Para la mayoría de nosotros, son un enigma. Sí, es fácil
pensar que un gato que ronronea está feliz y otro que bufa, no está
contento. Pero más allá de lo que parece obvio, sus rostros no nos dicen mucho
sobre cómo se sienten. O quizás es que somos nosotros los que no sabemos leer
sus expresiones.
Esa es la conclusión de un reciente estudio que
contó con más de 6.000 participantes en 85 países y que, a partir de videos de
gatos, debían juzgar su estado de ánimo. El puntaje promedio fue un poco menos
del 60 por ciento correcto, básicamente un aprobado raspando.
Sin embargo, hubo sorpresas: el 13% por ciento de los
participantes obtuvo un 75% de aciertos. “Los gatos nos dicen cosas con su
rostro – explica la autora principal del estudio, Georgia Mason –
y algunas personas son capaces de entender, lo que significa que hay algo allí,
no son del todo inescrutables como creíamos”.
Dentro del grupo afortunado, las “personas que murmuran a
los gatos”, por así decirlo, las mujeres obtuvieron mejores puntajes, las
personas jóvenes lograron más puntos que las mayores y los mejores, por
experiencia profesional lógicamente, fueron los y las veterinarias.
“Esto se debe – continúa Mason – a que en la profesión
veterinaria tienen muchas oportunidades de aprender y motivación para hacerlo,
ya que deben decidir constantemente si el gato está mejor, si hay que cambiar
el tratamiento medicamento o si les saltará al cuello en cualquier momento.
Hasta ahora eran numerosos los estudios que se habían
centrado en las expresiones de los perros y muy pocos en gatos, pese a su
popularidad.
El equipo de Mason señala que los resultados son valiosos
porque las personas tienden a estar menos unidas a los gatos que a los perros y
los tratan de manera diferente. La evidencia de que los gatos tienen
expresiones que algunas personas pueden detectar, podría conducir a crear
herramientas o estrategias que ayuden a comprenderlos mejor.
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