Páginas

jueves, 28 de julio de 2011

La bondad


El mendigo ciego:
—¡Una limosnita, por el amor de Dios!

Pero no es ciego porque ahora ha abierto un ojo.

La señora –enfurecida porque el ciego ve- no le da limosna.
—Me ha pretendido engañar,  ¡miserable!
—Pero, señora, cálmese usted —responde el limosnero—. ¿No es mucho mejor que haya pretendido engañarla que ser ciego verdaderamente?

2 comentarios:

  1. Jooo, hay que ser un pillastre para poder salir de todas, muy bueno, si señor, gracias papi..

    besos

    ALMA

    ResponderEliminar
  2. jajajajjjja, pero se queda sin la limosna, claro.

    ResponderEliminar