martes, 31 de marzo de 2015

La Catedral de Burgos, el monumento más bonito de Castilla y León


La seo burgalesa se impone por un estrecho margen a la de León en la encuesta de un portal de viajes con más de 2.000 internautas

Castilla y León está sin duda entre las Comunidades Autónomas con mayor Patrimonio histórico y cultural de toda la Península. A lo largo de todo el territorio, y en cada capital de provincia, se encuentran monumentos tan emblemáticos como bellos. ¿Pero cuál de estos monumentos es considerado el más bonito por el resto de españoles?
El portal de subastas online Locotravel.com se lo ha preguntado en una encuesta a 2.111 usuarios de Internet.  Entre las opciones de voto, se destacó un monumento por cada provincia. Así, los usuarios tenían que elegir entre la Catedral de Burgos, el Castillo de Coca, la Catedral de San Antolín en Palencia, la muralla de Ávila, la iglesia de San Cebrián de Mazote en Valladolid, la Catedral de Salamanca, la estatua de Viriato en Zamora y el Monasterio de San Juan de Duero en Soria.

Por un estrecho margen (29% de los votos frente a 28%), la Catedral de Burgos consiguió el honorífico título de monumento más bonito de Castilla y León frente a la Catedral de León. Otra Catedral, la de Salamanca, ocupó la tercera plaza del podio (19% de votos). Los restantes seis monumentos apenas consiguieron votos, sumando entre todos 24%.

Tanto la de Burgos, como la de León, están consideradas generalmente entre las Catedrales más bellas del mundo y son un gran foco de atracción para turistas de todo el mundo. La encuesta confirma que estas dos joyas del gótico son uno de los mayores activos de Castilla y León y uno de los máximos exponentes de esta Comunidad Autónoma.
fuente: diario de burgos.




lunes, 23 de marzo de 2015

Himno de Huerta de Arriba (Burgos)



Aquí podéis escuchar el Himno de Huerta de Arriba


La letra:
Mi corazón un piropo, te ofrezco a ti Huerta Arriba.
Te miro poquito a poco y es que eres tan rebonita que voy a volverme loco.
Luciendo tu gran valía, al pie de sierra campiña, te encuentras Huerta de Arriba, y para que no pases penas te guarda tu serranía.
Soy Burgalés, de la tierra más bella del mundo, donde hay chavalas bonitas.
!Ay!, Huerta de Arriba nunca te olvido.
Soy Burgalés y a la entrada del puente Jarrín voy a poner un letrero diciendo: me muero Huerta yo por ti .
Soy Burgalés, de la tierra más bella del mundo, donde hay chavalas bonitas.
!Ay! Huerta de Arriba nunca te olvido.
Soy Burgalés y a la entrada del puente Jarrín voy a poner un letrero diciendo: me muero Huerta yo por ti.


jueves, 19 de marzo de 2015

El CIMBORRIO DE LA CATEDRAL DE BURGOS,



El CIMBORRIO DE LA CATEDRAL DE BURGOS, se ubica en la parte superior de las naves mayor y transversal formando en su parte exterior el crucero. Tiene cincuenta metros de altura desde la base, y cuenta con doble cuerpo de luces y una espectacular bóveda de estrella calada, que permite el paso de la luz cenital.

 Hubo un cimborrio anterior que se destruyó dado que el excesivo peso de la construcción provocó su caída en 1539. Éste, original fue encargado a Juan de Colonia por el obispo Luis Acuña en torno a 1460. Se realiza un nuevo cimborrio sobre diseño de Felipe Bigarny ya en estilo renacentista, aunque con toques goticistas para no desentonar con el resto de la catedral.

Lo construyó Juan de Vallejo entre 1540 y 1568 posiblemente inspirado en el anterior que construyeron Juan y Simón de Colonia que se derrumbó en 1539. Aunque fue construido en pleno renacimiento contiene concesiones y recuerdos del gótico tardío, hábilmente armonizados con el perfil gótico de la Catedral.

Es todo él un prodigio de escultura, tanto en estatuas exentas como en relieve; más de cien estatuas se distribuyen en todo su ámbito exterior e interior. Todo el conjunto se remata con una espectacular bóveda estrellada de doble estructura con forma de estrella de ocho puntas y que entre sus nervios encierra una filigrana totalmente calada. Esta sorprendente y atrevida solución arquitectónica, además de aligerar peso, permite que la luz cenital se filtre con fuerza e ilumine el trabajo escultórico que se desparrama a su alrededor.
De él decía Felipe II, absorto en su contemplación , “que más parecía obra de ángeles que de hombres”

sábado, 14 de marzo de 2015

Leyenda de la calle del Bonetillo - Madrid.



