¿Es una escultura? ¿Es una maravilla de la jardinería? Es todo eso y se trata de un solo árbol frutal con múltiples injertos.
El escultor estadounidense Sam Van Aken concibió el
"árbol de 40 frutas"como una especie de Frankenstein natural. El
árbol, que ya ha sido plantado en distintas localizaciones en Estados Unidos,
es producto de una idea que deseaba mezclar medios inusuales, algo muy habitual
en los artistas. En este caso, en vez de pinceles y lápices, tenemos árboles y
frutas.
El proyecto 'Tree of
40 Fruit', se compone de una serie de árboles frutales híbridos. A través del
injerto, Van Aken, que también es profesor de arte en la Universidad de
Siracusa en Nueva York (EE. UU.) ha cultivado más de 40 variedades de frutas
como ciruelas, albaricoques y cerezas, en un árbol individual. Cada árbol
produce 40 tipos de frutas de hueso, del género Prunus, que maduran
secuencialmente de julio a octubre en este país.
"Quería tener un árbol que floreciera en diferentes
colores", comenta Van Aken, que aprendió sobre los injertos cuando era
niño. "Vi a mi abuelo hacerlo, y fue lo más mágico e increíble que he
visto nunca. Cogió una rama de un árbol de melocotón y se la puso a otro árbol.
Dijo, 'espera aquí, y para la próxima primavera comenzará a crecer y se
convertirá en otra rama', y efectivamente eso ocurrió".
Ese trasfondo familiar en la agricultura llevó a Van Aken al
uso de este medio tan curioso para crear arte.
Desde que comenzó el proyecto hace unos ocho años, ha creado
más de una veintena de árboles de 40 frutas, la mayoría ellos se encuentran en
exhibición en América del Norte, ya sea en jardines comunitarios, museos o
colecciones privadas (en Arkansas, Kentucky, Maine, Massachusetts, Nueva
Jersey, Nueva York, Pensilvania...). Otros, han viajado a Suecia e incluso en
China.
La intención de Van Aken es manipular la naturaleza para
realzar su belleza. Este tipo de iniciativa tiene su condicionante: para ver si
un injerto ha fructificado hay que esperar años y hay que tener sumo cuidado
con la poda y las zonas estratégicas en las que se colocan los injertos, así
como trabajar en torno al ciclo de crecimiento de cada fruta que se emplea.
"Ver los árboles en primavera todos los años, sigue
siendo una sorpresa para mí. Cuando los ves florecer... están evolucionando,
están cambiando. Cada año, cada árbol individual se vuelve diferente",
aclara Aken.
Aparte de los
múltiples colores que muestran estos árboles híbridos, ofrecen toda una suerte
de frutas en el mismo árbol: melocotones, albaricoques, ciruelas, cerezas,
nectarinas... Como hemos visto, el artista 'diseña' cada uno de los árboles,
seleccionando especies que florezcan y produzcan frutos en distintos momentos
del año para aprovechar todo su potencial y belleza. Así, en una estación,
crecen ciruelas y nectarinas; en otra albaricoques y cerezas y así
sucesivamente.
La meta última de Van Aken es colocar pequeños huertos
urbanos llenos de estos árboles por todo el planeta, algo que puede aumentar la
diversidad de frutas en general, así como cumplir con su otro deseo de difundir
su arte globalmente y que todo aquel que se tope con uno de estos árboles se
haga preguntas sobre su origen.
fuente: muy interesante
1 comentario:
Cómo mola noo? Ese árbol precioso y encima florece en varios colores...Me encanta las entradas que nos enseñas son súper curiosas...
Alma
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