“Premiaré al niño capaz de decirme la mejor mentira.”
Cuando leyeron esto, los nobles y oficiales de la corte acudieron con sus hijos para que le contaran al soberano toda clase de embustes, pero ninguno lo convenció. Al final, apareció un muchacho pobre.
— ¿A qué has venido?—le preguntó el rey.
—Mi padre me mandó a que cobrara una deuda que Su Majestad tiene con él.
—Con tu padre no hay ninguna deuda, tú mientes —contestó el monarca.
—Si realmente he mentido, entrégueme entonces el premio.
El rey se dio cuenta del ardid y repuso con prontitud:
—Me parece que todavía no has dicho ninguna mentira.
—Si no he mentido, entonces pague su deuda —dijo el muchacho.
Al rey no le quedó más remedio que mandarlo a casa entregándole una bolsa de oro y frutas, como había prometido.
2 comentarios:
Jooo impresionante, como la perspicacia de un niño puede con la autoridad del rey...cada vez me parece mas interesante todo lo que nos ofreces papi...gracias..
besos
ALMA
Muy buena, muy audaz el niño.
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