Pineda de la Sierra destaca por su entorno natural y una
magnífica riqueza monumental
A 50 kilómetros de la capital burgalesa y en plena sierra de
la Demanda, más concretamente en la Sierra de Mencía, se encuentra Pineda de la
Sierra. Sus tierras están bañadas por el río Arlanzón, que nace a pocos
kilómetros del municipio y lo divide en dos zonas.
A los pies del pico Mencía se sitúa la antigua estación de
esquí Valle del Sol, que fue abierta en 1.975 y tiene una altura de 1.400
metros. Éste es uno de los mayores lugares de interés ya que, aunque
actualmente no se encuentra en funcionamiento, conserva sus remontes, siendo
muchos son los que se acercan allí para pasar un buen día, ya sea utilizando el
trineo cuando la nieve aparece o simplemente haciendo senderismo.
Su entorno natural es envidiable. Los montes, arroyos,
bosques y embalses hacen de esta localidad un lugar ideal para los amantes de
la naturaleza. Con visita obligada por sus senderos le rodean el pico Mencilla
(1.929 metros), el San Millán (2.131 metros) y el puerto del Manquillo (1.413
metros). Una de las rutas recomendadas es la que bordea los embalses del
Uzquiza y del Arlanzón. En este último se pueden realizar deportes náuticos y
navegación sin motor. Pineda es también el centro del recorrido Vía Verde de la
Sierra de la Demanda, un camino natural que atraviesa la Sierra de la Demanda.
Las tierras de este pueblo también están marcadas por una
importante pasada actividad minera. Las explotaciones fueron breves e
irregulares, pero gracias a ellas y a las de otros pueblos cercanos se
construyó un ferrocarril minero con el propósito de transportar los minerales
extraídos de estas minas. Las dos minas más importantes fueron Carmina y
Monterrubio, ambas pertenecientes a Pineda. También posee Las Minas de
Cerracín, un complejo minero que evidencia la actividad minera de la localidad.
En su núcleo urbano destaca a la vista la arquitectura
tradicional que aún sigue conservando, formada por las casas de piedra arenisca
rojiza, los tejados a dos aguas de teja árabe, las chimeneas encestadas, las
pequeñas ventanas, las grandes puertas de madera y los escudos de piedra de las
fachadas.
Punto de interés turístico es también la iglesia de San
Esteban de Protomártir, que destaca de sobremanera en la villa. El monumento es
de estilo románico y se ha convertido en uno de los mayores ejemplos de la
escuela serrana. Una de las cosas que más llama la atención de esta iglesia es
su característico color rojizo, así como su portada del siglo XII.
La riqueza monumental se evidencia también con la iglesia
románica de Santa Juliana que conserva una gran galería porticada, datada de la
segunda mitad del siglo XII, considerada como una de las más bellas de todo el
románico castellano.
Además de todo esto, la localidad se convierte en un reclamo
con multitud de fechas para el ocio. La fecha principal y más destacada es la
de las fiestas patronales, celebradas a partir del ocho de septiembre en honor
la Virgen de la Villa. Otra de las fechas de mayor importancia es el Corpus
Christi, donde se realiza una procesión con tres paradas en los altares que la
propia gente del municipio prepara en la puerta de sus casas. Igualmente
destacan la romería de San Pedro o la Fiesta de San Esteban, patrón del
municipio.
En definitiva, una localidad perfecta para los amantes de
las rutas de senderismo o en moto, por sus paisajes y sus curvas, con una
destacable belleza urbana y un gran patrimonio arquitectónico.
Fuente: correo de burgos
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