sábado, 2 de mayo de 2015

VENTANAS DE LA TRASHUMANCIA EN HUERTA DE ARRIBA

                                         Cuesta me hizo. Alabado sea el Santísimo Sacramento, año 1686
                                                                        Cuesta me hizo       
  
                                                         Cuesta me hizo, 1655
                                            Fabricaron esta casa Francisco Fernández de la Cuesta
                                              y su mujer Ana Pérez Gil de la Cuesta y Segura, año 1724  
                                                       Una ventana para el Santo Oficio
                                                  Jesús, María y José sean conmigo.
                                           Francisco García de Santa Coloma, Comisario del Santo Oficio

Buscaba un roble gigante en las monumentales dehesas de Huerta de Arriba y los Tolbaños, del que me habían hablado, y me salieron al paso una serie de ventanas con escudo y leyenda, de cuya condición llevamos un buen número guardado en este Cajón de Sastre. Debo decir que en un primer momento me sorprendió observar tantas ventanas historiadas en Huerta de Arriba, y además con escudo, pues con tales características me parecían más propias del Alto Ebro que de cualquier otro lugar burgalés. Quedé sorprendido en un primer instante, ya digo, pues pasar de repente del chip arbóreo que me llevaba al de la hidalguía castellana, suponía un cambio para el que no iba preparado. Pronto, sin embargo, me di cuenta de que estaba en campos de lana y trashumancia, y que aquellos alardes en las ventanas debían recordar a los ricos mercaderes-ganaderos trashumantes que debieron vender sus vellones a las fábricas de Ezcaray, Pradoluengo, Canales y otras, y que llegaron a alcanzar la condición de hidalgo en los siglos XVII y XVIII.  Hoy, amigos de  este Cajón de Sastre, cuando veáis estas ventanas blasonadas recordad a los pastores que marchaban con sus rebaños de miles a la Extremadura, donde pasaban los  meses de invierno dejando la sierra triste y oscura; recordad a los Mayorales, a los pastores rabadanes, a los pastores zagales, a los pastores temporeros, a los pastores compañeros... con sus mastines. Asomaos a estas ventanas y recordad a todos los vecinos de aquel Huerta de Arriba trashumante, pues casi todos se dedicaron a la guarda y custodia del ganado, salvo algunos profesionales, como el herrero, el sastre, el zapatero, los tejedores, el tabernero...

Entre las que aquí dejo, donde se reconoce el apellido Cuesta,  se encuentra la ventana central de una casona que perteneció al Comisario del Santo Oficio,  Francisco García de Santa Coloma, seguramente relacionado también con el negocio de la trashumancia
Fuente: Memorias de Burgos

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