Es fácil observar cualquier día a docenas de personas paradas detrás del coro, junto a la entrada principal de la plaza de Santa María, mirando con atención el reloj. Es una figura que habla y la que hay que entender su lenguaje para penetrar en los mundos mas ignotos y misteriosos y hacer un repaso a los avatares que tuvo que pasar este autómata, el primero de la historia en la ciudad y probablemente en Castilla. junto a el, su inseparable Martinillo.
Hoy su lenguaje es sordo, esta camuflado por la campana de las horas. Pero el Papamoscas habla, grita, hace gestos extraños a aplicar el golpe de campana y hasta nos cuenta en cada campanada su historia encerrada mas allá de la figura. ¿Qué hace ahí un elemento tan burlesco en una Catedral tan icona y entregada al culto divino? ¿Qué conjuro divino o humano ha castigado al autómata para dejarle a 20 metros de altura, quieto, sin poder contar su secreto?.

