Un informe presentado en Reino Unido asegura que unas 4 o 5
personas fallecen al año atacadas por vacas debido, en gran parte, a su
instinto maternal de protección.
A pesar de que parecen animales mansos, las vacas que pastan
en libertad en los montes tienen un instinto de protección muy desarrollado y
este puede activarse si ven que su entorno no es seguro y sus terneros corren
peligro. Tanto que pueden llegar a atacar con fuerza contra sus propios
cuidadores como senderistas que pasean por el campo sin que haya habido
interacción alguna con ellas. Más aún cuando acaban de dar a luz.
Según un informe realizado en 2017 por la “Health and Safety
Executive” (organismo británico encargado de la seguridad en el trabajo), desde
el año 2000 hasta 2015, 74 personas habrían fallecido debido al ataque de una
vaca en Reino Unido, la gran mayoría granjeros, pero es alarmante que un 24% de
de estas muertes fueran senderistas que andaban libremente por el campo. Muchos
creerían que los toros son más propensos a atacar, pero no, de entre todos los
datos recogidos por el informe de la HSE, menos del 2% de los ataques fueron
producidos por ellos, y ninguno acabó en muerte.
Pero, ¿qué les provoca atacar? En principio, veterinarios y
ganaderos coinciden en que las reses recién paridas tienen un instinto maternal
de protección muy fuerte, lo que provoca que si se sienten amenazadas hagan lo
posible por atacar. Además, según el informe, el ir acompañado de un perro no
ayuda, ya que los consideran depredadores. De hecho, un 94% de las personas que
fallecieron iban con ellos en el momento del ataque.
Aquí en España
Un caso parecido en España sucedía en abril de 2017, en la
localidad cántabra de Terán de Cabuérniga, donde fallecía una mujer de 58 años
por la embestida de una vaca. Según apuntaba “El Diario Montañés”, quien
recogía la noticia, los ganaderos de la comarca aseguraban que la actitud de
las reses es un comportamiento ancestral y que se activa cuando las vacas dan a
luz “su sentido maternal y de protección se desarrolla de una forma muy fuerte,
más que en cualquier otra especie, nada más parir". Otro caso parecido
ocurrió en 2016 en Kukuarri, en Orio, donde un hombre de 59 años y otro resultó
herido por la embestida de una res.
Estos no son casos aislados, son muchos los recogidos por la
prensa cada año. En 2016, dos personas fueron atacadas en diferentes momentos
en la cima del monte Pasagarri, en Vizcaya, cuando paseaban o practicaban
deporte en la zona. En este caso, solo hubo que lamentar contusiones, pero el
susto se les quedó en el cuerpo. Uno de ellos fue Txerra Arberas: “De repente
me vi en el suelo con las cabezas de las tres vacas encima golpeándome sin
parar. No hacían más que gruñir, enfadadas” (Deia, abril 2016).
Fuente: The Conversation.
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