viernes, 10 de junio de 2011

Llega a Madrid uno de los árboles más raros del mundo.




 En Madrid se acaba de plantar  uno de los árboles más raros del planeta. Se trata del ciprés del Sahara (Cupressus dupreziana), uno de los escasos descendientes de los 231 ejemplares que aún quedan vivos en el mundo, la mayoría de ellos con más de 2.000 años de edad.

Se trata de una especie en grave peligro de extinción, originaria del altiplano del Tassili n’Ajjer, en Argelia, cuya edad milenaria se relaciona con los míticos bosques anteriores a la llegada del desierto y con una extraordinaria cultura neolítica desarrollada a su sombra hace 8.000 años. En la actualidad constituye una población arbórea única y aislada, alejada cientos de kilómetros de los árboles más cercanos, localizada en un entorno único declarado Parque Natural y Cultural, Patrimonio de la Humanidad y Reserva de la Biosfera.

El espécimen es una donación del Instituto para la Protección de las Plantas (IPP) de Florencia, gracias al proyecto europeo del ciprés “CypFire” del programa MED que desarrolla el Departamento de Árboles Monumentales de la Diputación de Valencia, y la colaboración del Observatorio de Árboles Singulares de la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente.

¿Dónde pensáis que se ha plantado esta joya? No hay duda, en el Real Jardín Botánico de Madrid, uno de los más importantes del mundo y que gracias a esta primavera lluviosa luce ahora más bello que nunca. Lo podéis ver cuando queráis por debajo de la Terraza de los Laureles, donde están los famosos bonsáis de Felipe González, y junto a la colección de agaves americanos.

Como madrina para tan singular acto estuvo Odile Rodríguez de la Fuente, hija del admirado naturalista. No lo veremos, pero ojalá aguante vivo varios miles de años como sus primos del desierto.


 En la imagen superior, Odile Rodríguez de la Fuente planta el retoño de ciprés siguiendo las indicaciones de Mariano Sánchez, vicedirector del Real Jardín Botánico de Madrid, y del jardinero Eustaquio Bote (Foto: José Moya). Sobre estas líneas, uno de los viejísimos ejemplares que aún subsisten en el desierto argelino del Sahara.

Fuente: Crónica verde




2 comentarios:

Emilio Montero dijo...

No me jodas pero si el arbolito es diminuto si casi ni se ve…
Como se tenga que dar tantas atenciones como a mi chiquitin lo van a flipar…

ALMA dijo...

jijiji ya te digo peque, pequeño pero mooola que nos informes...

ALMA