Un tatuaje para personas con diabetes que cambia de color
con los niveles de glucosa en sangre está mucho más cerca de su
comercialización.
La diabetes afecta casi a 500 millones de personas en el
mundo, y se espera que en
2045 la cifra suba a 700 millones de diabéticos. Sufrir diabetes quiere
decir que el organismo no es capaz de controlar la glucosa en sangre, bien
porque hay un deterioro en el páncreas que le impide segregar insulina
(diabetes tipo1) o porque se ha desarrollado a partir de la resistencia
a la insulina, que provoca que esta hormona deje de hacer efecto (diabetes
tipo 2). En ambos casos, los niveles de glucosa en sangre pueden descontrolarse
y hay riesgo de hiperglucemia o cuando toman insulina, de lo contrario, hipoglucemia.
Ambos extremos son muy peligrosos.
El problema es que para medir los niveles en sangre de
cualquier sustancia, hay que tener acceso a la sangre. Las personas diabéticas
deben controlar sus niveles de glucosa en sangre constantemente. Lo habitual es
usar analizadores digitales portátiles, que requieren pincharse un dedo con una
lanceta y depositar una gota de sangre en una tira reactiva. Son sencillos de
usar, pero desagradabes y a veces imprecisos. Otra solución es implantarse un
medidor de glucosa constante, con un parche que dispone de una sonda muy fina
que se coloca bajo la piel. De nuevo, implantar estos parches es incómodo y hay
que sustituirlos con frecuencia.
Hace dos años, científicos del MIT en Boston empezaron a estudiar
la posibilidad de crear una tatuaje sensible a la glucosa y otros marcadores en
sangre. En el proyecto DermalAbyss, en
lugar de tinta de tatuaje tradicional, se pueden usar reactivos que cambian de
color al reaccionar con ciertas moléculas.
Un equipo de científicos de la Universidad Técnica de Munich
ha conseguido que el tatuaje funcione, con éxito, en piel de cerdo. El tatuaje
es capaz de cambiar de color con los niveles de pH, glucosa y albúmina. Esto a
su vez permite controlar la diabetes y el riesgo de fallo renal. La tinta de
los tatuajes está justo por debajo de la epidermis, en el fluido intersticial,
donde se pueden medir las variaciones de ciertos nutrientes sin necesidad de
entrar en contacto con la sangre.
Fuente: Quo
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