Hay personajes ilustres que por motivos difíciles de entender permanecen en los más absolutos olvidos y eso, a pesar de que tuvieron una relevante importancia.
Uno de ellos es: Antonio Valdés y Fernández Bazán, nació en Burgos en 1744 y falleció en Madrid en abril de 1816. Fue un destacado militar y marino español; ostentó el cargo de 4º capitán general de la Real Armada, ministro de Marina, secretario de Estado del despacho universal de Indias; también fue galardonado como caballero de Toison de Oro.
Pero sin duda su momento estelar fue cuando presentó al Rey, en 1785 varios modelos que había diseñado para la bandera de los buques de la armada española y Carlos III, escogió la roja y amarilla que posteriormente fue aceptada como la bandera nacional de España.
Pero si rizamos el rizo podemos pasar de la actual bandera española diseñada por el burgalés a la aportación de la identidad “castellana” en otra bandera nacional; en este caso, la de la II República. Es también curioso, aunque muchos lo desmientan, el motivo del color morado en esa enseña que muy pocos se atreven a contar. Como el argumento de que el mencionado color representaba a Castilla, (error que no tiene ninguna justificación histórica) incluyeron el morado en la tricolor republicana y posteriormente para justificar ese sin sentido, se vieron obligados a dar una serie de explicaciones nada convincentes ya que el único color que representaba a Castilla hubiera sido el rojo carmesí de su estandarte.
¿Cuál fue el verdadero motivo del cambio o confusión? Nos cuentan que un destacado miembro de la II República, cuyo nombre en estos momentos no consigo recordar, visitó nuestra tierra y observó que el pendón castellano era “morado”, no dudando a partir de aquel instante en aceptarlo como el tercer color de la bandera nacional republicana. ¿Qué había ocurrido? que el rojo carmesí de aquel citado pendón, que vio el político republicano aquel día y que le sirvió de ejemplo definitivo, estaba decolorado por las inclemencias del tiempo, del sol etc., y su color original había desaparecido por aquellos motivos climatológicos, quedándose de color de túnica nazarena. Una vez que se dieron cuenta del error optaron, no obstante, por mantenerlo y se inventaron mil y una justificaciones que jamás nadie entendió.
Uno de ellos es: Antonio Valdés y Fernández Bazán, nació en Burgos en 1744 y falleció en Madrid en abril de 1816. Fue un destacado militar y marino español; ostentó el cargo de 4º capitán general de la Real Armada, ministro de Marina, secretario de Estado del despacho universal de Indias; también fue galardonado como caballero de Toison de Oro.
Pero sin duda su momento estelar fue cuando presentó al Rey, en 1785 varios modelos que había diseñado para la bandera de los buques de la armada española y Carlos III, escogió la roja y amarilla que posteriormente fue aceptada como la bandera nacional de España.
Pero si rizamos el rizo podemos pasar de la actual bandera española diseñada por el burgalés a la aportación de la identidad “castellana” en otra bandera nacional; en este caso, la de la II República. Es también curioso, aunque muchos lo desmientan, el motivo del color morado en esa enseña que muy pocos se atreven a contar. Como el argumento de que el mencionado color representaba a Castilla, (error que no tiene ninguna justificación histórica) incluyeron el morado en la tricolor republicana y posteriormente para justificar ese sin sentido, se vieron obligados a dar una serie de explicaciones nada convincentes ya que el único color que representaba a Castilla hubiera sido el rojo carmesí de su estandarte.
¿Cuál fue el verdadero motivo del cambio o confusión? Nos cuentan que un destacado miembro de la II República, cuyo nombre en estos momentos no consigo recordar, visitó nuestra tierra y observó que el pendón castellano era “morado”, no dudando a partir de aquel instante en aceptarlo como el tercer color de la bandera nacional republicana. ¿Qué había ocurrido? que el rojo carmesí de aquel citado pendón, que vio el político republicano aquel día y que le sirvió de ejemplo definitivo, estaba decolorado por las inclemencias del tiempo, del sol etc., y su color original había desaparecido por aquellos motivos climatológicos, quedándose de color de túnica nazarena. Una vez que se dieron cuenta del error optaron, no obstante, por mantenerlo y se inventaron mil y una justificaciones que jamás nadie entendió.
4 comentarios:
Interesante historia. Un saludo
Pues sí, muy interesante.
Vamos no me jodas, me quieres decir que los colores de la bandera de la República son por equivocación de un colega?
Esto no tiene desperdicio...
Emilio
Que historia mas interesante, nos dejas cada vez más perplejos con las entradas mooooola.
ALMA
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