El mendigo ciego:
—¡Una limosnita, por el amor de Dios!
Pero no es ciego porque ahora ha abierto un ojo.
La señora –enfurecida porque el ciego ve- no le da limosna.
—Me ha pretendido engañar, ¡miserable!
—Pero, señora, cálmese usted —responde el limosnero—. ¿No es mucho mejor que haya pretendido engañarla que ser ciego verdaderamente?
—¡Una limosnita, por el amor de Dios!
Pero no es ciego porque ahora ha abierto un ojo.
La señora –enfurecida porque el ciego ve- no le da limosna.
—Me ha pretendido engañar, ¡miserable!
—Pero, señora, cálmese usted —responde el limosnero—. ¿No es mucho mejor que haya pretendido engañarla que ser ciego verdaderamente?
2 comentarios:
Jooo, hay que ser un pillastre para poder salir de todas, muy bueno, si señor, gracias papi..
besos
ALMA
jajajajjjja, pero se queda sin la limosna, claro.
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