sábado, 24 de enero de 2015

La casa de las Siete Chimeneas, leyenda de una dama


La leyenda de una dama
La zona que hoy ocupan la calle Infantas, la plaza del Rey o la calle Colmenares eran, en tiempos de Felipe II, campos a las afueras de la Villa, con escasos edificios. En estos terrenos, conocidos como ‘baldíos de Barquillo’, había allí una casa magnífica, hoy con servicios del Ministerio de Cultura, en la que vivía una hermosa mujer protegida del rey. En el tejado de este edificio pueden verse siete chimeneas muy juntas unas de otras y en hilera que servían como respiraderos de las estancias de la casa, por ello era conocida como ‘la casa de las siete chimeneas’.
Decían los rumores de la época que todas las noches un caballero muy vinculado a la corte acudía a esta casa, lo que dio pie a todo tipo de habladurías que apuntaban al rey como protagonista de estas aventuras nocturnas. Enterado de ello, el monarca quiso atajar estas insinuaciones y concertó una boda entre la dama y un oficial de la Armada, el capitán Zapata, hijo de una noble familia madrileña. 
La casa, de dos plantas con balcones en la superior. Es de estilo herreriano, alternando piedras y ladrillo.
 El enlace tuvo lugar en el convento de San Martín y el propio rey fue el padrino y regaló a la novia siete arras de oro que representaban los siete pecados capitales, que advertían a la joven esposa del peligro de caer en ellos. Unos meses después, el capitán tuvo que marchar a la guerra de Flandes, donde a los pocos días murió en una batalla.
Desde ese momento, la viuda llevaba una vida discreta y solitaria, por eso unos meses después nadie pudo comprender que apareciera asesinada en su propia cama. Nunca se supo quién o quiénes perpetraron el crimen.

La superstición hizo que la gran mansión permaneciera deshabitada durante muchos años, envuelta en una leyenda que aseguraba que por las noches, cuando el toque de ánimas (breve toque de campanas al ponerse el sol), sobre el tejado aparecía una misteriosa mujer, vestida de blanco y con una antorcha en la mano, deambulando entre las siete chimeneas y mirando hacia el alcázar.

Edificio el siglo XVI
La Casa de las Siete Chimeneas fue una de las primeras casas que se construyeron en el siglo XVI en el extrarradio de Madrid. Construida por un montero de Felipe II para una hija suya, quedaba a espaldas del convento del Carmen, que tenía fachada en la calle Alcalá.

Olvidada la leyenda, la casa se convirtió durante mucho tiempo en residencia de embajadores, en ella se alojó también durante seis meses Carlos Estuardo, príncipe de Gales, cuando llegó a Madrid en 1623 para pedir, sin éxito, la mano de la infanta María de Austria, hermana menor de Felipe IV. En 1766 fue palacio del marqués de Esquilache, valido de Carlos III. Ese mismo año, la mansión fue asaltada por madrileños amotinados contra el ministro por la prohibición de usar capa larga y chambergo (tipo de sombrero de la época). El ministro salvó la vida por no encontrarse en casa, pero el rey le apartó del Gobierno.
A finales del siglo XIX se realizaron importantes reformas en esta mansión para transformarla en sede del Banco de Castilla. Durante los trabajos en el sótano fue hallado enterrado un esqueleto de mujer y unas monedas del reinado de Felipe II. Este descubrimiento estimuló de nuevo la leyenda de la dama de la Casa de las Siete Chimeneas. En 1960, durante unas obras en esta casona para el Banco Urquijo, que la había adquirido, se halló emparedado el esqueleto de un hombre.
cosasdelosmadriles.


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