viernes, 12 de julio de 2024

Arco de Santa Maria (Burgos)

 


Es el lugar que guarda la más pura esencia de la ciudad. Es la antesala a la Catedral y en su piedra blanca de Hontoria está escrita la primera historia de Castilla

En el Poema de Mío Cid ya aparece una entrada y salida de la ciudad por este lugar que hoy ocupa desde 1531 el Arco de Santa María. También en los tiempos de Alfonso XI recibía el nombre de Yuso.

 Su traza gótica en el interior y en su fachada norte, sencilla y recia contrasta con la entrada sur, renacentista y suntuosa. Antes, lució otra portada más sencilla, ya desaparecida, atribuida a los Colonia. Precisamente Francisco de Colonia fue el encargado de remodelarla y proyectar ésta; Juan de Vallejo colaboró en su terminación en 1536; en ella trabajron los mejores arquitectos de la época como Bigarny o Diego de Siloe.

El Arco saluda al río Arlanzón y al Puente de Santa María elegante y soberbio, porque el actual arco o puerta es realmente un arco de triunfo al estilo de las grandes ciudades europeas que dedican a su emperador un monumento triunfal.

Y eso es el Arco, que tiene su fecha en 1531, cuando la nobleza de la ciudad quiso desagraviar al rey Carlos I por la revuelta de las comunidades de Padilla, Bravo y Maldonado a la que se unió la ciudad una década antes y que terminó con la célebre Batalla de Villalar en 1521 con la derrota comunera.

El rey entró en la ciudad primitiva cruzando el río en 1520 a través una puerta antigua. El Arco resume la historia medieval de la ciudad de Burgos. Como no podía ser de otra manera, es Carlos I el rey emperador quien la preside. Pero además del monarca, en el arco están representados todos los personajes importantes de la ciudad.

 Es un retablo en piedra acastillado. En las hornacinas se encuentran personajes importantes de la historia de la ciudad y de Castilla: los Jueces de Castilla, Nuño Rasura y Laín Calvo; los condes Diego Rodríguez Porcelos, fundador de Burgos, y Fernán González, primer conde de Castilla; el Cid; y el emperador. Rematan el arco los maceros de la ciudad, el ángel custodio y Santa María la Mayor. El autor de las estatuas es el escultor Ochoa de Arteaga.

Tesoros en el interior

Pero la belleza no sólo está en el exterior. También en el interior. La pintura de El Cid y Doña Jimena, obra de Marceliano Santa María; la silla desde la que los jueces castellanos impartían justicia, un hueso de un brazo del Cid y hasta la réplica de la Tizona, en la sala de Poridad, con su artesanado mudéjar

 Y en otra dependencia, el misterio de la alquimia burgalesa y de la farmacia con un recoleto e impresionante Museo de Farmacia. Y eso en la etapa moderna porque durante años, Santa María fue cárcel de la ciudad; fue sede del Ayuntamiento hasta que se construyó, en el siglo 1788, la nueva casa consistorial.

 

lunes, 1 de julio de 2024

MASCA (Tenerife)

 


La pequeña localidad de origen guanche se sitúa junto a un impresionante barranco formado hace más de cinco millones de años

El paisaje y su arquitectura única han llevado al particular pueblo de Masca a ser conocido como el Machu Picchu español, aunque en menor escala. La pintoresca aldea está situada al noroeste de Tenerife y se encuentra en el Parque Rural de Teno, en lo que era un antiguo macizo volcánico.

Masca cuenta con una impresionante configuración geográfica y ha preservado la arquitectura tradicional canaria. Sus casas, construidas con piedra volcánica, madera y otros materiales locales, se aferran a las laderas de las montañas, creando un paisaje que se parece a la famosa ciudadela inca que deja a los visitantes maravillados.

De origen guanche

Su historia está profundamente relacionada con la geografía de la isla. Antes de la llegada de los conquistadores españoles, la zona de Masca estaba habitada por los guanches, los aborígenes de las Islas Canarias. Estos pobladores eligieron Masca por su ubicación estratégica y su difícil acceso, lo que ofrecía protección natural contra posibles invasores. Sin embargo, la conquista de Tenerife por los españoles fue inevitable a finales del siglo XV, pero esta no supuso el abandono de pueblo, sino que siguió habitado y ha ido evolucionando a través de los siglos​.

Hasta mediados del siglo XX, la aldea permaneció parcialmente aislada, accesible solo a pie o en burro a través del antiguo Camino de los Guanches. No fue hasta la construcción de carreteras y la llegada de la electricidad que el pueblo se conectó más con el resto de la isla​ de Tenerife. En la actualidad, se ha convertido en un destino muy popular para los amantes de la naturaleza y la fotografía de paisaje, pues el de Masca es impresionante.

¿Qué ver en Masca?

Para comenzar, el viaje hacia Masca ya es una experiencia en sí misma. Desde la carretera TF-436, que serpentea desde Santiago del Teide, puedes observar unas sobrecogedoras vistas de las montañas y el océano Atlántico. A lo largo del camino, es muy recomendable detenerse en el Mirador de Cherfe, desde el que se puede disfrutar de la belleza de los alrededores, así como el propio Mirador de Masca, donde se puede apreciar el pintoresco pueblo encajado entre acantilados.

PLANES

Al llegar a Masca, te encontrarás con casas construidas con piedra volcánica, madera y barro. Una arquitectura que le ha valido al pueblo ser declarado conjunto histórico y Bien de Interés Cultural. Perderse por sus estrechas calles empedradas te embriagará de una reconfortante tranquilidad.

Otro punto de interés que no puedes dejar de visitar es la Iglesia de la Inmaculada Concepción, una pequeña iglesia de estilo típicamente canario. Así como el Museo Etnográfico de Masca, que muestra una visión detallada de la historia y las tradiciones del pueblo y sus habitantes a lo largo de los siglos.

Una de las paradas obligatorias en Masca es el famoso Barranco de Masca. Un cañón, formado por la erosión del paso del tiempo y con paredes volcánicas que datan entre los 5 y los 8 millones de años, que se extiende desde la aldea hasta la costa.

Su ruta de senderismo es exigente, pero merece la pena. Vivirás una aventura inolvidable caminando a través de un paisaje escarpado y lleno de vegetación endémica. No te olvides de reservar para acceder al recorrido, ya que existen restricciones de acceso para preservar el salvaje entorno natural. Al finalizar la caminata por el barranco, llegarás a la playa de Masca, un oasis de arena volcánica y aguas turquesa.