Muy cerca de la calle Mayor, junto a la plaza de Herradores, está la calle del Bonetillo, donde en tiempos de Felipe II vivía Juan Henríquez, un canónigo juerguista, mujeriego y jugador de cartas al que llamaban 'el clérigo' y cuyas correrías nocturnas estaban en boca de todos sus vecinos. Hasta que un día recibió una lección que le cambió la vida para siempre.

Una noche volvía a su casa cuando vio pasar un entierro camino de la iglesia de Santa Cruz. Extrañado porque sobre el ataúd había un bonete (gorro de clérigo con cuatro puntas), preguntó quién era el muerto. “Don Juan Henríquez, el clérigo”, le respondió uno de la comitiva. Preguntó a otro y obtuvo la misma respuesta. Alarmado llegó a su casa y encontró la puerta abierta, su criado no estaba y en el salón encontró una escena que le heló la sangré: una mesa cubierta por una tela negra y en sus esquinas cuatro cirios todavía encendidos. Salió de su casa aterrorizado, pensando que había presenciado su propio entierro, hasta que encontró a un vecino que aseguró que a él le conocía, pero que de su casa habían sacado a un difunto y que oyó decir que era Juan Henríquez, el clérigo.

Al día siguiente descubrió en la iglesia de Santa Cruz que su puesto de canónigo estaba vacante y que estaba inscrito en el libro de entierros. Luego fue detenido y acusado de un delito cometido tiempo atrás. Su casa fue precintada, requisadas sus propiedades y sobre el tejado se levantó un palo con el bonete clavado. Con el tiempo, todos llamaban a la casa ‘la del bonetillo’.

Cuando el clérigo volvió a la Villa y Corte, su vida era bien distinta. Ingresó en una casa de noviciado y más tarde recuperó su antiguo puesto de canónigo.

El cerebro de la trama

Al parecer quien urdió la falsa muerte de Juan Henríquez y le quitó de en medio fue el cardenal Espinosa, ministro de Felipe II e inquisidor general en 1567. El clérigo se había ganado la amistad del joven príncipe Carlos de Austria, hijo del rey Felipe II. El cardenal Espinosa, que sabía de las andanzas nocturnas del clérigo, sospechaba que era un mal consejero del príncipe, quien padecía malformaciones y desequilibrio mental, y que le incitaba a rebelarse contra su padre, por ello le prohibió acercarse al príncipe Carlos. Sin embargo, éste se enteró y amenazó al Cardenal, lo que pudo aguzar su ingenio para separarlos.

Cuando murió, el clérigo fue enterrado en la parroquia de Santa Cruz. Nadie compró la casa, por la leyenda, y pasó a propiedad de la ciudad. Más tarde fue derruida y se abrió allí la pequeña calle  del Bonetillo, entre la Costanilla de Santiago y la calle Escalinata.

En cuanto al joven príncipe, terminó sus días encarcelado en el castillo de Arévalo (Ávila), acusado de apoyar el complot de los rebeldes flamencos contra el rey, y de intentar matar al duque de Alba. Murió en 1568.
Fuente. cosasdelosmadriles

martes, 10 de marzo de 2015

Secretos de la Catedral.



La Catedral de Burgos atesora ocho siglos de historia y arte y miles de personas la disfrutan cada año  pero el turista no llega a todos sus rincones. Algunos, porque son oficinas del Cabildo, salas de reuniones y despachos de trabajo. Y otros porque solo se llega a ellos por unos accesos estrechos y peligrosos que incumplirían cualquier mínima norma de seguridad y evacuación. Solo un ascensor, que seguramente las autoridades de Patrimonio no aceptarían, permitiría habilitar un recorrido hoy por hoy imposible.

Los visitantes se pierden visiones que solo una joya como la seo puede ofrecer: desde la panorámica sobre las calles y plazas del centro histórico hasta las obras de arte escondidas en lugares a los que el ojo humano no alcanza, expuestos solo ante Dios, a quien dedicaron sus esfuerzos los hombres y mujeres que levantaron esta maravilla.

Para subir a la cubierta de la Catedral, se hace a través del usillo que, junto a la puerta de Santa María, asciende por el interior de la torre sur.
330 escalones después nos espera el cielo. Nadie puede llegar más arriba, contemplar la ciudad desde un mirador mejor. Solo  dan envidia las palomas porque ellas pueden subir 3 metros más y posarse si quieren en el pararrayos que corona las agujas de las dos emblemáticas torres.

La primera parada es en la antigua caseta del campanero. Los más veteranos recuerdan que el encargado de tañer esos gigantes metálicos era también zapatero, y que allí en las alturas, en el corazón de la torre, tenía el taller.

El caracol se aprieta a medida que sube, se hace casi imposible en su último tramo, con escalones pequeños, con paredes que agobian hasta alcanzar el campanario. A partir de ahí, una estructura metálica nos deposita en el mirador circular que corona la aguja con las letras ‘SM’, en alusión a Alonso de Santa María, el obispo que inició la construcción de la Catedral.

