamos
durante la primera etapa sentiremos que no hemos dormido nada en absoluto.
Justo en esta etapa es cuando es más fácil que nos despertemos. Los músculos se
relajan y comienza el movimiento ocular lento.
La segunda etapa es lo que Philip Gehrman, profesor
asistente de psiquiatría de la Universidad de Pensilvania (EE. UU.), afirma que
es el "sueño promedio", donde pasamos la mitad de la noche. En esta
etapa las ondas cerebrales son lentas -con algunas variaciones rápidas- y tanto
nuestro ritmo cardíaco como la presión arterial se vuelven más lentas e
irregulares. Esto significa que, durante gran parte de la noche, el corazón y
el sistema vascular está recibiendo un muy necesario descanso, lo que podría
ayudar a explicar los muchos beneficios cardiovasculares de dormir.
Así, en resumidas cuentas en esta segunda etapa: nuestra
respiración y el latido de nuestro corazón se vuelven regulares, la temperatura
del cuerpo desciende, perdemos la sensación del lugar en el que nos
encontramos, las ondas cerebrales se vuelven más lentas y el movimiento de los
ojos cesa. Un poco más tarde, la presión arterial cae y los músculos se relajan
aún más.
La tercera etapa es nuestro sueño más profundo, y es cuando
nuestras ondas cerebrales se transforman en ondas restaurativas, lentas y de
gran amplitud. Prácticamente la mayoría de nuestras funciones corporales se
ralentizan durante este tiempo y nuestros cuerpos comienzan a repararse. La
energía se restaura.
También es la fase en la que las personas caminan dormidas,
hablan o comen.
El sueño REM es donde experimentamos sueños vívidos. Algunos
expertos suelen llamarlo "sueño paradójico" porque el cuerpo está
fuera de combate mientras el cerebro se ilumina como si estuviéramos
despiertos. Y, sí, durante este tiempo también experimentamos un movimiento
ocular rápido (que le da su nombre a esta etapa, rapid eye movement, REM). Los
músculos están paralizados y la respiración y la frecuencia cardíaca pueden
variar mucho.
En esta etapa se produce la liberación de hormonas. Así, por
ejemplo, según la Red de Salud Hormonal, a medida que nos dormimos -aunque los
expertos aún no están seguros de exactamente cuándo-, el sistema digestivo
provoca que las hormonas llamadas leptina (que inhibe el hambre) y ghrelina
(que estimula el hambre) se equilibren. En el caso de que no durmamos lo
suficiente, este equilibrio puede alterarse, lo que explicaría por qué las
personas con insomnio ven afectado su apetito.
Finalmente, en esta etapa nuestro cerebro también bloquea
los recuerdos y archiva la información que absorbió el día anterior.
Aunque no siempre es posible dormir de las 7 a 10 horas
recomendadas por noche por algunos expertos, al menos ahora podemos apreciar lo
que sucede cuando lo hacemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario