Es el lugar que guarda la más pura esencia de la ciudad. Es
la antesala a la Catedral y en su piedra blanca de Hontoria está escrita la
primera historia de Castilla
En el Poema de Mío Cid ya aparece una entrada y salida de la
ciudad por este lugar que hoy ocupa desde 1531 el Arco de Santa María. También
en los tiempos de Alfonso XI recibía el nombre de Yuso.
El Arco saluda al río Arlanzón y al Puente de Santa María
elegante y soberbio, porque el actual arco o puerta es realmente un arco de
triunfo al estilo de las grandes ciudades europeas que dedican a su emperador
un monumento triunfal.
Y eso es el Arco, que tiene su fecha en 1531, cuando la
nobleza de la ciudad quiso desagraviar al rey Carlos I por la revuelta de las
comunidades de Padilla, Bravo y Maldonado a la que se unió la ciudad una década
antes y que terminó con la célebre Batalla de Villalar en 1521 con la derrota
comunera.
El rey entró en la ciudad primitiva cruzando el río en 1520
a través una puerta antigua. El Arco resume la historia medieval de la ciudad
de Burgos. Como no podía ser de otra manera, es Carlos I el rey emperador quien
la preside. Pero además del monarca, en el arco están representados todos los
personajes importantes de la ciudad.
Tesoros en el interior
Pero la belleza no sólo está en el exterior. También en el
interior. La pintura de El Cid y Doña Jimena, obra de Marceliano Santa María;
la silla desde la que los jueces castellanos impartían justicia, un hueso de un
brazo del Cid y hasta la réplica de la Tizona, en la sala de Poridad, con su
artesanado mudéjar


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