Sorprenderse a sí mismo
Bedar, el sereno, encontró en plena noche a Nasrudín tratando de abrir desde el jardín la ventana de su propio dormitorio.
—¿ Qué estás haciendo, mullah? ¿Te quedaste afuera?
—¡No hagas ruido! Dicen que camino dormido. Estoy tratando de sorprenderme a mí mismo y de saber si es cierto.
2 comentarios:
Bonito y corto el cuento, no creo que sea tan fácil sorprenderse a uno mismo, aunque a veces lo conseguimos jijj.
besos
Demostrado Mullah era el tonto del pueblo.
Emilio
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