 Lo que se aparece ante nuestros ojos deja sin palabras. A 80 metros de altura se ve, literalmente, toda la ciudad y muchos kilómetros a su alrededor. Pero sobre todo se aprecia desde su cénit la belleza plateada, ligera y ágil de la Catedral.

El claustro, las capillas, los arbotantes, los pináculos, los ventanales ojivales... Se desata la imaginación sobre cómo pudieron levantar, 5, 6 o 7 siglos atrás, estas estructuras, cómo llegaron las piedras desde la cantera de Hontoria hasta las alturas, cuántos se dejaron la vida y el alma en una empresa que ahora es, con todo merecimiento, Patrimonio de la Humanidad.

El vértigo y las estrecheces de los pasillos aconsejan continuar con el  recorrido y empezamos a caminar por la cubierta. Alguna teja rota nos recuerda que el edificio sobre el que pisamos tiene el peso de la historia sobre sus hombros, pero nadie lo diría a la vista del estado de conservación de la piedra, fruto de la limpieza integral realizada durante los últimos años.

Avanzamos por la nave central hasta la girola, siempre sobre ella. Los ángeles que la custodian parecen desde aquí vigías de un barco enfilado hacia el este, contemplando la vida que se desarrolla a sus pies. Inquietantes gárgolas, retorcidas de tanto padecer los rigores del clima durante siglos, nos observan a la altura de nuestro flequillo rodeadas de figurillas, bestias, cabezas y escudos cuya interpretación seguro merecería más de una tesis doctoral.



jueves, 5 de marzo de 2015

Historia del Atlético de Madrid



El escudo del Atlético de Madrid está dividido en diagonal. En la parte superior figura el oso y el madroño, símbolo de Madrid, enmarcado con banda azul con siete estrellas. En la parte inferior, las franjas verticales rojas y blancas que son los colores del equipo.

 Su primer presidente fue Enrique Allende y su primer secretario Eduardo de Acha,
En 1911 el equipo cambió sus colores, pasando su camiseta a ser rojiblanca, lo que hizo que a sus jugadores se les conociera popularmente como ‘colchoneros’ por la similitud de su indumentaria con las fundas de los colchones de la época

Su primera victoria oficial llegó al derrotar al Madrid en el Campeonato Regional de la Federación Centro, en enero de 1921.

En 1923, el equipo se trasladó Estadio Metropolitano, cerca de la avenida Moncloa. Fue inaugurado el 13 de mayo con un partido ante 25.000 espectadores cuyo saque de honor correspondió al infante don Juan de Borbón.

Tras la Guerra Civil, el equipo se fusionó con el equipo militar de Aviación y surgió el Athletic Aviación, pero por orden federativa tuvo que cambiar su nombre por el de Atlético de Aviación. El Ministerio del Aire acordó el nombre definitivo de Club Atlético de Madrid.

Primeras Ligas
 La historia del club en el campeonato nacional de fútbol arrancó en la década de los 40, con los primeros grandes triunfos: las Ligas 1939-40 y la Liga 1940-41. Al frente del equipo se encontraba Ricardo Zamora, el que fuera legendario portero del Real Madrid y anteriormente del Español y del Barcelona. En esa época, los principales jugadores eran Juncosa, Vidal, Silva, Campos y Escudero que formaron la famosa ‘delantera de seda’. También llegaron los fichajes de Marcel Domingo, Carlsson o Larbi Ben Barek, que formaron un equipo legendario.

Los siguientes títulos ligueros llegaron en las temporadas 1949-50 y1950-51, con Helenio Herrera, que entrenó equipo desde 1949.

Una de las décadas más fructíferas de este club centenario fue la de los años 60. Con José Villalonga como entrenador. El Atlético de Madrid consiguió la primera Copa del Generalísimo (hoy Copa del Rey) en la temporada 1959-60, al imponerse al Real Madrid por 1-3.
En 1962 llegó la primera final internacional disputada por el equipo colchonero y el primer trofeo europeo de su historia. El equipo llegó a la final de la Recopa de Europa ante la Fiorentina de Italia, encuentro disputado en Glasgow (Escocia), que terminó con empate, 1-1. La victoria llegó en Stuttgart (Alemania) al vencer el Atlético a la Fiorentina por 3-0.

En la temporada 1964-1965, el club consiguió la tercera Copa del Generalísimo, y la temporada siguiente, el título de Liga. Era presidente del club don Vicente Calderón, que en 1966 promovió la construcción del estadio que lleva su nombre.

                                                       Estadio Vicente Calderón

La inauguración del Estadio Vicente Calderón fue el 2 de octubre de 1966, a las 12,45 horas, con el partido entre el Atlético de Madrid y el Valencia. Su capacidad entonces era de unos 57.000 espectadores y el terreno de juego tenía 105 x 68 metros. Fue el primer estadio europeo en tener a todos sus espectadores sentados.

