Una práctica empresarial surgida a comienzos del siglo XX que reduce de forma deliberada la vida de los productos para incrementar su consumo porque, como ya instruía en 1928 una influyente revista de publicidad norteamericana,
“un artículo que no se desgasta es una tragedia para los negocios”.
Empezaron con las bombillas. Todavía hay una en un parque de bomberos de California que lleva encendida ininterrumpidamente desde 1901 [se puede ver a tiempo real en una webcam], pero se modificó el exitoso diseño inicial para que no duraran más de 1.000 horas. Lo mismo se hizo con las medias de nylon. Las primeras no se rompían ni a mordiscos y ahora no resisten una mañana sin hacerse carreras y acabar en la basura. La moda rápida nos ha troquelado aún más en este despilfarrador comportamiento del usar y tirar, en el deseo de tenerlo todo un poco más nuevo, un poco mejor, un poco antes de lo necesario.
2 comentarios:
Toma ya que reflexión mas dura, y es real, cada vez duran menos las cosas, eso hace que compres mas y a menudo....que mooorro
ALMA
PD LAS MEDIAS DURAN NADA DE NADA
Estoy totalmente deacuerdo.
Las cosas tienen programada una vida util de las cosas y de alli no se mueve una pena.
Los coches sobre todo no son lo que era...
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