Aquel primer partido terminó 1-1. La alineación del equipo madrileño estaba compuesta por Rodri, Colo, Grifa, Rivilla, Glaría, Iglesias, Cardona, Luis, Mendoza, Adelardo y Collar. Por el Valencia, jugaron Pesudo, Tatono, Mestre, Totó, Paquito, Roberto, Claramunt, Waldo, Ansola, Sol y Poli. Arbitró el asturiano Felipe Iglesias.

El presidente Vicente Calderón fue un personaje clave en la historia del Atleti. Nació el 27 de mayo de 1913 en Santander, en una familia humilde. En 1932 se trasladó a Madrid donde alcanzó una buena posición económica. Vicente Calderón presidió el Atleti desde 1964 hasta su muerte en 1987, excepto el periodo 1980-82.
Murió en el Hospital de la Cruz Roja de Madrid, el 24 de marzo de 1987, de un derrame cerebral. Se le hizo un homenaje póstumo el 26 de marzo de 1987 con un partido de Liga entre el Atlético de Madrid y el Real Madrid.

Edad dorada
La de los 70 fue una década que hizo afición rojiblanca. Llegó la sexta victoria en la Liga en la temporada 1969-70, estando al frente del equipo su exjugador, el francés Marcel Domingo, que contaba con una brillante alineación: Rodri, Melo, Ovejero, Eusebio, Calleja, Irureta, Adelardo, Luis Aragonés, Alberto, Ufarte y Gárate.

La cuarta Copa del Generalísimo se logró en 1972 y la séptima Liga en 1973, siendo entrenador el alemán Merkel. En 1974 el equipo disputó la final de la Copa de Europa ante el Bayer de Munich, que resultó campeón. En la temporada 1975-76 el Atleti obtuvo la quinta y última Copa del Generalísimo, y en 1976-77 la octava Liga.

Casi una década después y ya como Copa del Rey, los rojiblancos consiguieron el sexto título, fue en el Bernabéu en 1985. En la temporada 1985/86 el equipo madrileño ganó la Supercopa de España ante el Barcelona.

Tras el fallecimiento de Vicente Calderón, en 1987, fue presidente del Atlético de Madrid  D. Jesús Gil y Gil, que fue alcalde de Marbella. Era la época de Paolo Futre como estrella del equipo.

En 1991 y 1992 los rojiblancos conquistaron, respectivamente, la séptima y octava Copa del Rey. Esta última siendo entrenador Luis Aragonés.

El doblete
Una temporada memorable es la del ‘doblete’ (1995-96) al conquistar por primera vez la Liga y la Copa del Rey. Estaba en el banquillo, Radomir Antic.

Tras esta época gloriosa, el equipo descendió a 2ª División en el año 2000, volviendo a la primera categoría en 2002, con Luis Aragonés como entrenador y con una joven estrella en el equipo, Fernando Torres.

En 2010, con Quique Sánchez Flores en el banquillo, los colchoneros vencieron, con dos goles de Forlán, en la final de la primera edición de UEFA Europa League (antes Copa de la UEFA), en un partido disputado frente al Fulham FC en el Nordbank Arena de Hamburgo. El mismo año, el equipo se alzó con la Supercopa de Europa al vencer al Inter de Milán en Mónaco.

Bajo la dirección del argentino Diego Pablo Simeone, durante la temporada 2012-2013, en Bucarest el Atlético de Madrid y el Athletic de Bilbao disputaron la final de la UEFA Europa League, imponiéndose los madrileños por 3-0. En ese año llegó también la victoria en la final de la Supercopa de Europa contra el Chelsea, y la décima Copa del Rey, tras derrotar por 1-2 al Real Madrid en el estadio Santiago Bernabéu.

La temporada 2013-2014 también fue muy fructífera. Los rojiblancos conquistaron el décimo Campeonato de Liga en su historia, tras empatar en el Camp Nou con el Barcelona (1-1) por un gol del uruguayo Godín, además de ser los subcampeones de Europa, tras la final de la Champions disputada en Lisboa frente al Real Madrid, que obtuvo la victoria por 4-1.

lunes, 2 de marzo de 2015

Museo de la Evolución Humana. Burgos.



El Museo de la Evolución Humana se ubica en el centro de Burgos, en un edificio de nueva planta obra del arquitecto Juan Navarro Baldeweg que ha ideado una caja de luz y de transparencia para albergar un espacio mágico y diáfano que invita a adentrarse en él y a dejarse atrapar por el relato de la evolución humana.
 La colección del museo se estructura en cuatro plantas dedicadas a la Sierra de Atapuerca y la evolución humana; La evolución en términos biológicos; La evolución en términos culturales: hominización y humanización y Los ecosistemas de la evolución.